— ¡Logan! —le llamó, colocando su mano sobre la de él. Él pareció sorprenderse. Se detuvo de inmediato y la observó con los ojos de un demente—. ¿Qué te sucede?

— No sé si pueda lograrlo. Tengo miedo. ¿Qué tal si él está allí con ella?

Amy exhaló profundo y tomó a Logan de las mejillas. El verlo directo a aquellos ojos azules la hacía sentirse débil, relajada.

— No lo hará, ¿entiendes? Y si por alguna razón él llega a estar allí, a quien Charlotte ama es a ti. Dudo mucho que elija quedarse con Damon estando tú a su lado.

— ¿Qué tal si no? —preguntó lagrimeando.

"Seguiré a tu lado, consolándote, hasta que te des cuenta de que te amo" pensó Amy como alternativa ante la idea de que Charlotte eligiese a Damon. Y claro está, no lo dijo en voz alta.

— No pienses en forma negativa. No pasamos por todo esto para morir en la orilla. Charlotte terminará contigo..., aunque sea lo último que haga.

— Agradezco haberte conocido ahora que estaré para siempre aquí.

Amy sintió como sus mejillas se ruborizaban. Lentamente apartó sus manos de las mejillas de Logan, sintiendo la suavidad de su piel mientras lo hacía. Si no se controlaba sería ella la que se pondría igual de desesperada.

— Soy una Médium. Te habría visto igual.

Logan agachó la cabeza avergonzado.

— Sí, tienes razón —elevó la vista—. Pero hubiese pasado seis meses sin poder sentirte —tomó su mano y sonrió.

Amy se limitó a contemplarlo. ¿Por qué le hacía estas cosas? Decía que amaba a Charlotte pero le daba a entender lo contrario en ocasiones. Finalmente, Amy apartó la mano y le regaló una media sonrisa.

— Andando, no perdamos más tiempo.

Consiguieron un taxi que los llevara al pequeño pueblo de Southpark. Era un muy bello lugar donde la costa estaba a pocos metros de distancia, y la gente se conocía entre sí.  Había un ambiente de paz y quietud, sin mencionar que el aroma a mar tranquilizaba hasta la más rabiosa de las fieras.

Logan no dejaba de jugar con los dedos. Estaba nervioso y eufórico a la vez. Después de tanto tiempo volvería a estar al lado de la persona que tanto amaba y rezaba porque éste no se hubiera dejado engañar por las tretas de Damon.

Al bajar del taxi Amy le preguntó a un lugareño si conocía la ubicación de la calle en la cual vivía Charlotte. El hombre amablemente les indicó por dónde debían tomar si querían llegar hasta allí. Le agradeció y de inmediato partieron.

De refilón pudo notar cuán irritado estaba Logan. Sus constantes bufidos no hicieron más que abalar sus conjeturas.

— ¿Por qué nos bajamos antes del taxi?—soltó el joven finalmente—. Perfectamente podríamos haber ido en él hasta la casa de Charlotte.

— Se que quieres llegar rápido pero...

— ¿Pero? —preguntó al ver que ella no continuaba.

— Pero quería que ambos termináramos el viaje como lo empezamos. Caminando.

Él rió por lo bajo. Su malhumor menguó hasta extinguirse. Estuvo de acuerdo en lo que ella decía y ambos comenzaron a caminar a un ritmo lento, como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

Caminaron y caminaron hasta llegar a la cuadra en dónde vivían los padres de Charlotte. Con avanzar un par de metros, Amy pudo observar el número de la casa: 1438.

— Allí es —le indicó a Logan.

Logan sintió como algo se removía dentro suyo. Dejó salir una sonrisa y sintió deseo de correr, pero vio que Amy no se movía.

— ¿Qué esperas? ¡Vamos! —le alentó.

— Logan... —su voz sonó más lastimera de lo que pretendía.

Por alguna razón, Logan sintió como su ánimo se desvanecía. No podía sentirse feliz si Amy no lo estaba.

— ¿Quieres saber la razón por la que nos hice venir caminando?

Él simplemente la miró.

— Porque quería pasar más tiempo contigo —sintió como sus ojos se llenaron de lágrimas.

— ¿Qué? ¿Por qué...?

— Vamos, Logan, somos grandes... No hay que ser muy listo para darse cuenta de que después de esto no nos volveremos a ver.

— ¿Por qué? ¡No tiene porque ser así! Tú vienes conmigo, hablas primero, esperas a que hable con Charlotte y luego te presento con ellos. ¡No tenemos porque separarnos!

— ¿En verdad crees que será así? —se puso seria—. Yo les diré lo que hiciste, tú aparecerás y todos quedaran sorprendidos; te abrazarán y querrán saber todo sobre ti, sobre lo que pasó y al final terminaré de lado, como siempre —hubo un silencio entre ambos—. Perdiste seis meses de tu vida con Charlotte, ¿no crees que al menos necesites un mínimo de seis para recuperarlos?

Logan estaba comenzando a sentirse desesperado. No sabía cómo hacerle entender de que eso jamás pasaría. Él no quería perderla, era importante en su vida. Sin ella no hubiese logrado nada.

— Se que Charlotte es importante en mi vida y lo único que deseo es pasar tiempo con ella —tomó a Amy por los brazos—. Pero tú eres mi mejor amiga y los mejores amigos no se abandonan. Además, no dejaré que te juntes con esa idiota solo para tener a alguien con quien hablar. ¡Yo soy tu amigo ahora! Te prometo que nos volveremos a ver. Hablaremos seguido, te lo juro.

Amy dejó escapar una pequeña risa para evitar que las lágrimas salieran, pero le estaba resultando imposible.

— ¡Escúchame! —dijo él en tono serio—. Hay tres cosas que tengo que decirte. La primera es que esto no es una despedida, ¿entendido? Tú y yo, de alguna manera, no importa cómo, encontraremos la forma de pasar tiempo juntos. La segunda cosa es darte las gracias. Sé que te lo he repetido un millón de veces pero es la verdad. Sin ti no hubiese llegado tan lejos.

— Logan...—sintió un nudo formándose en su garganta.

— Y la tercera es...

— ¡Espera! —le interrumpió—. No me la digas.

— Pero...

— Déjala como excusa para volvernos a ver.

Logan sonrió, demostrando que estaba de acuerdo. Amy suspiró profundo y armándose de valor dijo:

— ¿Listo? —indagó.

— Listo —dijo sonriente.

Amy lo tomó de la mano y él se aferró con fuerza. Se miraron mutuamente y caminaron en dirección a la casa de Charlotte. Ni bien llegaran a la entrada Amy supo que no había vuelta atrás. Perdería a Logan para siempre.

LA MÉDIUMWhere stories live. Discover now