CAPITULO V

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—Es que también es una especie de secreto. —Sé guardar secretos. Es decir, tú vas a mantener en secreto este asunto por mí, ¿no? Me refiero a lo de salir corriendo y morirme de miedo...

—No se lo contaré a nadie. —Al cabo de unos segundos de vacilación, Taehyung acabó sincerándose

—. Hace unos ciento cincuenta años un antepasado mío intentó entrar en el internado. Podría decirse que suspendió. — Taehyung se echó a reír, y fue como si la luz del sol hubiera irrumpido entre los árboles—.

Por eso depende de mí «limpiar el honor de la familia». —No es justo. No deberías tener que tomar todas tus decisiones en función de lo que él hiciera o dejara de hacer.

—No todas, me dejan elegir los calcetines. Sonreí cuando se subió la pernera para enseñarme el calcetín a rombos que asomaba por encima de la pesada bota negra.

—¿Por qué suspendieron a tu retatara lo que sea? Taehyung sacudió la cabeza tristemente. —Se batió en duelo la primera semana.

—¿Un duelo? Venga, ¿alguien insultó su honor? —Intenté recordar lo que había aprendido sobre los duelos en las novelas y las películas románticas. Lo que estaba claro es que la historia de Taehyung era definitivamente mucho más interesante que la mía

—. ¿O fue por una chica? —Pues tendría que haber aprovechado muy bien el tiempo para conocer a una chica en los primeros días de escuela.

Taehyung se detuvo, como si acabara de darse cuenta de que era el primer día de clase y él ya había conocido a una. Sentí un impulso, como si algo tirara físicamente de mí hacia él, pero en ese momento Taehyung volvió la cabeza y clavó la mirada en las torres de Medianoche, que se veían entre las ramas de los pinos. F

ue como si el edificio lo hubiera ofendido.

—Pudo haber sido por cualquier cosa. Entonces se batían en duelo a la mínima de cambio. Según la leyenda familiar, empezó el otro tipo, aunque la verdad es que da igual. Lo que importa es que sobrevivió, pero no sin antes romper una de las vidrieras del vestíbulo.

—Ah, claro, hay una con cristales transparentes y no sabía por qué. —Ahora ya lo sabes.

Desde entonces, Medianoche le cerró las puertas a mí familia.

—Hasta ahora. —Hasta ahora —convino—.

Y no me importa. Creo que aquí aprenderé muchas cosas, pero eso no significa que me tenga que gustar lo que veo.

—Pues yo no estoy segura de que me guste nada —le confesé.

«Salvo tú», añadió una vocecilla interior, que se había envalentonado de repente.

Fue como si Taehyung pudiera oír esa voz, porque hubo algo perturbador en el modo en que se volvió para mirarme.

Debería parecer el típico chico estadounidense, con esos rasgos tan marcados y el uniforme del colegio, pero no era así. Durante mi huida y en los momentos posteriores, cuando él creía que estábamos intentando salvar la vida, había percibido algo salvaje acechando bajo esa fachada.

—Me gustan las gárgolas, la montaña y el aire puro. Eso es todo.

—¿Te gustan las gárgolas?

—Me gusta que los monstruos sean más pequeños que yo.

—No me lo había planteado nunca de ese modo. Habíamos llegado al linde de los prados.

El sol brillaba con fuerza y tuve la sensación de que la escuela despertaba y se preparaba para recibir a los alumnos y engullirlos a través de la abovedada entrada de piedra.

—Le tengo pavor —confesé. —Todavía no es demasiado tarde para salir corriendo, TN_—dijo con toda tranquilidad.

—No quiero salir corriendo, pero tampoco quiero estar rodeada de extraños. Cuando estoy con gente que no conozco soy incapaz de hablar, de actuar con normalidad o de ser yo misma... ¿Por qué sonríes?

—Pues a mí me parece que no has tenido muchos problemas para hablar conmigo. Parpadeé, sorprendida. Taehyung tenía razón.

¿Cómo era posible?

—Contigo... Supongo que... Creo que me asustaste tanto que se me pasó el miedo de golpe —balbucí.

—Eh, pues si funciona.

—Sí.

—Sin embargo, tuve la sensación de que había algo más. Los extraños seguían dándome pánico, pero él no era un extraño. Había dejado de serlo en cuanto comprendí que había intentado salvarme la vida. Tenía la sensación de conocer a Taehyung desde siempre, como si hubiera estado esperando su llegada durante años

—. Debo volver antes de que mis padres se den cuenta de que no estoy.

—No dejes que te sermoneen.

—No lo harán. Taehyung no parecía tan seguro, pero asintió y se alejó. Se perdió entre las sombras mientras yo entraba en un cerco de luz.

—Nos vemos por aquí. Levanté la mano para decirle adiós, pero Taehyung ya se había ido. Había desaparecido sigilosamente en el bosque.


MEDIANOCHE |BTS y Tu|Where stories live. Discover now