Capitulo IV

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—Hola. —Me resultaba extraño presentarme a alguien a quien cinco minutos antes creía decidido a matarme

—.TN_ TA_. —El corazón te va a mil por hora —murmuró Taehyung. Volvió a mirarme con ojos inquisidores y me puse nerviosa, aunque por motivos distintos

—. Vale, si no corrías porque te perseguía alguien, entonces ¿por qué corrías de esa manera? Porque a mí no me pareció que estuvieras haciendo footing precisamente. Le habría mentido si se me hubiera ocurrido alguna excusa creíble, pero no fue así.

—He madrugado para... Bueno, para escaparme.

—¿Tus padres no te tratan bien? ¿Te pegan?

—¡No! No es eso. —Me sentí muy ofendida, pero comprendí que era lógico que Taehyung dedujera algo por el estilo. ¿Por qué si no alguien en su sano juicio iba a adentrarse en el bosque antes de que saliera el sol y echar a correr como si le fuera la vida en ello? Acabábamos de conocernos, así que Taehyung tal vez asumía que estaba tratando con una persona cuerda. Decidí no mencionarle lo de la pesadilla recurrente, no fuera que eso acabara de inclinar la balanza hacia «chiflada»—. Es que no quiero ir a esa escuela. Me gustaba la de mi pueblo y, además, la Academia Medianoche es... Es tan... —Pone los pelos de punta.

—Eso. — ¿Adónde ibas? ¿Has encontrado trabajo en alguna parte o algo así? Estaba sonrojada y no solo por el esfuerzo físico de la carrera.

—Ah, no. En realidad no me escapaba de verdad, solo estaba llevando a cabo una... declaración de principios. O algo así. Pensé que si hacía una cosa por el estilo, mis padres por fin comprenderían lo mucho que detesto estar aquí y tal vez nos iríamos.

Taehyung me miró incrédulo y luego sonrió. Su sonrisa transformó la extraña energía que se había ido acumulando en mi interior y transformó el miedo en curiosidad, incluso en excitación.

—Como yo con el tirachinas.

—¿Qué? —Cuando tenía cinco años, pensaba que mis padres estaban siendo injustos conmigo y decidí irme de casa. Me llevé el tirachinas porque ya era todo un machote, ya me entiendes, y podía cuidar de mí mismo. Creo que también me llevé una linterna y un paquete de Oreos. A pesar del aturdimiento, se me escapó una sonrisa.

—Creo que ibas mejor preparado que yo. —Salí muy digno de la casa en que vivíamos y llegué hasta... el final del patio trasero, así que decidí resistir desde allí mismo. Me quedé fuera todo el día, hasta que empezó a llover. No se me había ocurrido coger un paraguas.

—Un plan estupendo. —Suspiré. —Lo sé, es patético.

Volví a entrar en casa, empapado y con dolor de estómago después de zamparme como unas veinte Oreos, y mi madre, una señora muy inteligente aunque me saque de quicio, fingió que no había ocurrido nada.

— Taehyung se encogió de hombros—. Lo mismo que harán tus padres. Lo sabes, ¿no? —Ahora sí.

Estaba tan decepcionada que se me hizo un nudo en la garganta. En realidad había sabido desde el principio cómo iba a terminar aquello, pero no podía quedarme de brazos cruzados; tal vez solo lo había hecho para que quedara patente mi frustración antes que para enviar un mensaje a mis padres. En ese momento Taehyung me hizo una pregunta que me dejó descolocada:

—¿Quieres irte de aquí de verdad?

—¿Te refieres a... huir? ¿A escaparme de verdad? Taehyung asintió, y parecía que lo decía muy en serio. Aunque no podía ser. Seguro que me lo había preguntado para devolverme a la realidad.

—No, no quiero —admití al final—. Volveré y me prepararé para ir al colé como una niña buena. Otra vez esa sonrisa.

—Nadie te obliga a comportarte como una niña buena. Su modo de decirlo me reconfortó.

—Es que... La Academia Medianoche... No sé si voy a saber encajar en este lugar.

—Yo no me preocuparía por eso. Puede que no sea tan malo no acabar de encajar en este lugar. Me miró fijamente, muy serio, como si supiera de otro lugar en que pudiera encajar mejor. O de veras le gustaba o me lo estaba imaginando porque quería gustarle. La prácticamente nula experiencia sobre el tema me impidió saberlo.

Me puse en pie a toda prisa. —¿Y que hacías tú cuando me viste? —le pregunté, mientras él también se ponía en pie.

—Ya te lo he dicho, creía que necesitabas ayuda. Por aquí corre gente un poco chunga. No todo el mundo sabe controlarse.

—Se sacudió unas cuantas agujas de pino del jersey

—. No debería haberme precipitado en sacar conclusiones, pero me pudo el instinto. Lo siento.

—No pasa nada, de verdad. Ya sé que querías ayudarme. Me refería a que qué hacías antes de verme. La presentación no empieza hasta dentro de unas horas y es muy temprano. Les dijeron a los alumnos que llegaran sobre las diez.

—Nunca se me ha dado bien seguir las normas. Aquello empezaba a parecerme interesante.

—Entonces... ¿Eres una persona madrugadora, de esas que se levantan de un salto por las mañanas?

—Ni por asomo, todavía no me he acostado.

—Tenía una sonrisa cautivadora y ya me había dado cuenta de que sabía cómo utilizarla. Y no me importaba—. De todos modos, mi madre no podía acompañarme.

Está fuera, podríamos decir que de viaje de negocios. Cogí el tren nocturno y decidí llegar a pie, para saber qué terreno pisaba y... rescatar damiselas en apuros. Al recordar a qué velocidad había corrido tras de mí y comprender que lo había hecho para salvarme la vida, el enfoque del recuerdo cambió por completo: todos mis miedos se desvanecieron y sonreí.

—¿Por qué vienes a Medianoche? A mí me toca pringar por mis padres, pero seguramente tú podrías ir a cualquier otro sitio. A uno mejor. Como... no sé, cualquiera. Taehyung no pareció saber qué responder. Iba apartando las ramas mientras nos abríamos camino por el bosque para que no me dieran en la cara. Nunca antes me habían despejado el paso

—Es una historia muy larga.

—No tengo prisa por volver. Además, aún quedan cuatro horas hasta la presentación.

Taehyung inclinó la cabeza, pero no apartó la mirada de mí. Había algo indudablemente seductor en ese movimiento, aunque no estaba segura de que él pretendiera producir ese efecto. Tenía un color de ojos casi idéntico al de la hiedra que crecía en las torres de Medianoche.

MEDIANOCHE |BTS y Tu|Where stories live. Discover now