Capítulo 12 ~

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Amy abrió los ojos de par en par.

— Yo soy tu amigo... Y lo seguiré siendo.

"Pero yo no quiero ser tu amiga" pensó la joven con pésame.

— Es muy tierno de tu parte pero creo que cuando encontremos a Charlotte, te olvidarás de mí. Siempre pasa, créeme.

— ¡No! No, eso no pasará. ¿Por qué lo dices?

— Vamos, Logan. No nací ayer, me doy cuenta de las cosas. Cuando pases tiempo con Charlotte no sabrás ni cómo era mi nombre.

— ¿Cómo podría olvidar a la persona que me ayudó en todo este viaje?

Amy simplemente meneó la cabeza y apartó la mirada de la de él, enfocándose en la ventanilla. Logan no lo pudo resistir y tomándola por el rostro con delicadeza la obligó a que se volteara a verlo.

Amy quedó estupefacta al percibir las manos de Logan sobre su rostro. Su cálido contacto le erizó los vellos, y su penetrante mirada llenó su estómago de pequeñas mariposas. 

— Nunca me olvidaré de ti, ¿okay? —le aseguró con convicción—. Fuiste alguien importante en mi vida. Y yo no me olvido de esas personas.

— ¿Por qué me haces estas cosas?

— ¿Qué cosas?

— Ilusionarme.

Logan frunció el entrecejo.

— Creo que no estoy entendiendo.

— No importa —se apartó de su agarre—. Confío en que no me olvidarás.

— Lo prometo.

Ella asintió y lo siguiente que hizo fue cubrirse con la manta. Logan se acomodó en su asiento y le indicó a Amy que podía recostarse en sobre él golpeándose la mano contra el hombro.

Amy le  sonrió y recostó su cabeza sobre el hombro de Logan. El sentir el olor a su colonia la hacía estremecerse. Su piel resultaba tan cálida y acogedora. Todo en él era perfecto. Era tierno, dulce, amable. Quería quedarse así para siempre. ¿Por qué Logan no podía darse cuenta de eso?

No quería dejarlo ir. Quería que todo eso fuese de ella. Quería que él solo tuviese ojos para ella. Pero sabía que nada de eso sería verdad. El corazón de Logan latía por alguien más. Todo lo que él era le pertenecía a otra persona. Todo lo que él tenía para dar se lo daría a alguien más. Tendría que aprender a vivir con ello.

Una lágrima perdida descendió por su mejilla. No quería dejarlo ir. Pero sabía que no podría detenerlo.

Después de un par de días más viajando finalmente llegaron a Luisiana. Logan estaba completamente emocionado. Parecía un niño pequeño al que llevaban al parque de diversiones por primera vez.

Tan pronto descendieron del autobús fueron a un pequeño bar a comprar algo para beber.

— ¿Dónde era que me dijiste que vivían los padres de Charlotte? —preguntó, sorbiendo del popote para saborear su bebida de limón. 

— Southpark. Creo que queda al norte, pero no recuerdo muy bien.

— No te preocupes, tomaremos un taxi y este nos llevará.

Ambos caminaban lento por la senda de peatones. Las personas parecían también caminar a su ritmo. Todo se encontraba en una perfecta calma. Incluso el ruido de los autos parecía no repercutir demasiado en sus oídos.

Amy observaba a su alrededor, fascinándose por el bello aspecto de la ciudad de Nueva Orleans.

Todo marchaba bien hasta que se volteó para mirar a Logan. Este tenía la mirada fija al frente, su pecho bajaba y subía con algo de rapidez y la mano que sostenía su bebida temblaba como si padeciera parkinson.

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