Capítulo 2 ~

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Dejó que el chico de ojos azules se sentará en el sofá y de inmediato notó su mirada divagar por toda la sala de estar. Tenía una sonrisa en el rostro, como si estuviera feliz por algo.

Amy se sentó en frente de él y se lo quedó mirando un par de segundos.

¿Quién se suponía que era?

Observó sus ropas en busca de saber a qué época pertenecía, pero no logró identificarlo con exactitud; vestía unos jeans oscuros y una remera blanca. Y aunque podía pertenecer a cualquier época se asemejaba un poquito más a lo que sería este siglo. No lo sabía con certeza.

Notaba algo raro en la energía que lo rodeaba, pero no comprendía de qué se trataba. Por lo general, cuando un espíritu se hacía presente bastaba con verlo para hacer una lectura previa de lo que le sucedió... Y éste era la excepción.

Era un lienzo en blanco.

—Bueno... ya estamos dentro. ¿Me puedes explicar de qué se trata todo esto?

— ¡Sí, claro! —Carraspeó—. Un guía es algo así como un ángel que se te asigna cuando tu asunto pendiente va más allá de lo que nosotros mismos podemos hacer.

—Explícate —frunció las cejas, confundida.

—Tengo un asunto pendiente que no puedo hacer por mí mismo, así que lo único que necesito es a alguien que me ayude a moverme en este mundo.

—Escucha, yo soy una simple Médium. Les digo a los familiares del fallecido todo lo que él me dice, nada más. No soy mago.

—Pero mi guía me dijo que tú eres la única que podía ayudarme—dijo algo alterado—. ¿Sabes el tiempo que estuve buscando a alguien como tú? A todos los médium que encontraba mi guía decía que no servían. En cambio, cuando te encontré, por fin pude sentir que eras la correcta. ¡Tienes que ayudarme, por favor!

— ¿Y qué se supone que tengo que hacer?

— Ayudarme a encontrar una persona muy importante para mí.

— ¿Padres? ¿Abuelos?... ¿Novia?

Él asintió a la última palabra.

—Su nombre es Charlotte, y en verdad necesito encontrarla para decirle que lo lamento. Nunca fue mi intención dejarla.

Amy se removió en su asiento. Le resultaba un tanto incómodo escuchar aquellas palabras. Jamás se involucraba sentimentalmente con un espíritu, pero en esa ocasión sentía que perdía el control.

— ¿Y qué se supone que haré yo?

—Tú me ayudarás a encontrarla. Sé dónde viven sus padres, pero no conozco la dirección exacta.

— ¿Así que pasaste por todo esto para que te ayude a encontrarla y le diga todo lo que me dices? —dijo casi en tono de burla.

Él simplemente negó con la cabeza.

—Me ayudaras a encontrarla, pero seré yo quien hable.

— ¿Y cómo se supone que harás eso? ¡Eres un fantasma!

— ¿Recuerdas lo que te dije sobre los guías? —Ella sintió—. Mi asunto pendiente no es solo pedirle perdón, sino que es hacerlo estando yo presente, y una vez hecho... quedarme a su lado para siempre.

Amy se lo quedó viendo extrañada. Era un fantasma, ¿cómo se suponía que se quedaría con ella?

—Necesito que me ayudes a encontrar el cuerpo de alguien para poseerlo.

LA MÉDIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora