Capítulo 12

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Ese día hablamos mucho y, como no nos apetecía salir (sobretodo a los que estaban de resaca), nos quedamos en casa viendo películas.

Hoy ya es día 6. Hugo ha seguido mandándome mensajes a pesar de que le he dicho mil veces que no quiero volver con él, así que lo he bloqueado en WhatsApp. Mandy ha vuelto a quedar con Marc, con el que al parecer tiene un lío. A mí me ha llamado Isa esta mañana para quedar con Nat e ir a la playa a ver a Alex y Axl jugar.

No sé por qué, pero es como si por primera vez me fijara de verdad en Axl. ¿Siempre ha tenido ese pelazo oscuro despeinado de una manera que parece que acabe de levantarse pero que no significa que esté mal? ¿Siempre ha tenido esos ojazos? ¿Siempre ha tenido esos brazos fuertes y esos abdominales marcados? ¿Siempre ha tenido ese culo respingón?

En el partido juegan ellos dos con dos chicas más contra un equipo de cuatro (dos chicos y dos chicas también).

Seguimos mirando el partido y, cuando acaba, Alex se va a hablar con una chica del equipo contrario y una de las chicas de su equipo se acerca a Axl y lo abraza.

—¡Hemos ganado! ¿Vamos al chiringuito a celebrarlo? Te invito a algo—propone coqueta.
Axl, con su habitual delicadeza, se la saca de encima y le suelta un "no, gracias" que la deja confusa. No sé por qué me ha alegrado tanto.

Axl se acerca donde estoy yo y coge la mochila de Alex, que está a mi lado. Me da un asentimiento de cabeza como saludo (Modo Borde otra vez) y saca la botella de agua vacía.

—¡¿Te la has bebido toda?!—le grita a Alex, pero éste está muy ocupado hablando con la chica. Suelta un gruñido, se pone su camiseta y coge su mochila dispuesto a irse. Lo hace todo de mala gana.

—¡Espera, Axl!—Isa viene corriendo hacia nosotros—. ¿Vas a comprar agua?

—No me queda otra.

—¿Entonces podrías traerme dos latas de CocaCola, una botella de agua y una bolsa de patatas?—pide dándole el dinero, pero Axl no lo coge.

—No.

—Eres un cabrón—gruñe.

—Ve tú.

—¡No puedo! Ahora Nat y yo vamos a jugar. ¡Olivia! ¿Puedes ir tú? ¿Por favor? Te doy dinero para que te compres algo de comer—Asiento con la cabeza (hombre, si me regalas comida...), cojo el dinero y alcanzo a Axl, que ya va en dirección al supermercado más cercano.

Caminamos juntos en silencio y, al llegar, cada uno va a por sus cosas. Salimos juntos y pasamos por delante de las tiendas en dirección a la playa.

—¡No puede ser!—grito.

—¿Qué pasa?—pregunta exaltado.

—¡Mira!—señalo el escaparate de la librería—. ¡Es el segundo de Millennium! ¿Te acuerdas? El que leímos en el cumple de Isa.

—Ah, sí. ¿Ya te lo has acabado?—pregunta frunciendo el ceño.

—Sí—¿Por qué sorprende tanto que me acabe un libro en dos días?—. Espérame aquí, no tardo nada.

Entro en la librería como un rayo y me gasto lo que me queda de paga sin dudarlo en ese libro. Salgo de la librería más feliz que cuando me compré el primero.

—Deja de sonreír así. Das miedo—dice cuando nos ponemos a caminar otra vez.

—¿Cómo? ¿Así?—pregunto poniéndole mi cara delante y sonriendo de oreja a oreja como antes, pero más forzado, para que sea cómico.

—Sí, así—Intenta parecer serio, pero se le escapa una carcajada. Yo también me río y seguimos caminando.

Abro el libro y lo huelo. Mmm, este olor es mi droga.

—¿Estás oliendo las páginas?

—¡Sí! Huelen genial. Mira—Le acerco el libro a la cara y él lo huele.

—Bueno, huele normal.

—Cállate—Cojo el libro de vuelta y sigo oliéndolo.

—¡Cuidado!

Todo pasa muy rápido. Miro adelante y veo que viene una bici. Axl me empuja a la izquierda con fuerza mientras se aparta para esquivar la bici, que pasa de largo. Me ha empujado con tanta fuerza que el libro, que ni lo estaba sujetando bien, ha salido volando hacia la carretera.

—¡Mi libro!—grito. Estoy dispuesta a ir a recogerlo cuando un coche pasa por encima. Y luego otro. Y otro. Yo me quedo allí, parada como una estatua y sin rastro de la alegría que sentía segundos antes.

—Vaya—Es lo único que logra decir Axl.

Lo miro furiosa. La verdad es que no sé si odiarle o amarle. Me ha empujado para que no me atropelle una bici, eso está bien. Pero también ha sido por el empujón que mi libro ha sido asesinado.

—¿Estás llorando?—pregunta. Tiene los ojos abiertos de par en par, como si no creyera lo que está viendo.

—¡SÍ!—le grito—. ¡Mi libro se ha ido a la mierda!—Y si antes intentaba no sollozar, ya no puedo aguantarlo más y lo suelto todo. Lloro y moqueo a más no poder. Me tapo la cara para que no me vea y me voy corriendo dejando la bolsa con las cosas de Isa.

Paro cuando llego a un parque. No hay mucha gente, así que mejor para mí. Hay dos bancos y están ocupados, así que me siento bajo el árbol que está más alejado para que la gente no me vea llorar. Puede que sea una tontería, pero ahora tendré que esperar a cobrar para poder comprarme el libro otra vez.

Me quedo allí un buen rato intentando calmarme.

—Olivia—Levanto la mirada y me encuentro a Axl. Lo fulmino con la mirada y me levanto para irme, pero él me detiene—. ¿Podrías dejar de comportarte como una niñata? ¡Solo es un libro!

—¿Solo un libro? ¡Cállate! El primero tuvo un final muy malo—Ya estoy llorando otra vez y sollozando. Joder—. Lisbeth quiere a Mikael, pero al final él sale con Erika y son amigos con derecho y... y van a hacerlo, pero ella los ve y... claro, le jode. Y se acaba y ahora yo... yo iba a saber qué iba a pasar, pero... ¡pero ya no lo tengo! ¡Y no me queda dinero para comprarme otro!

Sigo sollozando sin parar mientras él me mira sin poder creérselo.

—Olivia—Me seco las lágrimas con la mano.

—Déjalo. Lo siento. No ha sido culpa tuya. Una bici iba a atropellarme. De hecho, gracias.

—Olivia.

Le miro y él me entrega una bolsa. Grito de alegría y río cuando veo que es el libro. No puedo parar de reír. Lo abro para olerlo y oigo a Axl reírse. Sin siquiera pensarlo, me abalanzo sobre él y lo abrazo.

—Gracias—le susurro en el oído. Él se queda tenso y ni siquiera me devuelve el abrazo, pero me da igual. Me siento debajo del árbol y abro el libro para empezar a leérlo.

—Espera—Axl se sienta a mi lado—. En voz alta.

Sonrío y empiezo a leer en voz alta.

No voy a mentir, me encantan estos momentos.

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