Capítulo 11

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A la mañana siguiente yo soy la primera en despertarse. Los demás ya han llegado. Ninguno se ha molestado en cambiarse o quitarse el maquillaje, se han tumbado en la cama tal cual.

Mandy duerme abrazadita a Marc (puaj); Nat, Isa y Carol (por este orden) duermen juntas haciendo el trenecito; Cole tiene a Kat pegada a su pecho haciendo la cucharita. Él le mete la mano por debajo de la camiseta y le aprieta los pechos, pero Kat ni se mueve. Alex duerme abrazado a una almohada y Axl está bocarriba roncando como un tronco. No sé cómo no ha causado ya un terremoto.

Estoy por levantarme cuando la veo. Una araña. Enorme. En nuestra cama improvisada. Le tengo pánico y ella lo sabe. Me lanza esa mirada de "las vas a pasar putas, niña".

Yo me quedo muy quieta y la araña camina por las mantas hacia mi izquierda. Pasa sin acercarse mucho por Cole y Kat, pasa al lado de Alex y la pierdo de vista cuando desaparece por donde está Axl. Me levanto sin hacer ruido y voy de puntitas hacia Axl. La araña está pegada a su oreja pero él ni se ha enterado. Las picaduras de araña son una putada y, aunque Axl a veces se lo merezca por condenadamente bipolar y borde, yo lo salvaré. Porque soy así. En un acto desinteresado. ¡Ja! Sí, hombre. Me encargaré de recordarle el resto de su vida que la chillona le salvó el culo.

Busco alguna chancla por el suelo, pero solo me encuntro zapatos de tacón. Cojo uno cualquiera (negro, menuda novedad) y apunto con la suela a la araña. Pero no la mato. Y es que, vale que me dan asco y miedo, ¡pero pobrecilla! En realidad no me ha hecho nada y yo solo asesino a moscas (por pesadas y guarras, que se creen que pueden tocar mierda y luego tocarme el brazo. ¡Ja!).

Me decido a coger un vaso para capturarla y lanzarla al jardín, pero justo entonces se le ocurre al calloso despertarse. Imaginaos la escena: yo muy pegada a él, a su lado, con un zapato de tacón en la mano apuntando al lado de su cabeza, pero que fácilmente podría ir a su cara.

—¡¿Qué coño haces?!-grita.

Le tapo la boca inmediatamente. Alex se remueve un poco, pero acaba abrazando aún más fuerte a la almohada sin despertarse.

Hago una mueca de asco cuando siento que Axl me está chupando la mano para que la quite de su boca.

—¡Qué puto asco!—susurro secando la mano mojada en su camiseta.

—¿Se puede saber qué coño haces?—susurra—. ¿Pretendías matarme? ¿Mientras dormía? Eso es jugar muy sucio.

—Cállate, gilipollas. Es que hay una araña...—Un momento—. ¡Mierda!—Esta vez es él el que me tapa la boca con la mano.

—Sé que te cuesta, ¿pero podrías intentar mo chillar? Alex tiene el sueño ligero—susurra. Para vengarme le chupo la mano, pero a mí no me sale bien. Sus callos me raspan la lengua y solo consigo que se ría de mí.

—Escucha—empiezo a explicar cuando saca la mano de mi boca—, tenías una araña enorme al lado de tu oreja. Iba a matarla y a salvarte la vida para recordártelo siempre, pero me dio penita, así que iba a coger un vaso para capturarla y luego dejarla en libertad pero te despertaste y ahora ya no está—Tomo una bocanada de aire. Lo he dicho todo muy rápido.

—¿Te dan miedo las arañas?—pregunta riendo. Le doy una hostia en el hombro.

—¿En serio? ¿Eso es lo único que has sacado de la historia? ¡Hay una araña enorme suelta por la casa que quiere picar a nuestros amigos! Ayúdame a buscarla.

—Sí, hombre—El muy vago vuelve a tumbarse. Le quito la manta de un tirón.

—Por favor—suplico haciendo un puchero.

Bufa y acaba por levantarse, aunque de mala gana. Nos ponemos a buscar la araña de puntitas.

—¡La tengo!—susurra Axl. La araña está al lado de Carol, muy cerca de su cuello. Bueno, pero si es Carol...

—¿Y si la dejamos ahí? Las arañas también necesitan divertirse. Y no parece tan mala—Axl se ríe.

—Deja de hacer el tonto y ve a por un vaso.

Cojo el vaso y se lo doy a Axl, que atrapa a la araña.

—¡Bien!

Tapa la parte abierta del vaso con la mano y la suelta por la ventana.

—Al final quien te ha salvado la vida he sido yo—se burla.

—Joder, no va a haber Dios que te aguante ahora.

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