CAPITULO XVII

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—¿Taehyung?

—Eh, hola, Rose. —Todavía tardó unos segundos en apartar los binoculares y sonreírme

—. Bonita noche para una fiesta. Me quedé mirando los prismáticos.

—¿Qué haces?

—¿Tú qué crees? Estoy espiando a los de la fiesta —me espetó casi con la misma brusquedad que en el pasillo, hasta que me miró a la cara. Debí de parecerle muy desolada, porque me preguntó con mayor suavidad

—: ¿Estás bien?

—Sí, no pasa nada. Soy una pringada, pero estoy bien.

Taehyung se echó a reír.

—Ya he visto que te ha faltado tiempo para irte. ¿Te ha molestado alguien?

—No, la verdad es que no, pero es que estaba un poco... agobiada. Ya sabes lo que me pasa con los extraños.

—Pues has hecho bien, no pegas con ellos.

—No me digas. —Me quedé mirando los prismáticos. Solo alguien con una visión nocturna excelente podía utilizarlos para ver algo, aunque supuse que la luz de la hoguera ayudaría un poco

—. ¿Por qué estás vigilando la fiesta?

—Estoy controlando que nadie se emborrache, se ponga tontorrón o le dé por ir a pasear al bosque

. —¿Es que ahora eres el monitor de pasillo de la señora Bethany o qué?

—Ni de coña. —Lucas bajó los prismáticos. Iba vestido para confundirse con las sombras: pantalones negros y una camiseta de manga larga que hacía resaltar sus brazos y su pecho musculosos. Era más delgado y estaba más fibrado que Balthazar, pero también era más bajo. Había algo casi agresivamente masculino en él

—. Me preguntaba qué narices hacían esos tíos cuando no están metiéndose con los demás, pavoneándose o haciéndole la pelota a alguien.

—Me lanzó una mirada curiosa—. Parece que te gustan.

—¡¿Qué?! Se encogió de hombros.

—Siempre andas con esa gente.

—¡Eso es mentira! Patrice es mi compañera de habitación, por eso paso tiempo con ella, y sus amigos vienen a visitarla cada dos por tres, no puedo ignorarlos. Es decir, hay un par que se salvan, pero a los demás les tengo pavor.

—No se salva ni uno, créeme. Se me ocurrió que podría romper una lanza a favor de Jimin, pero en esos momentos no me apetecía hablar de él. También me di cuenta de que Taehyung me había hecho poner a la defensiva y de que no tenía derecho a hacerlo.

—Un momento, ¿por eso te has mostrado tan frío conmigo? ¿Por qué te comportas como si no nos conociéramos?

—No quería quedarme a ver cómo caías en las garras de esa gente, una chica tan dulce como tú. Sobre todo sin poder hacer nada al respecto.

—Me sorprendió el sentimiento con que lo dijo. Todavía nos separaban unos cuantos metros, pero nunca había tenido la sensación de estar tan cerca de alguien

—. Cuando te vi salir corriendo, comprendí que no todo estaba perdido.

—Créeme, no formo parte de ese grupo —insistí

—. Creo que me invitaron a la fiesta solo para reírse de mí. Únicamente he ido porque, bueno, porque digo yo que tarde o temprano tendré que conocer gente.

Tú eras el único amigo que tenía y creía que te había perdido. Taehyung unió las manos alrededor de uno de los adornos en forma de volutas del cenador y yo hice otro tanto, de modo que quedamos el uno al lado del otro. Nos enroscábamos con las volutas, como la enredadera.

—He herido tus sentimientos, ¿verdad?

—Más o menos —admití con un hilo de voz

—. Es decir... Ya sé que solo hemos hablado una vez... —Pero para ti fue importante.

—Nuestras miradas se encontraron apenas un instante

—. También lo fue para mí, pero no me había dado cuenta de que... Bueno, creía que solo me había pasado a mí. ¿ Taehyung no se había dado cuenta de que a mí también me gustaba él? Nunca en la vida conseguiría comprender a los hombres.

—Pero si me acerqué a hablar contigo el primer día de clase... —Sí, y justo antes de eso andabas paseando y charlando con Patrice Devereaux, que no puede ser más de aquí. Los de su clase y los de la mía... Admitámoslo, no se mezclan.

—Pareció disgustado unos segundos—. Me dijiste que apenas hablabas con extraños, por eso pensé que debíais de ser muy amigas.

—Es mi compañera de cuarto. Más me vale ser capaz de comunicarme con ella si quiero ir tirando.

—Vale, me equivoqué. Lo siento. Tuve la sensación de que no era del todo sincero conmigo, pero Taehyung parecía verdaderamente arrepentido de haber sacado conclusiones precipitadas y con eso me bastaba.

Mi protector no había dejado de preocuparse por mí, aunque yo no lo supiera, y esa certeza me hizo sentir cálidamente reconfortada, como si me hubieran echado un abrigo sobre los hombros para resguardarme del frío. El silencio se instaló entre nosotros, aunque no fue incómodo. A veces encuentras gente con la que puedes estar callada sin tener la sensación de que necesitas rellenar el silencio con charlas insustanciales. Solo me había sentido así de a gusto con un par de personas, en mi pueblo, y siempre había pensado que se necesitaban años para llegar a compartir esa complicidad. Sin embargo, ya me ocurría con Taehyung.

Recordé el descaro de Courtney y decidí que yo también podía ser, como mínimo, la mitad de lanzada que ella. Aunque nunca se me había dado bien entablar conversación, lo intenté:

—¿Te llevas bien con tu compañero de habitación?

—¿Con J-HOPE? — Taehyung esbozó una ligera sonrisa

—. No está mal, como compañero de habitación al menos. Un poco inconsciente. Un payaso. Pero es un tío legal.


MEDIANOCHE |BTS y Tu|Where stories live. Discover now