Capitulo 33.

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Capitulo 33.

Desperté por los rayos de sol que entraban por entre la ventana y llegaban a mi rostro, molestándome.

Mi vuelo salía a las diez de la noche. Las horas restantes pasaron rápidas, jugué lo más que pude con Sofi, ya que ella sabía que no me vería en un largo tiempo, también me hizo un montón de cartas y dibujos para que no la olvidara. No sé por qué piensan que los voy a olvidar, eso nunca lo haré, es prácticamente imposible ignorando lo que le sucedió a Lauren.

Mi padre y mi madre me daba consejos para que todo me funcionara en Los Angeles. Sabía que estaban muy asustados, bueno, yo también lo estaba.

"Lauren...

Ya falta poco para marcharme y no retroceder. Definitivamente te extrañaré con toda mi alma, desearía poder llevarte en una de mis maletas y que te vayas conmigo, pero no debo hacerlo. Te amo demasiado como para volver a hacerte daño."

Llegó la hora. Comencé a hacer mis maletas, tomé toda mi ropa, las hermosas fotos, la carta, los dibujos, el álbum de fotos con mis mejores amigas y el cuaderno, eran dos maletas y todas esas cosas entraban en ellas. Digamos que no tengo demasiadas posesiones.

Alejandro: ¿Camila, estás lista para irnos al aeropuerto?.

-Si, papá.

Le dije cuando el se asomó por la puerta de mi habitación, entrando y mirando a su alrededor con una ligera sonrisa.

Alejandro: Llevaré tus cosas al auto, despídete de Sofi y de tu madre. Se nos hará tarde.

Eso hice, me dirigí a la habitación de Sofi, viéndola tan tierna e inocente mientras jugaba con sus muñecas que mis ojos brillaban al saber que me alejaría un largo tiempo de ella.

-Pequeña, ya me tengo que ir. -hice un mohín, acercándome a ella.- Te extrañaré.

Sofi: No te olvides de mi, ¿sí?. -me abrazó muy fuerte, aferrándose a mi cintura.- Yo también te extrañaré.

-Claro que no, pero tendrás que ir a visitarme. -las lagrimas que estaban a punto de salir fueron quitadas por el dorso de mi mano, para que Sofia no se colocara a llorar también.- Adiós Sofi.

Me arrodillé y le besé la frente con delicadeza, acariciando sus mejillas con mis temblorosas manos.

Sofi: Yo cuidaré de Lauren por ti. -me abrazó nuevamente.- Para que no llores más por ella.

La presión de mi pecho volvía a sentirse al escuchar su nombre. Su nombre me atormentará para el resto de mi vida.

-Te lo agradecería mucho. -sonreí.- Oye, si mamá te llegara hacer algo como lo hizo conmigo tu solo debes llamarme, ¿De acuerdo?, y también decirle a papá.

Ella asintió tiernamente, volviendo a sentarse en el suelo para continuar en su juego.
Bajé a la primera planta, viendo a mi mamá sentada en el sofá mirando la televisión.

-Adiós mamá.

Me acerqué a ella y la abracé fuertemente, ella comenzó a llorar y yo solo apreté con fuerza mi quijada para no hacerlo.

Sinu: Llámanos para lo que necesites.

Asentí besando su mejilla, y saliendo de la casa para subirme al auto, junto a mi padre.

Las lagrimas caían y caían a medida de que veía el aeropuerto acercarse cada vez más. Los recuerdos quedaban atrás, los malos momentos se iban y yo me quedaba con los buenos para poder seguir adelante.
Cuando a penas llegamos al aeropuerto se escuchó una voz gruesa en todo el lugar.

«Vuelo 709 con destino a Los Angeles, favor de abordar.»

Alejandro: Esta es la despedida, cariño. -dijo con su sonrisa y sus ojos llenos de lagrimas.- Ya no eres mi bebé. Te vas... y completamente sola.

-No es para tanto, solo serán unos cuantos años -hice un gesto de desinterés.- O podrán ir a visitarme. Tal vez venga a pasar las fiestas aquí -reí y lo abracé.- Adiós papá. Gracias por todo.

Mi papá anotó una dirección en mi mano, supuse que era la del departamento en el que me quedaría. Ellos tenían aquel departamento hace años, pues era de mi abuelo y lo dejó para nosotros. No debíamos pagar nada, ya que estaba todo listo.

Tomé las pesadas maletas y las entregué para luego dirigirme al lugar de embarque, sin mirar atrás. Si lo hacía me pondría a llorar nuevamente y terminaría en un grave arrepentimiento.

Todo el despegue fue normal, como los demás, pero está vez cambiaron las pensamientos.
Solo pensaba en lo mucho que iba a extrañarla mientras miraba hacia las pequeñas luces de la gran ciudad que se quedaba atrás.

Solo esperaba que ella estuviera bien, que fuera feliz.
Las gotas de agua salada que me atormentaban cada día hace semanas volvían a mis ojos y bañaban mi rostro.

xxx: ¿Señorita, se encuentra bien?.

Habló una de las asistentes de vuelo, viéndome con preocupación, y era obvio, tenía cara de psicótica.

-Sí, estoy bien. -dije mientras secaba mi rostro con las yemas de mis dedos.- Gracias.

Ignorando eso, el viaje fue muy tranquilo y más corto de lo que pensé. Desde arriba la ciudad se veía hermosa, y estaba ansiosa por conocerla, conocer mi departamento, la universidad, todo.
Pero el problema era, ¿Quién me ayudará si no conozco a nadie?, con suerte sé dónde queda la universidad, bueno, gracias a Google Maps.
Lo bueno es que me queda un mes para conocer y ubicarme en esta gran ciudad antes de entrar a la universidad. Era posible que encontrara a una persona que me ayudara.

Al llegar, bajarme del avión y tomar mis maletas me dirigí inmediatamente hacia donde estaban los taxis.
Me subí a uno y le dije al conductor la dirección que tenía anotada en una de mis manos, el asintiendo y arrancando el taxi.
Miraba los enormes edificios que pasaban rápidamente por la ventanilla del taxi, pero de un segundo a otro aparecieron los recuerdos, los hermosos recuerdos con Lauren, luego los malos, ¿Qué estará haciendo ahora?, esa tonta pregunta se paseaba por mi cabeza impidiendo disfrutar el hermoso paisaje.

No quería volver a llorar por ella, y es que ya todo se había acabado, ya era hora de olvidar, pensé, tratando de convencerme de lo que me decía era verdad.

Estaba tan confundida. Me sentía tan ilusa y estúpida, solo por pensar que con solo salir huyendo de todos los recuerdos estos se irán, pero me tomará bastante tiempo olvidarla.

Llegamos a unos edificios muy altos y cerca del centro de la ciudad. Supuse que era el lugar donde viviría.

Taxista: Ya llegamos.

Yo solo le pagué, bajé mis maletas y me quede allí como tonta observando el edificio tan alto.

Con un suspiro entré al edificio, y cuando subía al elevador tropecé con una chica que salía de este.

-Lo siento.

xxx: No te preocupes. -sonrió y me quedó mirando unos segundos. Luego miró mis maletas.- Bienvenida.

Ella tenía una sonrisa hermosa y unos ojos negros muy brillantes. Muy linda.
Le sonreí y solté un leve "Gracias."
Al entrar al elevador presioné el número catorce, tal cual decía en mi mano. Toda esta estaba llena de indicaciones.

Cuando abrí la puerta del que sería mi nuevo hogar me quedé asombrada, porque era un departamento muy hermoso con un toque moderno y clásico a la vez. Estuve todo ese día acomodando las cosas especialmente en mi habitación. En una de las paredes comencé a pegar las fotos de mi familia, con las chicas, y un par con Lauren, aparte, también pegué sus dibujos.

Don't Forget Me. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora