Capítulo 56: En problemas

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Narra Sara.

No podía creer que estuviera en mi antigua casa. Podía notar como cada célula de mi cuerpo se estremecía a cada paso que daba. "¿Debería entrar realmente?" Pensé cuando llegué hasta la puerta. Pero, aunque mi mente estaba en un debate interno sobre qué hacer, mi cuerpo reaccionó solo y entré en la casa desmaterializándome.

Sentí como mi corazón latió con fuerza al verme ya dentro de la casa. La entrada era diferente a como la recordaba, pero seguía teniendo la misma calidez de siempre. Di un par de pasos más y vi la cocina. Todo seguía igual, a diferencia de el bebedero de Máx, que ya no estaba en el rincón de siempre. Oí un extraño ruido muy leve y me alerté, pero tras un par de segundos, al no escuchar nada más, me relajé y fui en dirección al salón.

Al llegar ahí, vi que todo estaba más o menos igual a como lo recordaba a excepción... de que había una persona cotilleando ¡mis fotos! "Obito... te juro que me las vas a pagar." Avancé hasta él y agarré su muñeca con fuerza mientras él sostenía una fotografía de cuando yo era pequeña. Su cuerpo se tensó

- Sa...Sara, puedo explicarlo.- Dijo en tono nervioso.

Entrecerré mis ojos mientras que fruncí mi ceño.- Si quieres conservar tu vida espero que sí...

Solté la muñeca de el azabache y me crucé de brazos esperando una respuesta por su parte.

- Bueno... Kakashi me...

Pero una extraña música proveniente del piso de arriba empezó a sonar. Parecía la canción de una nana, y sin darme cuenta, la curiosidad me había echo andar en aquella dirección. Subí al piso superior y vi que en la habitación del fondo del pasillo, unas luces brillaban en un tono leve mientras giraban por toda la pared. "¿Eso no es para calmar a los bebés?" Y antes de que pudiera llegar a la habitación, la música acabó y las luces se apagaron poco a poco.

Me quedé quieta unos instantes, y finalmente entré a aquella sala donde pude ver una gran cuna en mitad de ella, junto a un carrusel encima de la cuna y muchos juguetes de bebés por el suelo. Todo ello era de mi hermano, y aunque no le conocía, sentía que en mi corazón ya había un pequeño hueco para él. En una de las mesas había un par de fotografías de él junto a mis padres. La observé por unos instantes mientras mi mente se imaginaba cómo hubiese sido mi vida si nunca me hubiesen secuestrado.

- ¿Sara?- Obito me sacó de mis pensamientos traicioneros mientras asomaba su cabeza por la puerta de la habitación.- Oye... ¿estás bien?

Asentí rápidamente y me dirigí hacia el pasillo de nuevo, no sin antes echar un último vistazo a la habitación de mi pequeño hermanito. Tenía curiosidad sobre qué habría ahora en mi antiguo cuarto, no sabía si lo habrían reformado todo, o si quizás lo habían dejado como trastero, pero al abrir la puerta, vi que todo estaba tal y como lo dejé. Todos los dibujos que hice, mi piano electrónico, mis sábanas preferidas. Todo seguía igual.

- Oye... no es por nada pero esto se me hace muy... extraño.

Obito miró el póster que tenía de él junto a Kakashi, para luego observar con detenimiento todos los dibujos que tenía de ellos echos por mí. Y yo, mientras exploré de nuevo mi viejo cuarto. Un libro sobre la mesa me llamó la atención, y al acercarme, pude ver que era un álbum. Abrí la primera página y vi las fotos de cuando yo era pequeña, pero eso no era lo especial, si no que mis padres habían escrito comentarios en todas y cada una de ellas.

Han pasado dos meses desde que desapareciste, pero tu madre y yo seguimos teniendo esperanzas de volver a encontrarte. Se nos ha ocurrido poner las fotos que teníamos tuyas, para que cuando regreses puedas ver lo mucho que te echamos de menos, aunque sé que los últimos meses no estuviste muy a gusto con nosotros por la mudanza... pero que sepas, que siempre, siempre te querremos.

Un Nuevo Mundo [✍Corrigiendo✍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora