"Beyond"

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La sangre llenaba su boca, inundándola con su metálico sabor, a medida que sus dientes rasgaban la carne dura y elástica. Los gritos hacían un par de horas que habían dejado de escucharse, pero su mente se había empeñado en repetirlos una y otra vez.

¿Cuántos días llevaba allí dentro?

Su cuerpo dolía a causa de los golpes recibidos. Algunas heridas habían comenzado a hincharse y pronto se infectarían. La suciedad de aquella pequeña habitación se aferraba a su piel, apestándola con su olor a putrefacción.

¿Cuánto tiempo se tardaría en perder la consciencia?

Otra vez contuvo las ganas de vomitar, sin embargo, comer por si solo era mucho mejor que el que ellos le "ayudasen" al menos, de esa forma, se evitaba ser torturado de nuevo.

Debía pensar, pero su mente estaba tan turbada en esos momentos.

¿Cuánto faltaba para que él regresara?

Nunca había visto el rostro de aquel hombre. Utilizaba una máscara blanca cuyas únicas aberturas eran las de sus ojos y distorsionaba su voz. De esa forma - si es que llegaba a sobrevivir- no podría reconócelo; se convertiría en un fantasma que vendría a visitarlo por las noches, cuando todo estuviese oscuro y en silencio como en esa habitación. Le martirizaría con aquellos sonidos agudos y preguntaría una vez más por los componentes de una fórmula que él hubiese deseado no crear jamás.

"Repítelo de nuevo... hasta que te salga... o compartirás su mismo destino... serás el alimento de mis perros."

"¿Cuánto duelen las mordidas?" Se preguntó a sí mismo y se sintió agobiado.

Nunca había temido a la muerte... pero, el que ocurriese en aquellas circunstancias, sin él haber dado pelea, le atormentaba.

No podría escapar de allí. No había forma.

Solo restaba seguir mordiendo, seguir devorándolos y rogar por un milagro, antes de que los pasos se acercasen.

**

Beyond abrió los ojos de repente. Otra vez aquel recuerdo venía a él en forma de sueño. Incorporándose lentamente sobre aquella cama ajena, consultó el reloj que había sobre la mesita de luz. Solo había dormido 5 horas, un gran record para él.

Miró a través de la gran ventana frente a él, los últimos rayos del sol se dibujaban naranjas sobre el cielo nocturno.

Frotándose el cabello con gesto cansado, volteó su rostro para dirigirle una hastiada mirada a la morena y ancha espalda del hombre que yacía a su lado. Apretando los dientes con rabia, se puso de pie.

Ese imbécil. Más le valía que le diese información útil.

Caminó por la austera habitación y buscó sus pantalones para sacar de ellos el fajo de billetes que llevaba consigo. Conseguir que ese tipo le dijera lo que necesitaba, le resultaría demasiado caro, si fuese su verdadera intención pagar completamente lo que le había pedido.

Hurgando un poco más en sus bolsillos, halló su celular. Una pequeña luz, indicadora de que tenía un mensaje, brillaba en uno de los extremos del aparato. Apretó un botón y la pantalla se encendió.

Linda se dijo para sí y el rostro amable de la muchacha de cabellos teñidos de rubio apareció en su mente.

"Fiesta en la casa del lago. Trae suministros"

Escuchó un bostezo y levantó la cabeza para mirar al hombre que aún yacía desnudo sobre la cama.

—Esta noche, me pondré en movimiento – habló el tipo somnoliento y se rascó su barba de varios días. Sus ojos cafés miraron la desnudez de Beyond con extremo interés, pero él ignoró por completo ese gesto. —Mañana a más tardar, podré decirte donde encontrarlo.

MíngwángWhere stories live. Discover now