CAPITULO IX

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Abrí la puerta y descubrí, con el alma en los pies, que el nombre de mi compañera le iba como anillo al dedo. No era ninguna marginada.

En realidad era la mismísima personificación del prototipo Medianoche. El cutis de Patrice tenía la tonalidad de un río al amanecer, una piel exquisitamente tostada y suave, y llevaba el cabello rizado recogido en un moño flojo que dejaba a la vista sus pendientes de perla y un esbelto cuello.

Estaba sentada delante del tocador y me miró mientras ordenaba cuidadosamente sus botes de laca de uñas.

—Así que tú eres TN_ —dijo. Ni apretones de manos, ni abrazos, solo el tintineo de los botes de laca de uñas contra el tocador: rosa pálido, coral, melón, blanco

—. No eres como esperaba. Miles de gracias.

—Lo mismo digo. Patrice ladeó la cabeza y me escudriñó con la mirada. Me pregunté si ya nos odiábamos.

Alzó una mano con una manicura perfecta y empezó a dejar claros varios puntos contando con los dedos.

—Puedes ponerte mi perfume, pero no las joyas ni la ropa.

—No mencionó el caso contrario, pero era bastante evidente que en la vida se le pasaría por la cabeza

—. En principio estudiaré casi siempre en la biblioteca, pero si quieres trabajar aquí, dímelo y hablaré con mis amigas en otro lugar. Si me ayudas en las asignaturas que se te den bien, haré lo mismo por mi parte. Estoy segura de que ambas podemos aprender muchas cosas la una de la otra.

¿Alguna objeción?

—Todo perfecto.

—De acuerdo. Nos llevaremos bien. Creo que me habría dejado mucho más patidifusa si Patrice hubiera fingido una falsa amistad de buenas a primeras.

Por decirlo finamente, me quedó bastante claro que a Patrice no le gustaba andarse por las ramas.

—Me alegro —dije—. Sé que somos... diferentes. Ni siquiera se molestó en protestar.

—Tus padres son profesores de la escuela, ¿no?

—Sí, ya veo que las noticias vuelan.

—Te irá bien. Cuidarán de ti. Intenté agradecérselo con una sonrisa, rezando para que tuviera razón.

—¿Ya has estado antes en Medianoche?

—No, es la primera vez —contestó Patrice, como si cambiar por completo de vida fuera para ella tan sencillo como calzarse un par de zapatos de diseño recién comprados

—. Es preciosa, ¿no crees? Me guardé mi opinión sobre el estilo arquitectónico del edificio.

—Pero has dicho que tenías amigas aquí.

—Sí, claro.

—Su sonrisa era tan etérea como todo lo relacionado con ella, desde el brillo amelocotonado de sus labios hasta el perfume y los botes de laca de uñas cuidadosamente ordenados en el tocador

—. Courtney y yo nos conocimos en Suiza el invierno pasado. Con Vidette hice amistad cuando estuve en París. Y Genevieve y yo pasamos un verano juntas en el Caribe. ¿Fue en Santo Tomás? Igual fue en Jamaica. No lo recuerdo bien. Mi pueblo de mala muerte me pareció más soso que nunca.

—Ah, entonces vosotros... soléis moveros en los mismos círculos.

—Más o menos.

—Un poco tarde, Patrice pareció darse cuenta de lo incómoda que me sentía

MEDIANOCHE |BTS y Tu|Where stories live. Discover now