[Capitulo 9]

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Sábado por la mañana y aún no habían arribado en Luisiana. Logan se encontraba más que molesto con Amy, mientras ella intentaba hacerlo entrar en razón. Se enojaba por cualquier cosa. Tenía un "carácter podrido", así fue como le llamó Amy en uno de sus arrebatos. La tenía cansada.

¿Por qué no podía entender que solo se habían retrasado?

Ya estaban a mitad de camino y con los nuevos pases de autobús en mano. Pensó que eso tranquilizaría a Logan, pero su actitud no mejoró mucho después de saber que tendrían que pasar todo el sábado en aquel pueblo.

—No entiendo por qué te enojas conmigo —comentó Amy al escuchar el tercer resoplido de Logan.

Recorrían las calles en busca de algún cuarto de motel para pasar la noche.

—Me prometiste que para el sábado estaríamos en Luisiana —contiene las ganas de gruñir.

—¿Y crees que es mi culpa que el autobús pinchara? No, no lo es.

—Sólo déjame en paz —gruñe por lo bajo y se adelanta con grandes zancadas.

En situaciones como aquellas le daban ganas de abofetearla. Su mal genio la tenía cansada. Hasta el momento se había abstenido de cualquier comentario ofensivo, pero ya era el colmo. Se sentía rebasada y cada vez que se ponía así le cantaba las cuarenta. Eso provocaba algunos distanciamientos, bastante incomodos al recordar su estancia en el autobús.

Entendía su desespero por volver a ver a Charlotte, sin embargo, si lo que él decía era verdad, tan solo habían pasado un par de meses desde su muerte. ¿Quién en su sano juicio olvidaría a alguien que falleció recientemente?

Es duro cargar con una pérdida, y si ella lo amaba tanto como decía, Amy asumía que Charlotte recién estaba comenzando a superarlo. No iba a estar con nadie.

Entonces, ¿por qué tanto enfado?

Intuía que algo Logan estaba escondiéndole algo, algo turbio y perturbador. ¿Tendría que ver con su pasado; con su muerte?

Logan se pasea por la habitación observando cada detalle de ésta. La noche se presentaba fresca y agradable comparada con el calor del mediodía.

Después de sopesar varias opciones se decantaron por la que les brindaría mejores servicios. No era un hotel cinco estrellas pero lucía acogedor.

En el lugar solo había una cama matrimonial. Logan se ofreció a dormir en el sofá —bastante pequeño, por cierto— para evitar cualquier incomodidad.

Luego de una agotadora jornada lo único que deseaban era darse un buen baño y echarse a dormir. Mientras Amy iba por algo de comida Logan aprovechó a ducharse.

La tensión entre ambos era palpable. Apenas se comunicaban entre sí y el silencio se volvió una compañía para ambos.

Para cuando Logan salió del baño, Amy acomodaba los comestibles sobre una mesa plegable. Al verlo con su cabello húmedo sobre la frente y sus intensos ojos azules, lo cuales parecían más oscuros de lo normal. El aleteo de las mariposas acudió a su estómago, provocándole una sensación delirante.

¿Cuándo finalmente se daría cuenta de que él era inalcanzable? Jamás la amaría.

Se cubrió el estómago, como si tuviera dolor de panza, y se lanza sobre su mochila en busca de su pijama.

Podría haber pasado toda una vida bajo la regadera. El agua caía suave sobre su piel. Las pequeñas gotas salpicaban su espalda y actuaban como un masajeador natural.

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