Capítulo 2

542 36 3
                                    


Me arregle el birrete de graduación. Desde el espejo me miraban unos ojos tristones azules. Deslice suavemente mi mano por mi cabello castaño y largo hasta los hombros. Pr mi ventana, el sol de California hacia brillar mi sedosa cabellera. Un llamado a la puerta quito mi mirada del espejo.

—Adelante—dije dándome vuelta para ver entrar a mi padre.

Él se detuvo en el umbral y note lágrimas en sus ojos mientras me decía lo bien que me quedaba mi atuendo.

—Sophia, osita, ya eres grande y estas lindísima. Eres la cuarta de mis hijas en graduarse y no podría estar más orgulloso— su voz sonaba levemente obstruida— ¿Por esa cara triste en este gran día?

Su delicadeza toco mi dolor, encubierto bajo la superficie. Una lagrima solitaria se deslizo por mi mejilla. Este lagrimas dije: —Ay papá ¿por qué no puedo parecerme a mis hermanas? Las seis saben exactamente lo que quieren de sus vida—sollozando, saque un pañuelo de papel de la caja colocada en la repisa, al lado de mi cama. Me seque los ojos con suaves golpecitos, tratando de que no se me corriera el maquillaje—. Todas quieren hacer algo importante. Lo único que yo quiero hacer es casarme y formar una familia.

—Sophia, interesarse por un esposo y tener hijos es algo digno. Si ese deseo que Dios ha puesto en ti, llegado el momento se la mejor esposa y madre que puedas—mi papá rebosaba de apacibilidad y fortaleza. Justo lo que yo esperaba de mi marido.

— ¿Cómo puedo hacerlo, si no tengo a nadie en mi vida? Ni siquiera tengo novio—me volvieron a caer las lágrimas—Papá, ¿Por qué Dios no ha cumplido mi deseo? Pensé que iba a encontrar a alguien en la universidad, pero apenas salí con algunos muchachos.

Mi padre me abrazo al tiempo que me tiraba la gorra. Ambos reímos, rompiendo la tensión.

—Lamento si sueno vulgar, pero los tiempos de Dios son muy diferentes a los nuestros. Cuando Él esté listo te traerá un maravilloso hombre a tu vida. Hasta entonces, deja de preocuparte por tus hermanas y se la mejor Sophia que puedas ser—me beso la cabeza, donde hacía unos minutos se posaba mi birrete.

— ¿Que hago de mi vida mientras tanto? Ni siquiera tengo trabajo.

—Oremos y veamos que puerta Dios abre para ti.

Nos arrodillamos junto a mi cama suplicando a Dios para que me guiara de acuerdo a su voluntad.

—Y dale a Sophia la paciencia para esperarte, Dios. Amen—nos pusimos de pie y mi papá me volvió a abrazar— Ponte el birrete y te veré en la puerta principal en cinco minutos.

Asentí con la cabeza y sonreí diciendo: —Gracias papá, te amo.

—Y yo a ti osita—mi papá nos había puesto nombre de mascotas a mí y a mis hermanas.

Mientras me arreglaba el maquillaje, intentaballenarme de felicidad anticipándome al evento de esa noche, pero no lo logre;en cambio, sentí miedo y confusión por mi futuro. Desde que tenía corta edadsoñaba con tener, algún día, esposo y muchos hijos. Había soñado con un hombretierno declarándome su amor e inundándome de rosas. ¿Y si Dios nunca contestabami oración y terminaba siendo una solterona? 

No te dejaré©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon