Capítulo 13

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Ubicado en el borde de la cubierta, escuchaba como Thomas y Abigail se reían de algo. ¿Que había con los niños y la vida? Sonreí, deseando sentirme tan jovial como ellos ¡Caramba!, había complicado las cosas con Sophia.

Mi sonrisa perduraba pensando en el beso de una hora antes. Podría haberla besado eternamente pero, en cambio, lo hice por un breve instante. Cerré los ojos para apreciar el recuerdo del momento... muy dulce, como era Sophia. Mi corazón se llenó de ternura por esa mujer, seguido de un sentimiento de culpa al recordar su rostro cuando le dije que besarla había sido un error.

Me llene de vergüenza al reconocer mi egoísmo. Había deseado abrazarla y besarla por única vez, sin considerar lo que ella pensaría. ¿Por qué no me detuve a pensar cómo se sentiría ella luego de empujarla a un costado descuidadamente?

No lo había pensado en absoluto. Cuando me miro con tanta esperanza al finalizar el beso sabía que había cometido un serio error. Tenía el hábito de cometer errores graves con las mujeres. Sophia ahora se encontraba encerrada en el baño llorando por culpa de mi autosatisfacción. ¿No aprendería nunca?

Solo la luz de la luna iluminaba la noche. ¿Cómo podía arreglar las cosas con Sophia? Lo irónico era que al abrazarla una vez hizo que aumentara mi deseo de volverla a abrazar. Ahora sería más difícil resistirme a ella.

Aparte de mis hijos, Sophia había pasado a ser la única luz en mi vida. Me di cuenta de que la amaba con todo mi corazón, sabiendo que debía negarme a mí mismo, inclusive si Sophia también me quería. Sophia Harris nunca podría ser mía. Los errores cometidos con Regina lo hacían imposible.

Sophia y Regina eran totalmente opuestas en casi todo. Veía en Sophia todo lo que quería en una esposa y madre para mis hijos. Me preguntaba qué clase de mujer me hubiera traído Dios si hubiese esperado a la mujer correcta. Quizás esa mujer hubiese sido Sophia.

Finalmente, me reuní con Henry y los chicos cuando el barco estaba por llegar al puerto

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Finalmente, me reuní con Henry y los chicos cuando el barco estaba por llegar al puerto. Evite mirarlo a los ojos; me sentí avergonzada por mi propio comportamiento. El regreso a casa fue algo incómodo y silencioso. Al fin estaba a sola en la casa de huéspedes, lejos de la penetrante mirada de Henry. Me dirigí directamente a la ducha, deseando poder eliminar todo el dolor del día.

Me duche y me puse una bata de baño, me recogí el pelo dentro de una toalla y me mire al espejo. ¿Cómo pude haber pensado que Henry, un hombre a quien le atraían las mujeres hermosas como Regina, pudiese enamorarse de alguien tan simple como yo? Mucho tiempo atrás llegue a la conclusión de que la Harris de menos belleza y la menos ambiciosa.

Examine mi cuerpo en el espejo, comparándolo con la foto que había visto de Regina. Ella se veía sensual e inteligente y yo era común y corriente, como cualquier chica de barrio. Las dos teníamos el cabello largo, pero el de Regina era negro y peinado con estilo y sofisticación. El mío era ondulado, café y me caía sobre los hombros. Las dos éramos delgadas, pero Regina tenia curvas que yo solo podía soñar tener. Los labios carnosos de Regina eran una invitación a ser besados.

Suspire al darme cuenta que esa comparación me hacía sentir peor. Nada en mi podía competir con Regina, ni mi figura, ni mucho menos mi conocimiento en hombres.

No quería parecerme a Regina en sí, sino que deseaba poseer algunas de sus cualidades. Entonces, quizás Henry se enamoraría de mí. Volví a suspirar. "Bueno, si muero siendo una solterona, por lo menos puedo decir que me han besado. Y disfrute mucho el beso, fue un beso suave y puro". Me quede dormida pensando en ese único beso.

No te dejaré©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora