PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 5

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CAPÍTULO CINCO

—¿Cómo es que yo no sabía de su existencia? Te conozco de toda la vida, Braden —cuestiono sin poder creer lo que me acaba de contar.

—Nadie lo sabe. Ni siquiera estaba seguro de que fuera cierto, mi madre me reveló su existencia en su lecho de muerte. Cuando me atacó y la tuve tan cerca percibí una fragancia única, la cual recuerdo perfectamente, pertenecía a mi madre. No se parecen en nada, pero es su hija. Mi hermana —asegura.

—¿Cómo es siquiera posible? Los Dioses no caminan entre nosotros desde hace milenios, ¿era Anabelle tan antigua? —Él hace un movimiento afirmativo.

—Mi madre fue una de las primeras descendientes —admite en voz baja.

—¿Entonces por qué no reinaba en la Asamblea? —inquiero dubitativo. Me pongo de pie, sintiéndome en control, y me acerco a él.

—Supongo que nunca quiso serlo, mi madre era de las pocas Oscuras que no ansiaban poder. De haber sido diferente no me habría tenido. Conozco parte de su historia porque me hablaba a menudo de su tiempo en la superficie, solía obviar sus años en el Inframundo.

Tiene razón. A diferencia de los machos, cuando una vampiresa da a luz, le cede parte de su poder, de su propia esencia a su progenie. Es una de las razones por las que Braden destaca aún entre los miembros de la realeza vampírica.

—Tenemos que volver a casa, hablar con Lyss y descubrir cuál es su papel en todo esto.

—Adelántate. Debo hablar con Kyanna. —Asiento para indicarle que estoy de acuerdo—. ¿No piensas despedirte de Luna? —consulta antes de irse.

—¿Por qué lo haría?

—¿Estás de broma? —Ríe consternado—. Espera... ¿qué sucedió exactamente en el calabozo? —pregunta muy serio ahora.

—Borraron mi memoria, o bueno, lo intentaron. Aún hay partes que no veo con claridad, por alguna razón todos esperan que me esté volviendo loco por Luna y su regreso, no lo entiendo. Ella es tu hermana pequeña, nunca fuimos cercanos.

—Te equivocas, Arath, ella es...

—¡Ahí están! —Somos interrumpidos por Solangel, viene hacia nosotros con algo de prisa—. Tienen que venir conmigo, algo está mal con Kyanna y Luna no puede ayudarla.

No tiene que decirlo dos veces, nos movemos a toda velocidad regresando a la cabaña, escucho el grito de mi hermana y mi corazón se encoge, Braden gruñe al percibir su dolor. Irrumpimos en el lugar, los miembros del Congreso la rodean y susurran palabras en griego, deben estar haciendo algún tipo de hechizo.

—¿Qué es esto? —Braden lucha por mantener la calma, respira hondo varias veces y enfrenta a Luna, ella se ve visiblemente aliviada.

—Están tratando de mitigar el dolor, no puedo curarla sin hacerle daño al bebé. Estaba bien hace unos minutos y de pronto comenzó a quejarse de tener calambres en el vientre. —El rostro de Braden se torna pálido.

—Dime qué puedo hacer —insta, visiblemente preocupado.

—Dale tu sangre. Es la solución más rápida y efectiva ahora. Pero, por el amor que sienten ustedes dos podría crearse un falso vínculo de compañeros —advierte—. Así que, por muy fuerte que sea el impulso de tomar de ella, no lo hagas.

Braden asiente y Luna hace un gesto para que los magos se detengan, al instante los alaridos de Kyanna resuenan por todo el lugar, mis oídos pitan y noto cuán grave es; sus colmillos y garras están fuera, sus orejas en punta y su piel tratando de mutar. Mientras esté embarazada no es seguro para ninguno de los dos atravesar el cambio a su animal. El Oscuro cierra la distancia entre él y su amada y la sostiene en sus brazos, en su expresión es clara la frustración y lo mucho que le afecta verla así.

Diosa de La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora