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Conozco esta esencia, la he percibido antes.

Kya y yo compartimos una mirada asustada, tomamos una respiración profunda y sé lo que ambas estamos pensando.

Cuando nos atrapen, si lo hacen, nos castigarán de por vida.

Un poco nerviosas, nos aproximamos al podio y observamos maravilladas cómo resplandece la tapa del libro. El aura proviene de él como si estuviera vivo. Mi mano vuela al dorso, con los dedos trazo el título en relieve Book Of Shadows, lo que hace que se expanda una ola de energía natural que recorre cada rincón del sótano.

«Deberíamos salir de aquí, ya».

Esa ola expansiva pudo alertar a cualquiera que estuviera dentro de la mansión, pero me rehúso a cerrar la tapa y marcharnos, mucho menos después de que este se abra por su cuenta y vuelen muchas páginas hasta detenerse en una en la que se lee: "Si lo que deseas quieres lograr, más allá de dudas, miedos y excusas, irás".

—Yo creo que intenta decirte algo —susurra Kya.

—Gracias, mini Einstein, yo ya llegué a esa conclusión. —No despego mi vista del texto—. ¿Cómo se supone que haga algo si no tengo idea de por dónde empezar? —Debajo del párrafo anterior aparece otro, me está respondiendo.

"Debes tu camino tener claro, si quieres dar el siguiente paso".

—No soy buena con los acertijos, ¿podrías ser más específico? —espeto impaciente.

"El sendero a la Luna obstáculos tendrá, una aventura inolvidable vivirás".

—¡Uh! Me entra dolor de cabeza, se expresa como anciano —se burla Kya, pellizco su brazo—. ¡Auch!

—Es un libro sagrado, muestra respeto —reprocho, aunque me ha causado gracia su comentario.

—Con el paso del tiempo las generaciones se han vuelto insolentes —dice una voz risueña.

—Educaciones nefastas, ¿qué esperabas? —añade una voz melodiosa.

Pegamos un gritito y retrocedemos. Ante nosotras se proyectan dos hermosas jóvenes que tienen un aire ancestral y no parecen pertenecer a este mundo.

—Las asustamos, ¿ups? —comenta la de la voz risueña, quien tiene el pelo negro azabache y la piel muy pálida.

—Se lo merecen —dictamina la de pelo rubio rojizo y piel oscura como el chocolate.

—¿Qué demonios está pasando, Luna Kayde? —masculla Kya en mi oído, debe estar tan alarmada como yo.

—¿Crees que tengo la mínima idea? ¿Quiénes son ustedes? —Me atrevo a preguntar, sonríen con aires de suficiencia, reposando los codos en el pedestal lunar a la vez que apoyan las barbillas en sus manos.

—Nerea —se presenta la rubia, luego señala con el pulgar a su acompañante—. Y Angeline Hellen.

Deben ser antepasadas de South Hellen, nuestro pilar sur. Dentro del congreso, hay cargos de suma importancia; siendo encabezados por North; South es la base donde se apoyan las columnas East y West.

—¿Qué son? ¿Cómo llegaron aquí y qué buscan? —cuestiona Kya.

—Somos Sombras —responde Nerea—. Aprovechamos la brecha que se abrió cuando el sagrado libro despertó y nos colamos a este lado.

—¿Acaso está permitido? —intervengo.

—No, pero es divertido —replica la rubia.

Suenan justo como Kya y yo.

—¿A qué te refieres con que son Sombras y "este lado"? —continúo el interrogatorio.

—¿Cómo es que no lo saben? Por algo se llama Libro de las Sombras, no es solo un libro de magia y hechicería, ahí está todo sobre nosotras, las Sombras, las que una vez pertenecimos a este lado, el lado de los vivos —explica Angeline.

—El Libro de las Sombras es como nuestro legado —aclara Nerea—. Cada vez que alguna bruja perece, sus conocimientos y experiencias de vida, son grabados aquí.

—Por eso tiene vida —pienso en voz alta.

De repente, alguien más aparece tras ellas, se ve más madura, sin embargo, no más vieja. Angeline y Nerea se escandalizan, parecen saber quién es aun sin mirar y, por sus rostros, están en problemas.

—Ustedes dos, a su labor. —La recién llegada pone las palmas de sus manos en la cabeza de cada una y las hace desaparecer, nos guiña un ojo y sonríe antes de esfumarse también.

—¡Wow! ¿Viste eso?

—Estoy aquí contigo, claro que lo vi —resuello, apretando los labios y respirando hondo.

—¡Wow! —repite sonriendo.

—Sí, wow —concuerdo, eso de antes no sucede todos los días.

Un objeto sobre el libro llama mi atención, me acerco y veo que es un trozo de algo. Está hecho de piel, lo que me hace pensar que es viejo, es suave al tacto y tiene grabada una inscripción. Lo tomo con la punta de mis dedos y leo en voz alta—. Querer: necesidad genuina de hacer realidad lo que tu corazón desea. —Debajo del párrafo hay un dibujo que creo reconocer—. Kya, ¿no te suena este sitio?

—Parece una montaña, podría ser cualquier lugar.

—No, no. He estado antes aquí. —Estoy segura de ello.

Cuando era pequeña, mi padre solía llevarnos a mí y a mis hermanos de paseo. Sus excursiones consistían en enseñarnos los lugares en los que alguna vez fue feliz.

—¿Y qué es eso, de todos modos? Parece un trozo de... algo. —Llega a la misma conclusión que yo—. Es la esquina superior izquierda de un papel, probablemente algún pergamino —acierta, examinando el objeto—. ¿Sería muy loco pensar que esto es una señal?

—¿Qué quieres decir?

—Pues, creo que luego de lo que hemos vivido esta noche, todo es posible y estoy pensando que quizás esto... —alza el papel por sobre nuestras cabezas—, es un indicio. —Hace una pausa y luego continúa, supongo que después de organizar sus ideas—. ¿Qué tal si debes ir a este lugar, y allí hay otra pista?

—Hagamos de cuenta de que lo que dices tiene sentido, ¿para qué son estas pistas?, ¿por qué debería seguirlas?

—¿No te fijaste en que el libro reaccionó cuando dijiste lo que en verdad desea tu corazón? Eso me lleva a concluir que estás a punto de emprender el viaje de tu vida.

La pregunta de Kya, la reacción del libro, el grabado en el pergamino: querer, desear...

Demasiada información, demasiadas interrogantes.

—Necesito pensar. —Mi mente está saturada. Ahora mismo no sé qué hacer o qué decir—. Mejor salgamos de aquí, ya hemos tentado demasiado nuestra suerte —sugiero con un amago de sonrisa y Kya asiente, poco convencida. Cuando estamos fuera y estoy a punto de cerrar la puerta del sótano, mis ojos vuelan al podio, el libro está como de costumbre, cerrado.

Diosa de La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora