[Capítulo 13]

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Caminaron hasta llegar al frente de la casa. Una vez allí, Logan se escondió entre los arbustos sin antes darle previa información a Amy para que hablara.

Amy caminó con paso decidido hasta el porche. Ni bien estuvo frente a la puerta de entrada sintió como el pánico se apoderaba de ella. Si tocaba la puerta, adiós Logan. No había marcha atrás.

Se quedó observando el timbre, absorta en sus cavilaciones. En eso le pareció oír a alguien silbar a sus espaldas. Giró sobre sí misma y descubrió el azul de la mirada de Logan observándola. Puedes hacerlo, pronunciaron sus labios a la distancia, animándola a que continuara.

No estaba nerviosa por hablar con una familia sobre un muerto viviente, a decir verdad ya estaba bastante acostumbrada a tratar con personas sobre ese tema. La diferencia radicaba en que el espíritu seguía muerto y no se aparecía en un cuerpo de carne y hueso. Pero haciendo esa idea a un lado —esperando que Charlotte y su familia reaccionara de buena manera— la realidad era que no quería dejar ir a Logan. ¿Acaso él no se daba cuenta de que ella lo amaba? ¿Tan ciego estaba como para no verlo? 

Muy a su pesar debía admitir que no hacía esto por ella sino por él. No podía pensar en sí misma y en lo que quería porque eso implicaba separar a dos personas que se amaban de verdad.

Finalmente Amy asintió y respirando profundo tocó el timbre de la casa.

"Por favor no abras. Por favor no abras" pensaba para sus adentros.

La puerta se abrió y una mujer castaña de aproximadamente unos cuarenta años apareció al otro lado del umbral.

— ¡Hola! —saludó Amy con demasiado entusiasmo. Carraspeó y bajó su intensidad para no lucir como una psicópata. 

— ¿Puedo ayudarla en algo?

— ¿Usted es la Señora Windstorm?

La mujer arqueó las cejas.

—Lo siento linda, no conozco a ninguna Señora Windstorm. Mi apellido es Walass.

— ¿Segura? ¡Es decir...!— volvió a carraspear—. ¿Aquí no vive nadie llamada Charlotte?

— No, lo siento. Hace un par de meses compramos esta casa y nunca vimos a los propietarios. Todo lo hizo nuestro vendedor de bienes raíces.

— ¿Y no tiene ni idea de adónde pudieron haberse ido los antiguos dueños?

La mujer meneó la cabeza.

— Lo lamento, no tengo ni idea.

— Gracias igual.

— Por nada.

La mujer cerró  la puerta y Amy caminó de regreso a la vereda y echó a andar como si nada. Logan salió de dentro de los arbustos y le chistó a su amiga. Amy le indicó que la siguiera, despacio, para no levantar sospechas. Aquella mujer podría estar mirando por la ventana y si llegaba a ver algo raro podría llamar a la policía.

Dobló la esquina y a mitad de ésta se detuvo. Logan corrió para alcanzarla.

— Lo siento, no están ahí.

— Creí que ellos seguirían aquí —agachó la cabeza desilusionado.

— ¿No sabes si ellos tenían intensiones de mudarse?

— ¡No! Ellos jamás se mudarían... a menos qué...

— ¿Qué, qué?

— Ese maldito Damon —maldijo apretando los puños.

— ¡No empieces con él!

— ¡No lo entiendes! —le gritó—. Es un desgraciado. Te apuesto lo que quieras a que él se los llevó de aquí.

— ¿Tienes pruebas acaso? No puedes asegurar eso. Pasaron seis meses, quizás en ese tiempo decidieron vender.

— ¿Y adónde se irían? ¡DÍMELO!

— ¡No lo sé! —Golpeó el suelo con su pie—. ¡Y YA DEJA DE GRITARME! —respiró profundo, tratando de calmarse. Logan intentó hacer lo mismo pero poco le funcionó—. Escúchame. Éste es un pueblo pequeño pero pude ver que está bastante equipado. ¿Por qué no vamos a las oficinas centrales y buscamos en los archivos? La compra y venta de casas es pública. Podemos ir y fijarnos su nueva dirección.

— ¿En verdad crees que funcione?

— Si no funciona le preguntaremos a alguien de aquí.

— ¿Por qué no hacer eso primero?

— Porque cabe la posibilidad de que haciendo lo que te dije encontremos su dirección.

— ¡Bien! —accedió a regañadientes.

Las oficinas públicas se encontraban todas juntas en un gran edificio. Buscaron la de archivos generales, sacaron número y aguardaron a ser llamados. 

Había un par de personas sentadas alrededor de largas mesas leyendo manojos de papeles. Otras tantas pedían información a los encargados.

Ambos se acercaron al mostrador en cuanto fue su turno y hablaron con la recepcionista. La mujer era muy amable y no tuvo problema en darles las últimas ventas que se habían realizado en aquel año.

 Tomaron asiento en una mesa rodeada de un par de libreros.

Eran varios registros con un grueso de papeles considerable llenos de valiosa información. Tendrían que leerlos muy bien si no querían perderse ningún detalle.

— Tú lee estos mientras que yo leo estos —dijo dándole a Logan un par de archivos.

Pasaron aproximadamente unos cinco minutos cuando Amy comenzó a sentirse un tanto incómoda. Hacía tiempo que no se sentía así y ya había olvidado lo extraño que era, sin embargo aunque hubiera estado semanas sin percibirlo, jamás podría olvidar el significado.

Había un espíritu allí.

Observó a su alrededor con mucha atención. Pensaba que el guía de Logan había bloqueado a los espíritus para que no interfirieran en su viaje, pero tal vez se equivocó.

Buscó con la mirada en todos lados. No había nadie allí por más que se empecinara en encontrarlo. Tragó saliva y volvió a concentrarse en los papeles. Apenas leyó la mitad de una oración cuando percibió una figura extraña de soslayo. Alzó la mirada y lo vio justo detrás del librero. Sus penetrantes ojos acaramelados la observaban fijamente y una sensación de miedo le recorrió la columna vertebral. 

Era un hombre alto. De pelo castaño y con patillas. Vestía ropa de la época y su tono de piel parecía rozagante. 

El sujeto le dio la espalda y echó a andar directo a la salida. Algo tiró de Amy y le dijo que debía seguirlo. 

— Tengo que ir al baño—anunció levantándose de la silla.

— Okay —replicó Logan sin despegar la vista de los papeles.

Amy mantuvo una postura serena y para cuando dejó de formar parte del campo visual de Logan caminó más aprisa hasta encontrarse con el hombre misterioso. Ambos caminaron por entre las oficinas hasta llegar a un pasillo donde no transitaba gente.  

— ¿Quién eres tú? —preguntó algo temerosa.

Aquel hombre se volteó para observarla. Percibió como un escalofrío le recorría el cuerpo pero luego, cuando la luz iluminó los ojos de aquel extraño, sintió una oleada de paz en su interior.

— Me llamo Áaron. Y soy un ángel guía.

Amy no podía creer lo que sus oídos habían escuchado. ¿Un ángel guía? ¿Cómo?

— ¿Acaso tú...?

— Soy el guía de Logan.


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Okay, pensaba hacerlo más largo al cap pero amé la intriga que deja... por ello lo dejé así.

¿A qué vino el guía de Logan?

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