Capítulo 13

9.7K 789 41
                                    

Horas después de regresar a Hogwarts me reúno con Hermione en el sauce boxeador, muy entrada la noche. Al encontrarnos nos fundimos en un abrazo. Le doy emocionada la buena noticia de haber podido reencontrarme con mi madre. Ella, sin embargo, me cuenta una mala noticia: Sirus Black ha muerto, y ha sido a manos de mi madre. Eran primos, aunque hace años dejó de ser de la familia por oponerse a ser mortífago. Por otro lado, el Señor Oscuro ha vuelto y le ha declarado la guerra a Harry Potter.

Permanecemos varios minutos abrazadas, asimilando todo lo que ha ocurrido en tan pocas horas. Mañana acaba el curso y todos volveremos a casa a pasar el verano. No nos veremos durante varios meses y no sabremos en qué condiciones estaremos cada una cuando se produzca ese reencuentro.

-Recuerda lo que nos prometimos -le digo-. A pesar del bando en que estemos cada una, seguiremos adelante con esto.

-Llegará un momento en que esto no se sostendrá -responde ella con voz apenada.

-Mientras eso llega, disfrutemos del camino, creemos momentos juntas como hemos hecho hasta ahora. Momentos en los que nos olvidamos del mundo y solo existimos tú y yo. Podemos hacerlo, estoy convencida.

Hermione guarda silencio mientras yo me muerdo el labio ansiosa por oír una respuesta afirmativa por su parte. Sin embargo, agarra mi mano y me lleva hasta el interior del colegio. Le pregunto a dónde vamos y ella solo se limita a pedirme que la siga. Llegamos hasta el pasillo que tanto hemos recorrido a lo largo de este curso y nos paramos frente a la pared. Segundos después la puerta de la sala de los menesteres aparece ante nosotras y Herms me arrastra hacia dentro.

No es la habitación en la que tantas veces hemos pasado las horas cuerpo a cuerpo. Es un pequeño salón de baile. Caminamos hasta el centro y a continuación pone una mano sobre mi hombro y la otra en mi cintura.

-Te voy a confesar algo que jamás te he dicho -comienza a decir con una tímida sonrisa-. El año pasado, cuando bailaste con Blasie en el baile de Navidad, sentí un poco de celos.

-¿Cómo? -pregunté atónita-. ¿Desde cuándo tú...?

-No lo sé. Creo que en ese momento no lo pensé en ese sentido, simplemente sentí que me molestaba que bailaras con él.

-Yo también debo reconocer que cuando te vi con ese vestido rosa estabas increíblemente guapa, pero tampoco se me pasó por la cabeza que un año después íbamos a estar así.

De repente una dulce melodía comienza a sonar.

-Entonces, está claro que nos debemos un baile -dice comenzando a moverse lentamente, como pide el ritmo de la música.

Yo la sigo, al principio con torpeza y luego con más soltura. Acaba apoyando la cabeza en mi hombro y yo tiro más de su cuerpo para pegarla a mi.

No se cuánto tiempo permanecemos así, bailando al son de esa música que parecía no tener fin. Esta despedida fue más difícil que la de navidades. Deseábamos con ansias que acabara el verano cuanto antes para vernos, pero a la vez teníamos miedo de lo que el verano nos deparará y cómo nos encontraremos al final de éste. Pero al fin y al cabo es un riesgo que hemos decidido correr y pase lo que pase lo afrontaremos juntas.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               *Continuará...

Con la sangre no se juegaWhere stories live. Discover now