Capítulo 8

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Puedo asegurar con una convicción del 99,9% que está sonriendo. No solo sonriendo (una sonrisa increíble, por cierto. De lado y avergonzada y divertida al mismo tiempo), sino que podría jurar aquí mismo que se está aguantando una carcajada. Además, al mismo tiempo, se toca el pelo y se lo peina hacia atrás, lo que solo lo hace más sexy.

Espera, ¿yo he pensado realmente eso? ¿He pensado que Axl es sexy? ¡Dios, me han hackeado la mente! ¡Alguien controla mis pensamientos! Nah, Olivia, deja de ser infantil.

Me obligo a reaccionar porque me he quedado empanada mirándolo. Él no ha apartado la mirada de mis ojos y eso solo me hace querer perderme en esos ojos oscuros, en los cuales me fijo por primera vez desde que le conozco. Tienen una perfecta forma de almendra, unas pestañas que no tienen nada que envidiar de las postizas y un tono de marrón muy oscuro, prácticamente negro, que hace más profunda su mirada. Como si fuera un pozo sin fondo.

Reuniendo toda mi fuerza de voluntad, logro volver en mí.

—Em, sí, ya...—coincido apartando la mirada de sus ojos, sino no habría sido capaz de abrir la boca—. Yo... lo siento de verdad. Voy a barrer lo del suelo.

Me levanto, voy a por la escoba, barro rápidamente bajo la atenta mirada de Axl (¿por qué coño tiene que estar mirándome? ¿Por qué no hace como un tío normal y se pone a ver porno?), la guardo y vuelvo a su lado.

—Bueno, ¿seguimos con la peli?—Estoy nerviosísima. Sus ojos son demasiado. ¡Ni siquiera debería ser legal! Aunque claro, puestos a ilegalizar algo, mejor ilegalizar su sonrisa. Casi muero al verla.

—Te da mucho miedo, ¿verdad?—Axl tiene el ceño fruncido y está serio.

—¿Qué? No, no... Qué va, no es para tanto. ¿A quién le asustaría que un payaso le cortase la cabeza con una motosierra a una psicópata asesina-niños?—Suelto una risita nerviosa—. A mí no, desde luego—Otra risita—. Para nada.

Creo que le gusta torturarme, porque vuelve a sonreír. ¡PARA DE HACER ESO DE UNA PUTA VEZ, COÑO!

—Vale, pero yo sí que estoy algo asustado. ¿Podemos ver otra peli?

Ay. Dios. Mío.

¡Pero qué mono, por favor! ¡Finge que está asustado porque me da miedo la peli y soy demasiado orgullosa para admitirlo! ¡Es adorable!

¿Axl? ¿Adorable? ¿Qué coño está pasando aquí?

Este chico es bipolar. En serio, debe de tener algún trastorno porque esto no es normal. Cuando llega a la fiesta es tan borde como siempre, en la discoteca es más majo, en la calle vuelve a ser borde, sigue borde en casa y ahora es majo otra vez. ¡¿CUÁL ES SU PUTO PROBLEMA?! ¡Así es imposible asignarle una personalidad! ¡No puedo seguirlo!

—Bueno, claro, no me importa, si tienes miedo...—suelto sin mirarle a los ojos.

—Vale, voy a poner otra peli. Haz más palomitas y si me las vuelves a tirar encima verás lo que es sentir verdadero pánico, ¿estamos?

Borde otra vez, ¿veis? ¡Así es imposible!

Me levanto, hago más palomitas y vuelvo a su lado. Ha puesto Dos rubias de pelo en pecho. ¡Cómo me encanta esa peli! La he visto mil veces y sigo riéndome como la primera.
No me sorprende que Axl no se parta el culo como yo con la peli (ya ha vuelto al Modo Borde) pero sí que se ría a carcajadas en determinadas escenas.

En la parte en la que cantan A Thousand Miles juntas, la canto con ellas, pero la escena es corta. Aún así la canto mirándole y él se ríe sin parar. Creo que la escena le causa vergüenza ajena, porque aparta la mirada mientras se ríe. Sin embargo, nada supera cuando la vuelvo a cantar en la escena en la que el tío la está llevando a una cita. En esa escena sale casi toda la canción y yo me la sé, así que la canto entera y con emoción. Axl se ríe a más no poder (muchísimo más que la vez anterior) y le salen lágrimas de los ojos. Además, coge el móvil y me graba desde su instastory, aunque se oyen más sus carcajadas que la canción. Me sorprende encontrarme dándome cuenta de lo mucho que me gusta verle reír y de lo mucho que me afecta saber que yo he provocado esa risa.

Cabe destacar que, en esa escena, estamos bastante juntos. Ya no me echa de un empujón cuando me acerco para intentar ver la peli. Ya no le molesta mi cercanía, al parecer. Aunque claro, es Axl. No le molesta POR AHORA.

Sin esperármelo, hacia el final de la peli, Axl coge el bol de palomitas y lo vuelca sobre mi cabeza. Acabo con palomitas en el pelo, hombros, piernas, tetas, ¡por todas partes!

—¡¿A qué cojones ha venido eso?!-le grito en un susurro. Si grito otra vez estoy casi segura que Ariel se despertará. Aunque es raro que ya no se haya despertado con lo fuerte que reímos.

—La venganza es un plato que se sirve frío, chillona—¡Y encima me llama chillona!—. Eh, pero no te preocupes, yo lo limpio—Empieza a comerse las palomitas del pelo y luego las de los hombros. Para entonces ya estoy riendo. Me está vacilando, pero no me molesta—. ¿Sabes?, no creo que sea bien visto a los ojos de los demás que también coja esas, así que voy a pasar—Suelto una carcajada al ver que "esas" son las de las tetas. Así que mientras se come la de las piernas, yo me como la de mis propias tetas. Luego nos peleamos para comer las del sofá y él barre el suelo.

No sé qué coño ha pasado, pero vuelve al Modo Majo. Este chico es confuso.

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