Capítulo 6 ~

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Los rayos de luz apenas se colaban por entre las pequeñas ventanas de la puerta del garaje. Logan yacía sobre un par de raídas colchonetas de gimnasia, en parte para evitar el frío suelo y en parte para que su columna no sufra por el maltratado colchón. Cubría su cuerpo con una sábana y un sobre de dormir servía como almohada.

Amy abrió suavemente la puerta que daba a la cochera, ubicada en la cocina. No quería despertar al joven ni tampoco llamar la atención de su papá.

Ambos habían regresado bastante tarde anoche. Amy metió la excusa de que había ayudado a otro espíritu a descansar en paz, lo cual en parte era cierto. No obstante, no podía darse el lujo de presentar a un desconocido en su casa, y más aún anunciar que se quedaría a dormir.

Para evitar líos y preguntas embarazosas, optó por esconder a Logan en el garaje. Siendo que a la mañana siguiente debía despertarlo antes de que su padre se fuera a trabajar.

Amy se acercó lentamente, caminando en puntillas, hasta arrodillarse junto al joven. Estiró la mano para despertarlo, pero se detuvo a medio camino. El verlo allí, durmiendo tan plácidamente, con el sol apenas iluminando el rubor natural de su rostro. Era tan hermoso, tan inocente, tan delicado, tan...

Las grietas en su corazón avanzaban con más fuerza conforme se daba cuenta de que él nunca sentiría nada por ella.

Ya no podía ocultarlo, sentía cosas por Logan; cosas que jamás había sentido por alguien. Todavía estaba a tiempo de revertir las cosas, el proceso era lento pero debía actuar rápido, de lo contrario las emociones continuarían saliendo a flote hasta el punto del "no retorno", hasta el punto de decir "me enamoré". Debía aprender a controlar sus emociones cuando estuviera a su lado.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató del sutil movimiento por parte de Logan. La luz del sol llegó justo a la altura de sus ojos, molestándole.

Escuchó un quejido, Amy clavó la mirada en el joven, quien lentamente iba despertando. Se apresuró a despertarlo, sacudiéndolo sutilmente por el hombro, simulando que recién había llegado.

—Logan. Anda, despierta ya.

Logan volvió a soltar otro quejido, seguido de un resoplido. Abrió los ojos, entornándolos por culpa de la cegadora luz. Parpadeó un par de veces para lograr una imagen nítida de Amy. Por su parte, la joven quedó maravillada con el color de sus ojos. Eran tan hermosos a la luz del día.

—Buenos días —saludó con voz ronca, seguido de una enorme sonrisa.

— ¿Cómo te sientes?

—Se siente bien poder dormir, había olvidado lo bueno de los sueños.

— ¿Soñaste? ¿Qué soñaste?

Él baja la mirada, intentando acomodar las imágenes que surgen conforme indaga en sus memorias.

—Estaba con Charlotte...

Charlotte. Con solo escuchar su nombre Amy sintió el estruendo de su alma chocando contra el piso.

—Volvíamos a estar juntos... —alzó la vista para verla, sus ojos irradiaban alegría—. Vivíamos la vida que tanto soñamos: nos casábamos, teníamos hijos y luego nietos y al final... al final envejecíamos y moríamos juntos. Se sentía tan real.

—A veces así son los sueños —fuerza una sonrisa—. Se ven tan reales que al despertar parece que en realidad estuviste ahí, que formó parte de tu historia.

Logan baja la mirada y una expresión triste surca su rostro.

—Lo que soñé jamás existió... —traga duro, para luego elevar la mirada—. Pero con tu ayuda tal vez pueda hacerlo realidad.

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