-bien hecho muchachos, los dioses nos favorecen una vez mas-dijo uno de mis compañeros que tenia una barba poblada y su cabeza era calva.

Todos se dirigen a las caravanas, la sangre mancha toda la madera y sobre la tierra fluyen los charcos que son producidos por los muertos, cuando comenzamos a revisar encontramos monedas de oro y otras joyas. Habiamos encontrado lo que nos prometieron.

Antes de poder avisar, varias flechas perturban el aire a mis espaldas y comienzan a golpear los cuerpos que se encuentran de pie. Uno a uno comienzan a caer, siento un ruido penetrando la piel y el acero, un dolor profundo surge en mi hombro derecho. Arranco la flecha y me doy vuelta para enfrentar el enemigo, pero solo lo hago para que se incrusten dos flechas mas en mi costado izquierdo.

Mis piernas fallan y solo me sostengo con mis rodillas, levanto mi cabeza para observar el cielo por ultima vez, veo que un cuervo ronda sobre mi, con sus ojos oscuros viendo mi ser y sabiendo mi destino proximo.

-es hora de volver y de proteger a tu gente, hijo-dice el cuervo antes de lanzarse en picado hacia mi cara, cuando esta a unos centimetros de chocar todo se vuelve oscuro.

Despierto agitado, sudado y con miedo. Levanto mi frazada para encontrar una herida en mi pecho, a la altura del corazón pero antes de que la pueda tocar esta se cierra dejando una cicatriz.  Observo mi brazo derecho y encuentro los tatuajes, que podría jurar que no estaban allí antes de acostarme, gracias a los dioses nadie se despertó. Desde que subí al Argo II no he dejado de tener pesadillas. Llevamos tres días arriba del barco y han sido tranquilos, nos encontramos en la costa de Boston pero identificar a los prófugos no es tarea sencilla, cada dos horas baja un grupo diferente pero el resultado siempre es el mismo, todos vuelven con las manos vacías. Decidi de que en la próxima iría yo, estaba cansado de estar en el Argo sin hacer nada.

Tome mis cosas y me puse una campera para tapar mis tatuajes, gracias a los dioses los días en el mar eran frios, asi que pasaría desapercibido. A pesar de que estábamos muy cerca del invierno. Apenas subí fui a buscar a Lucius para decirle si quería ir conmigo, cuando intente golpear su camarote abrieron la puerta, solo para ver como una enfurecida Sadie salia de la habitación.

Eso era raro, sabia que Lucius y Sadie se llevaban bien pero era raro verla tan enojada, a lo que solo me encogi de hombros y entre.

-Lucius-dije mirando para todos lados-donde estas?

-aqui hombre-dijo el mientras se levantaba de su cama

-que sucedió con Sadie?-pregunte

-Carter se fue temprano a buscar a los prófugos-dijo Lucius-y no le aviso, asi que se puso furiosa..

-dioses del Olimpo, en que lio se metio-dije entre risas

-nunca hay que hacer enfadar a una mujer

-voy a ir en el siguiente turno, me acompañas?-fui al grano porque no queria perder demasiado tiempo

-claro estoy cansado de no hacer nada

-somos dos

Los dos nos dirigimos a la sala de mando, la cual estaba debajo del timón, Leo la habia puesto ahi en caso de emergencia. Al llegar nos encontramos a todos los egipcios(Sadie estaba discutiendo con Carter), Nico, Will, Percy y Leo mirando un mapa mientras pintaban las áreas ya exploradas, mientras que Piper ordenaba unas cosas. Todos se encontraban haciendo algo. 

Observe el mapa con detenimiento y pude ver que no quedaba mucho por explorar, supuse que estarían los prófugos en la zona no marcada.

-Percy yo voy en el siguiente grupo-dije mirandolo a El

La VenganzaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt