CAPITULO 12 "Una Espina en el costado."

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(septiembre 12, 2004, Los Ángeles, california, USA)

(Marcos Cortez.)


Estoy furioso en casa, gritándole al inútil de mi abogado y a mis hombres, pues dejaron que dos testigos y sus familias desaparecieran en los confines del sistema jurídico; ahora pues eran testigos protegidos.

- ¿Pero cómo diablos es que no dan con ellos? ¿acaso nuestro informante no puede encontrarlos? - pregunto cabreado.

-Señor Cortez, tengo a mis informantes buscándolos y nuestro topo en la policía no ha podido encontrar nada, al parecer están fuera del radar. - dice uno de mis hombres.

-Esa tal Alice Thompson es un agente de cuidado, la hice investigar, es una especialista en borrar a quien sea, en los Marshall hay tres nombres que se respetan en estos momentos, uno es el Comandante en Jefe, otro es un Capitán de investigaciones llamado Samuel Gerard, un perro de presa muy bueno en su trabajo y el otro es Alice Thompson, ella en doce años de servicio no ha perdido a un solo testigo; según mis datos entro al servicio a los dieciocho años, hoy a los treinta es ya una leyenda en el servicio de los Marshall.- dice mi abogado.


Escucharlo no me hace gracia y solo me cabrea más, por lo que ordeno.

-Quiero saber todo sobre esa fiscal, su familia cercana, familia lejana, intereses, aficiones y sobre todo sus pecados; debe haber algo con lo que podamos presionarla para que me deje en paz.

-Si Señor Cortez. - dijo mi hombre y vi al abogado asentir.


Sabía que tardaría un poco, pero tener información para saber quién es ella y como atacarla. Mientras tanto el maldito juicio en mi contra sigue y ella me mira con desprecio; ¿Quién diablos se cree que es para mirarme como si fuera una cucaracha? Si soy el jefe y por mi han muerto muchos, pero nada podría probar si no hay testigos, ella se me adelanto y escondió a dos, con eso aparecieron más y eso no me gusta, pues me están faltando al respeto y eso no lo permito.


Malditos perros sarnosos, sin mi dinero ellos no tendrían nada, les di trabajo, protección y solo pedí lealtad ¿acaso es mucho? Pero hoy me traicionan hablando de lo poco que saben.


Debí matarlos cuando pude, pero preferí darles una oportunidad y los creí fieles a la organización, malditos perros.

-Estoy harto de esa mujer, quiero que la maten ya, ¿tiene una hija, ¿no? Tráiganmela, bien podría divertirme un rato, tras todos los malos ratos que su madre me ha hecho pasar. - le ordeno a uno de mis comandantes, sé que él hará lo necesario para unir mis órdenes.

-Si Señor Cortez, solo deme un par de días. - dijo antes de irse.


Es octubre, ya son meses de soportar a esta mujer en la corte, si bien primero estaba en la cárcel, mi abogado logro que me dieran libertad condicional bajo una fianza millonaria, además de que no puedo salir del estado, pues tengo un brazalete electrónico en mi tobillo, y hoy al salir de la corte uno de mis comandantes se acerca y me dice al oído

-Señor, todo está listo, hoy tendrá a su juguetito nuevo. - yo solo puedo sonreír anticipando lo que disfrutare.


Los Lios de SerenaWhere stories live. Discover now