-Bóxers grises...

Él me fulmina con la mirada. Demonios. Está muy enojado.

-¿Por qué no usas la ropa interior que te compré?-pregunta, más como una exigencia.

Yo me hago pequeño. No está enojado conmigo pero aún así me resulta intimidante.

-No puedo usar lencería todos lo días-espeto suavemente.

Estoy atrapado. Su cuerpo me aplasta contra el lavabo y sus manos, que están apoyadas en la encimera a ambos lados de mi cuerpo.

Respiro fuerte. Él sonríe.

Aaron aplasta su cuerpo contra el mío, tirando sus caderas hacia adelante y demostrándome lo duro que está. Cierro mis ojos concentrando toda mi atención en el área que presiona.

-Mmmgh...-ahogo en mi garganta.

Él suspira, lascivo.

-Te lo digo desde ahora-espeta-hoy no quiero hacer el amor...-hace una pausa.

Mi cuerpo arde bajo su mirada. La respiración se me entrecorta y me veo obligado a abrir ligeramente los labios para poder respirar.
Aaron me agarra la barbilla, la levanta con su dedo pulgar y con su índice y me hace mirarlo a sus ojos ardientes de deseo y llenos de rabia contenida, haciéndome preguntarme de nuevo qué pudo haber pasado.

-Quiero follar-continúa. Su voz ronca y áspera-...duro.

Me muerdo el labio inferior.

<<Follar>> repito mentalmente con incredulidad mientras sus manos se deslizan desde al lavabo hasta mi cuerpo y me acarician lujuriosas.
No es hasta que sus labios me besan intensamente el cuello que me veo incapaz de pensar.

-¿Qué tan duro?...-pregunto asustado e inevitablemente deseoso por escuchar su respuesta.

-Lo suficiente para hacerte querer que no pare-responde.

-...¿Dolerá?

Por más duro y excitado que esté, follar es una palabra que no entra en mi vocabulario. Yo nunca he follado. He hecho el amor con Aaron incontables veces, algunas veces hemos tenido sexo pero ¿follado? No, eso no lo hemos hecho y por alguna razón eso me pone nervioso.

Su mirada no abandona la mía. Me observa detenidamente, como si intentara entender cómo me siento y eso me gusta... sin embargo, el enojo y la frustración siguen presentes en sus ojos...

-¿Confías en mi?-pregunta

-Sí-respondo en seguida

-Entonces desnúdate.

Él se da la vuelta, toma las bolsas del suelo y el ramo de flores rojas y las acomoda en una de las sillas que descansan al lado de la mesa de mármol rectangular.

Yo me desnudo. Me quito la camisa distraídamente al mismo tiempo que él va vaciando la bolsa marrón de "Ropes N.Y",  sacando una larga y delgada cuerda blanca parecida a las que usan los boys scouts para hacer sus nudos. Frunzo el ceño.

¿Para qué quiere eso?

Lo miro expectante. Espero que vacíe la bolsa púrpura que lleva "Adult Sex Toys" escrito en bonitas y finas letras cursivas, pero no lo hace, en cambio sólo me hace una seña hacia uno de los taburetes una vez que estoy en bóxers.

-Siéntate-ordena

Incapaz de contradecirlo, me acerco. Camino tan tranquilo como puedo hacia el taburete y me siento en el.

-Pon tus manos en tu espalda.

Y eso hago.

Aaron toma la cuerda entre sus manos y me rodea las muñecas con ella, haciendo un nudo... o tal vez varios pues no soy capaz de separar mis manos. Mi cuerpo se tensa mientras continúa amarrándome, él lo nota. Me besa repetidas y suaves veces mientras va subiendo el amarre de la cuerda por mis brazos y por mi espalda, atándome hasta formar una especie de arnés que me mantiene los brazos inmóviles.

Nuestro AmorWhere stories live. Discover now