10:58am - 09/08/45.

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Las herramientas de mi padre chocaban entre sí, produciendo ese sonido molesto del hierro golpeando el acero de la caja.

Mi madre caminaba lentamente tomada de mi mano, su tacto era frío pero reconfortante, lograba apaciguar un poco el vacío en mi interior, hacer soportable el nudo en mi garganta. 

Necesitaría meses para olvidar la noche anterior y todos sus fantasmas que parecían haber venido a visitarme. Se sentían tan reales que tuvieron que serlos. Los labios de Hoseok estaban aun presentes en los míos, como un tatuaje en ellos, quemando mi piel.

La hora de cambio de turno era a las 11:00 de la mañana, en ese momento nos encontraríamos con mi padre en la entrada de la fabrica, ni un minuto más, ni un minuto menos. 

Tenía que ser perfecto y preciso.

Estábamos cerca, a unos cuantos minutos de llegar, solo debíamos atravesar la otra mitad de la zona industrial para encontrarnos en la entrada de el lugar de trabajo de mi padre, que se ubicaba casi al final de esta.

- Le he traído un regalo a tu padre... - me contó entre susurros. – Encontré un poco de pan hoy en el mercado, ¿puedes creerlo? Parece ser que es nuestro día de suerte. Incluso... - añadió – Suk pudo acompañarlo con leche como desayuno. Guardé un poco para ti también.

Recordé la comida que había apartado con Jungkook aquella noche, el arroz caliente de su madre.

Un zumbido en el cielo, nos hizo alzar las miradas hasta él, pero las nubes tapaban el cielo, déjanos olvidar el sonido rápidamente.

- Ayer te vi salir de la casa muy tarde... - empezó a hablar mi madre, tomándome por sorpresa, nuestra vista permanecía fija en el frente, viendo como poco a poco nos acercábamos a la fabrica. – Ibas con Hoseok ¿cierto? Escuché su voz.

Me detuve al instante. Había sucedido... realmente había sucedido.

- ¿Nos viste? – pregunté, sintiendo el frío viento chocar contra mi piel.

- Cariño... - se acercó la mano de mi madre hasta mi mejilla, acariciándola tiernamente. – Hay cosas que esta pobre mujer sabe muy bien.

- P-pero...

- Y también puedo reconocer cuando un corazón esta roto. – se puso de puntas para depositar un suave beso en mi mejilla. – Hoseok fue muy afortunado en conseguir un corazón como el tuyo.

El sonido del cambio de hora de la fabrica empezó a sonar, regresándonos a la realidad en la que nos encontrábamos.

Mi madre sabía, siempre lo había hecho.

- ¿Puedes decirme una cosa? – le pregunté bajando mi mirada hasta ella, quién tenía atrapado el primer rayo de sol entre su cabello castaño. - ¿Crees que podre verlo nuevamente?

- El universo es muy grande, cariño. Todo puede suceder, ¿te prometió todas las estrellas del cielo, no es así?

Asentí, viendo como las nubes despejaban el cielo, dejando que el sol empezará a llenar toda la ciudad industrial de Nagasaki.

- Hoseok cumple sus promesas. – Sonreí, sabiendo que era verdad...

La luz fue cegadora, y el sonido estalló. 

El golpe fue duro, y el calor arrebatador. 












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MynameisjustV. 

With the universe upon us.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora