Capítulo 4

6.8K 636 35
                                    

*Hermione*

Acabamos de ser apresados por carroñeros que inmediatamente nos han llevado a la mansión de los Malfoy. Nada más ver a Druella me da un vuelco el corazón. Allí estaba, junto a su madre, ambas tan parecidas como si fueran hermanas en vez de madre e hija. Llegué a ver una sonrisa en la comisura de sus labios y no me quitó la vista de encima en ningún momento, solo tenía ojos para mi. También me fijé en como Draco no nos dejaba de mirar con malicia, con repulsión.

Lucius instó a Draco para que descubriera a Harry, que había sufrido una deformación en la cara gracias a un hechizo que logré lanzarle antes de que los carroñeros nos apresaran. Draco sabía que era él. Lo sabía perfectamente. No logro entender cómo ha preferido callarse.

Finalmente, la identidad de Harry sale a la luz con un contrahechizo que Bellatrix le lanza, volviendo su rostro a su estado original. Eufórica, le grita a Lucius que llame al-que-no-debe-ser-nombrado, cuando de pronto, los carroñeros le enseñan la espada de Gryffindor y Lestrange echa una furia comienza a atacar a todos los carroñeros hasta echarlos de la mansión y hacerse con la espada, creyendo ciegamente que es la que habita en su cámara de Gringotts. A voces pide explicaciones de porqué no sigue allí oculta, y al no recibir respuesta decide mantener una "conversación" de mujer a mujer conmigo. Se me acerca tan peligrosamente que un escalofrío me recorre toda la espalda. Por el rabillo del ojo veo el gesto preocupado de Druella.

Harry y Ron fueron enviados a los calabozos y a mi comenzó a torturarme, exigiéndome que le confesara cómo le habíamos robado la espada de su cámara. Yo le repetía una y mil veces que no se la habíamos robado, que era una réplica, que la original seguía en su poder, pero ella no me creía. Primero me atacó con varios crucios que me hicieron gritar de dolor, pero al ver que eso no me hacía contar lo que ella quería oír, pasó a un nuevo ataque. Tirándome al suelo y colocándose a horcajadas sobre mi, comenzó a escribir en mi brazo con su puñal, haciendo que me retorciera de dolor. Mientra gritaba y lloraba desconsolada, miraba a Druella que, a su vez, apretaba los puños y respiraba agitada. Con la mirada trataba de pedirle que no hiciera nada, que por favor controlara sus impulsos y se mantuviera al margen. Deseaba con todas mis fuerzas que Druella me salvara, que terminara con esta tortura de una vez y me llevara con ella, pero no podía permitirlo, ambas debíamos mantener nuestra posición, y si a mi me tocaba aguantar esto ella no podía hacer nada por impedirlo.

Bellatrix seguía chillándome a pocos centímetros de mi cara. Sus rizos idénticos a los de Druella caían sobre mi rostro, siendo mojados por mis lágrimas. Yo seguía en mis trece, sin cambiar mi versión, y ella respondía añadiendo una nueva palabra en mi brazo. El dolor es inexplicable. ¿Cómo describir cuando te están rajando la piel en forma de letras? Si un corte superficial podía dolerte, imagina un corte tan profundo y hecho a conciencia. Me atreví a mirar, para saber qué era lo que Bellatrix me estaba haciendo: Sangre Sucia. A pesar de que mi brazo yacía prácticamente empapado de sangre se podía leer perfectamente.

-¡¡PARA!!

El grito de Druella retumbó por toda la habitación. La miré con los ojos abiertos, su cara estaba roja de pura ira. Su tía Narcissa la miraba sorprendida. Bellatrix se acercó a ella violentamente, haciendo que se sintiera pequeña al instante. Bajó la cabeza, apretando la mandíbula.

-¿Por qué debo parar? -le gritaba su madre. Yo le negaba con la cabeza, implorándole que se mantuviera callada, que no me defendiera por nada en el mundo-. ¡Es una sangre sucia! -continuaba Bellatrix-. Ah, ya sé ¿Quieres seguir tú? ¿Eh? ¿Quieres ser tú quien la torture? Vamos, hazlo.

Tiró de ella y la empujó hacia mi. Podía ver en su gesto como estaba sufriendo por dentro y como con la mirada me pedía perdón. Su madre la hizo sacar su varita y gritándole al oído le exigía que me lanzara un cruciatus. Su varita temblaba frente a mi, era incapaz de hacerlo.

De repente, Harry y Ron irrumpieron en el salón despojando a Druella de su varita y haciéndose con las de Draco y Narcissa. Lucius salió por los aires a causa de un hechizo lanzado por Ron. Bellatrix enfureció y arremetió contra ellos. Aprovechando esa distracción, Druella corrió hacia mi y sin decir una palabra me levantó del suelo y me empujó con fuerza hacia Harry y Ron, que me agarraron al momento, y utilizando a Dobby huímos de la mansión.

Mi deseo fue concedido: Druella me acababa de salvar delante de su madre y el resto de su familia, y yo sentía un miedo atroz de que sufriera represalias por esto.



*Druella*

Tenía que hacerlo. Tenía que salvarla. Verla sufrir de esa manera me estaba revolviendo el estómago, me estaba partiendo en pedazos la pequeña mitad de corazón que me quedaba. Mi tía presenció todo y se ha dado cuenta por cómo me miró que algo me pasa con Hermione. Por suerte, mi madre solo me ha echado la bronca por no haber impedido la huida de la chica, estaba tan distraída luchando contra Potter que no ha visto que lo que he hecho realmente es salvar a la "sangre sucia".

Esta guerra absurda va a acabar conmigo.

Con la sangre no se juegaМесто, где живут истории. Откройте их для себя