Prefacio

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—Olivia—Se acerca a mí, está por besarme—. ¡Olivia!—Su aliento huele a menta. Sus labios carnosos están a punto de tocar los míos. Siento su respiración acelerada—. ¡O-LI-VIA!—Me despierto de golpe ante el rugido que me ha lanzado mi madre—. ¡Levántate de una vez si no quieres llegar tarde!—Se va a paso firme de mi cuarto. Joder, sigue enfadada.

Me levanto a duras penas de la cama y empiezo la rutina de la que me he librado tres meses. Qué mierda. Ya empiezan las clases otra vez. Se me ha pasado el verano volando.

Sonrío inconscientemente al recordarlo y, mientras me cepillo los dientes, me pongo a reflexionar y me pregunto si ha valido la pena. ¿Realmente ha valido la pena todo lo que he hecho este verano teniendo en cuenta que estoy castigada hasta que vaya a la universidad, que mi madre está enfadada y decepcionada conmigo y que mi padre está de un humor de perros que tiene pinta que va a durar gran parte del invierno? ¿Ha valido la pena?

Sonrío de nuevo sin poder controlarlo.

Pues claro que sí.

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