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Salí lo más rápido que pude de la escuela hasta llegar al parque, realmente no quería que Camila me viera. Solo porque no quería ver esa expresión de desilusión hacia mi, no lo soporto.

Wes: ¿Qué? ¿Te quedaste estudiando como una completa niña buena?.

-No necesito estudiar.

Reí con él. Era cierto, yo no necesitaba estudiar, me bastaba con prestar atención en un par de clases, bueno, a las que asistía.
Había un pequeño grupo de personas tras de él, ya todos drogados y fuera de ser capaces de comprender algo. Posiblemente las anfetaminas estaban muy buenas.
Wes sacó las cosas de su bolso, me entregó tres pastillas, y marihuana, prácticamente camuflada en cigarrillos, solo bastaba prenderlos y fumarlos para relajarte, en cambio, con una pastilla, te volvías loco.

No quería hacerlo, pero era un impulso, ya se me había hecho una necesidad o eso llego a pensar, porque no puedo dejarlo.

Tragué una pastilla, y fumé, estaba casi en otro mundo hasta que vi hacia el otro lado de la acera, encontrando a Camila caminando y riendo con una de sus amigas.. creo que Ally era su nombre.
Su expresión cambió repentinamente cuando me vio, y solo quise llorar al ver su rostro.
Vi que Camila le dijo algo a Ally y salió corriendo del lugar, dejando a su pequeña amiga mirándome, yéndose segundos después en la dirección contraria.
Me sentí la persona más mierda del mundo, claramente Camila no quería que hiciera esas cosas y mucho menos verme haciéndolas, pero mi última intención era que me viera.

-Wes, tengo que irme.

Tomé mis cosas mientras veía a Camila alejarse para no perderla de vista. Él me sujetó del brazo, obligándome a mirarlo.

Wes: ¿En serio te gusta esa boba?.

Lo miré, con una mirada asesina y me quité de su alcance, empujándolo, lo que resultó ser algo torpe por no tener el completo control de mis movimientos. Estaba deseando que los efectos de la pastilla desapareciera pronto.

-Sí, me gusta esa boba, y mucho.

Me fui corriendo para ir a buscarla. Corrí al menos tres calles hasta que la vi. Sentada en el césped, mirando sus manos que se encontraban sobre su regazo. Pareciera que pensara profundamente, porque siquiera se movía.

-¿Camila?.

No respondió y solo me miró, con esa expresión de decepción que traté de evitar, porque me destrozaba desde dentro hacia fuera.
Bajé mi mirada por unos segundos, tratando de que mis ojos dejaran de lagrimear, no por la situación de tener a Camila a punto de regañarme, sino porque mis ojos había comenzado a arder por culpa de la droga.

Camila: No pensé que realmente lo hacías. -observó nuevamente sus manos.- Que estúpida me
siento.

-Lo lamento. -me senté a su lado con algo de dificultad.- Es solo que no puedo dejarlo, Camz. No puedo.

Camila: ¿No puedes dejarlo?. -repitió enojada, alzando la voz.- Claro que puedes hacerlo.

Dijo esta vez sonando cortante.Señal de que estaba odiándome, y no la culpaba. Tenía todo el derecho de hacerlo, hasta entendería si se aleja de mi y ya no quiere nada relacionado conmigo.

-Camila, lo siento, en serio.

Esta no respondió.
Estuvimos bastante tiempo sin decir nada, lo que ayudó bastante a que los efectos se comenzaran a ir, lentamente, pero lo hacían.
De mi bolso saqué una pequeña botella, y le quité la tapa. Eran gotas para los ojos, muy buenas para que mis ojos no se inyectaran en sangre, lo que la marihuana hacía.

-¿Podrías.. podrías ayudarme?.

Le pregunté ofreciéndole la botella, la que ella recibió con un suspiro.
Hice mi cabeza hacia atrás para que ella colocara las gotas en mi ojos rápidamente. A mi me costaba bastante hacerlo en este estado, porque mis manos temblaban.
Luego de pestañear rápidamente guardé la botella en mi bolso y me quedé mirando a Camila, la que había vuelto a la posición anterior, sin mirarme.

Camila: ¿Eres capaz de dejar todas esas cosas... -no dejó que respondiera.- por mí?.

Bajé mi cabeza, sabía que eso era algo extramadamente difícil para mi, a pesar de considerar que era por ella, para ser mejor.
Quedé un tiempo en silencio hasta que Camila se levantó decidida a irse por no recibir una respuesta de mi parte. La tomé del brazo delicadamente impidiéndole que se marchara, aún quedándome sentada, sin querer levantarme al no estar segura de si sentiría mis piernas.

-Sí, muy capaz si es por ti.

Camila: Yo te ayudaré. -se arrodilló y acarició mi rostro.- Lo juro. Dios.. tus ojos están tan rojos..

Asentí y traté de sonreír, pero fui interrumpida por sus labios contra los míos mientras ella situaba sus brazos alrededor de mi cuello, yo situé los míos alrededor de su cintura para acercarla mucho más a mi cuerpo. Dejándola sentada sobre mi regazo.
El aire siempre arruinaba estos hermosos momentos.

-Camz, debo ir a dejarte.-le di un beso en su frente.- Hace frío.

Camila: Bueno.

Hizo un mohín y entrelazó nuestros dedos, pero yo solté su mano. Levantándome junto a ella cabizbaja.

-Te van a regañar.

Camila: ¿Qué?, ¿Por q.. -llevó su mano hacia su nariz.- Oh, entiendo. -volvió a entrelazar nuestros dedos, ahora con más fuerza.- No me importa.

Fui en busca de la moto, yo ya sintiéndome mucho mejor, y nos fuimos a casa de Camila. En el camino ella besaba mi espalda y mi nuca, produciendo escalofríos.
A penas llegamos a su casa nos bajamos, caminando hasta la puerta de entrada.

-Adiós pequeña... y lo siento. Otra vez.

Camila: No lo sientas, solo intenta dejarlo. Por favor.

Me besó y entró a su casa, dejándome asintiendo débilmente, tratando de convencerme a mi misma que tenía que dejar mis ambiciones.

Mientras iba a casa en todo el camino pensé en si debía cambiar por alguien que no conocía del todo, si debía dar todo por ella. Si debía entregarme por completo a ella. Camila era especial, me causaba algo que nadie más hacía, no podía decepcionarla y mucho menos con algo tan estúpido.

Don't Forget Me. «Camren»Where stories live. Discover now