Capítulo 22: Mantente Firme

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POV Marinnette.

Mi celular comenzó a sonar y no tuve que ver la pantalla para oprimir el botón de "ignorar".

Claude levantó una ceja hacia mí mientras el camarero se alejaba de nuestra mesa.

- Si alguien se merece tu desdén es porque hizo algo bastante malo. - susurró tomando la botella de vino y llenando mi copa.

Hice una mueca.

- No es algo realmente malo -intenté defenderla- ,pero no deseo hablar con ella ahora.

Al terminar con mi copa siguió con la suya.

- Supongo que es tu amiga.

Asentí con la cabeza.

No quería admitirlo, pero la verdad me sentía muy enfadada con ella.

Abrió mi bolso sin mi permiso, se atrevió a ponerse de lado de Félix en vez del mío e incluso a Nino se adentro en la conversación, obviamente, juntándose con su esposa.

En momentos como estos, cuando peleaba con ellos dos, sentía ese horrible vacío en mi interior agrandarse aún más; porque después de todo eran mis únicos amigos.

Había alejado a todos mis conocidos desde hace años, sin sentirme lo suficiente confiada como para integrar a alguien más a mi círculo cercano.
Y aunque haya llamado en su momento "amigos" a Adrien y Félix, nunca los llevé a conocerme del todo.

Claude vacío la última gota de vino en su copa y me sonrió.

Le devolví la sonrisa agradecida de que no preguntara nada más sobre mi problema.

«Podría incluir a Claude a mi círculo de amigos.» pensé, pero aún no sentía la suficiente confianza como para hacerlo.

«Tal vez pronto..» seguí «Junto a Allegra»

- Es normal pelearse con los amigos. -intentó tranquilizarme- Después de todo lo que cuenta es la reconciliación.

Mi sonrisa se volvió sincera.

- Lo sé, gracias.

El camarero volvió y dejó la cuenta en las manos de Claude quién, por supuesto, no me dejó pagar ni un centavo.

- Te debo mucho Marinnette. -dijo plantando un beso sorpresivo en mis labios antes de que comenzara a discutirle.

Me quedé tiesa ante el acto. Nunca me había besado en público, no de esa forma.

Claude terminó de llenar la cuenta y volvió a entregársela al camarero quien se retiró prudentemente.

El ambiente comenzaba a tensarse, pero mi acompañante (experto en evitarlos) comenzó a hablar.

- ¿Sabias que antes Else y Gabriel Agreste eran amigos?

Rápidamente olvidé su acto descarado y me concentré en lo que me decía.

- ¡¿Qué?!

- No te miento -intentó convencerme- eso fue cuando los dos eran aún muy jóvenes.

Pestañeé incrédula.

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