Capítulo 10

36 3 0
                                    

Frío. Tengo frío. Mucho frío. ¿Por qué hace tanto frío en julio? Mierda, sí que hace frío...

Abro los ojos de golpe. Primero no sé dónde estoy, pero luego reconozco el salón de Isa. Miro al lado y veo la razón por la que me estoy congelando: el capullo de Axl me ha robado la sábana.

Se la arranco de un tirón y me cubro otra vez. No pasan ni cinco minutos cuando siento un tirón en la sábana. La agarro con fuerza para que no se la lleve.

—Olivia, Olivia—me llama. Creo que es la primera vez que me llama por mi nombre. O me llama chillona o solo dice "eh"—. Chillona—Ya estaba tardando—, tengo frío.

-Coge tu propia manta, cabrón. He estado a punto de morirme por tu puta culpa, que me has robado la sábana. Te dije que tendrías frío con el aire—Creo que nunca he hablado tan despacio. Estoy tan cansada...

—Vale, voy a apagar el aire.

—Te juro que como apagues el aire te meto el mando por el culo—gruño—. No seas vago y ve a por una sábana.

—No quiero levantarme ahora—se queja—. Compártela.

—Los cojones.

—Venga, tengo frío. Por favor—Bufo irritada y le cedo un poco de manta—. Mido más de treinta centímetros, ¿sabes? No me tapa nada.

—Porque estás muy lejos, gilipollas. Acércate.

—Chillona, no voy a dormir contigo—sentencia después de una pausa.

—Nadie te ha pedido eso, egocéntrico de mierda. O te acercas o no hay manta—Abro los ojos por primera vez en la discusión y lo miro. Suspira y se acopla justo delante de mí tapándose con la manta. Siento su calor corporal peligrosamente cerca. Cierro los ojos con fuerza y trato de ignorarlo ese puto hormigueo.

—Eh—Si no estuviese tan cansada ya le habría apuñalado.

—Qué. Coño. Quieres—gruño marcando cada palabra.

—Malhablada.

—Que te follen.

—No, va, en serio. ¿Puedes girarte hacia el otro lado?—Abro los ojos dándome de lleno con los suyos. Está muy cerca de mi cara—. Es que me pone nervioso ver tu cara cuando abro los ojos. Tu careto me asusta—Le pego un empujón en el hombro y él se ríe—. Es broma. Pero, en serio, me siento observado.

—Pues gírate tú. Tienes unas historias—Vuelvo a cerrar los ojos.

—Esque entonces sentiré que mi espalda y mi culo están siendo observados.

Axl, y que conste que digo esto porque estoy sobada (y cuando estoy sobada soy tan sincera como una borracha), por muy sexy y guapo que sea, me está hartando. Estoy a esto de estrangularle aquí mismo. ¡Puto quejica!

—Axl—llamo abriendo los ojos. Él clava sus ojos en los míos. No sé si es porque estoy cansada o cabreada, pero, por primera vez, no siento que me voy a empanar mirándolos. No hay hechizo. Por primera vez me siento yo otra vez y no una adolescente estúpida que pierde la voz cuando le mira a los ojos.

—¿Qué?

—¿Te gusta que te abracen mientras duermes?—Él frunce el ceño.

—No, ¿por qué? ¿Quieres abrazarme?—pregunta burlesco.

—No es que quiera, pero siempre me dicen que soy una pesada y que abrazo mucho por la noche. Mandy me llama Pulpo. Solo era para avisarte.

Se queda en silencio unos minutos, en los que yo no desvío la mirada de sus ojos y me aguanto una carcajada. Parece realmente desconfiado. Frunce el ceño y me mira como si fuese de otro planeta. De repente, sonríe con suficiencia.

—Es un farol. Lo dices porque no quieres compartir la sábana.

Imito su sonrisa de suficiencia y (no me preguntéis adónde ha ido a parar mi vergüenza porque se ha perdido) me acerco a él rápidamente para que no pueda huir y le abrazo. Envuelvo mis brazos y mis piernas a su alrededor y apoyo mi cabeza en el hueco de su cuello.

—Ahora ya no te sientes observado, ¿verdad que no? Duérmete. Estaremos cómodos.

Lo siento tensarse y lo oigo maldecir por lo bajo. Entonces se separa de mí con brusquedad y desaparece del salón para volver segundos después con una sábana y tumbarse muy lejos de mí. Yo le sonrío victoriosa mientras él me fulmina con la mirada.

—Cabrona—gruñe.

Le saco la lengua y me giro solo para provocarle. Lo oigo maldecir por lo bajo entre gruñidos.

Y entonces duermo como un bebé.

Made for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora