8

2.6K 307 13
                                    

—¿Cuánto falta? —pregunta Solangel por cuarta vez, suspiro y muerdo el interior de mi mejilla para no contestar, porque no tengo nada bueno que decir—. ¿Podemos descansar unos minutos? —Ya nos hemos detenido dos veces, si seguimos con este paso, llegaremos a la cima para el amanecer.

—Nos estás retrasando, ¿eres consciente de eso? —mascullo malhumorada, incapaz de contenerme por más tiempo.

—Claro que lo sabe —secunda mi fiel amiga.

—No pensé que sería tan difícil escalar una montaña, ¿vale?

—Haberlo pensado mejor antes de autoinvitarte —contraataco.

—¡Ya entendí! —exclama con hastío—. De todos modos, podemos, por favor, tomar un bendito descanso.

—De acuerdo... —concedo, sin embargo, Arath se está moviendo en dirección a la rubia.

—No podemos perder más tiempo, venga, súbete a mi espalda —ofrece el vampiro—. Puedo llevarte por un rato —añade, Solangel sonríe victoriosa, a escondidas.

—Eso es muy amable por tu parte, Arath —comenta, con fingido agradecimiento—. Hermanita, ¿podrías sujetar esto por mí? No me parece justo que Arath deba llevar también mi equipaje. —La fulmino con la mirada y de mala gana cuelgo su pesada mochila en mi hombro, ¿qué tanto lleva ahí si ni siquiera vamos a acampar?

Me abstengo de hacer cualquier comentario, la paciencia pendiendo de un hilo, si dice una sola cosa más en mi dirección, perderé los estribos.

Y quedaré mal a los ojos de Arath.

De nuevo.

«¡Demonios! ¿Por qué siquiera me importa?».

Continuamos avanzando por el sendero bien iluminado por la luna. No recordaba lo divertido que era escalar, era muy pequeña cuando estuvimos aquí por última vez, es una experiencia que me gustaría repetir cuando no tengamos asuntos pendientes y pueda disfrutar del paisaje y la buena compañía. Espero que Braden se una la próxima ocasión.

Hace mucho frío, y eso que estoy cubierta de pies a cabeza, contengo los temblores porque lo último que necesito es convertirme en una quejica como mi hermana.

—Eh, cambia esa cara —exhorta Kya, ¿y qué cara, si la tengo tapada?—. Relájate, puedo percibir tu tensión desde aquí, y juro que puedo oler tus emociones negativas, chica. No permitas que arruine esta experiencia para ti —susurra. Arath se ha adelantado a nosotras por unos buenos metros y podemos hablar con libertad. Con la fuerza que sopla el viento aquí arriba, dudo que sea capaz de escucharnos a menos que gritemos—. Entonces... —Baja incluso más su tono de voz—. ¿De verdad que no te gusta Arath, ni un poquitín? —Río bajito, empezaba a encontrar extraño que dejara el tema de lado, sé que busca distraerme, aunque no sé si hablar sobre cierto vampiro mejore mi estado de ánimo, dado que él y Solangel son los que me tienen al borde desde que iniciamos este viaje.

—¿Me quieres atada a ti por todos lados? —pregunto en broma—. ¿No te basta con ser mi mejor amiga y próximamente la novia de mi hermano, también quieres ligarme al tuyo?

—Vamos, admite que harían buena pareja, los imagino y solo puedo suspirar. —Suena soñadora.

—Tienes que parar, no te hagas ilusiones. Apenas hablamos y no ha salido muy bien que digamos —admito.

—Dale tiempo. Y, por los Dioses, no cedas antes ella.

No tiene caso que responda, por mucho que a veces quiera hacerle frente a Solangel, una parte de mí se siente mal por ella. Cuando su aura entra en contacto con la mía, algo me susurra, es oscuro y triste al mismo tiempo, todavía no descubro qué es.

Diosa de La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora