XLIII

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Capítulo 43.

Madrid, España. 10 de Diciembre 2017.

—No sé como tomarme este mensaje —Roman y Gael se miraron entre los dos y suspiraron.

—Él no puede enviarte esos mensajes, está bajo vigilancia Sebastian. ¿Seguro que no lo imaginaste? —suspiré. Ambos pensaban que estaba loco porque el mensaje había desaparecido. No podía entender como después de recibirlo, había desaparecido del sistema, eso sí, no estaba loco. Lo había leído.

Ese mensaje me había llegado, era casi imposible que lo hubiera imaginado. Alexsi se ha metido tanto en nuestras cabezas que a veces pierdo la noción de todo... Kisha sueña con él... yo también. Me aterra de solo pensar que está ganando a nuestras mentes.

Estaba cansando, sí, tenía sueño, también. Pero no iba a imaginarme tales cosas.

—Estoy muy seguro que me había llegado —me paré un poco frustrado y restregué mi cara.

—A veces la mente puede darte malas jugadas.

Miré el techo y cerré los ojos con fuerzas.

"Ingenuo si crees que llegarás a esa fecha."

¿Cómo sabría Alexsi que nos casaríamos? Tal vez eran mis miedos internos.

—Solo quiero que todo esto acabe —suspiré—. Quiero casarme, compartir mi vida con la mujer que está en la cocina y consentir a mi pequeña.

—Pero todo ya acabó Sebastian, no tienes nada de qué preocuparte —Gael puso su mano sobre mi hombro y me sonrió, pero por una razón no me tranquilizó.

Mi corazón palpitaba, algo presentía y no era nada bueno.

* * *

No debía de estar aquí, pero desde que Gael y Roman se habían ido, tenía todavía esa inquietud. No se lo había dicho a Kisha porque no quiero estresarla por algo que tal vez pasó en mi cabeza, quiero que planifique su boda sin interrupciones o sin más estrés sobre sus hombros. Si esto se me salía de las manos, iba hablar con ella, solo si fuese necesario, estrictamente. Ella tenía suficiente con sus sueños y no la presionaba para que me los contara, lidiaba ya con bastante.

—Vaya, vaya. Si no veo, no me la creo —mis dedos golpeaban la mesa de metal repetidas veces mientras apretaba mi mandíbula. Miré a Alexsi esposado y con siete guardias alrededor. Se miraba demacrado y tenía la bata de rehabilitación. El cuarto estaba sin vida.

¿Por qué vine?

—Deja de jodernos —Alexsi subió sus manos en forma de rendición y sonrió.

—¿Y ahora qué más hice? —sonrió inocente pero se burlaba de mí, su mirada estaba perdida y movía su pierna frenéticamente. Estaba quieto... raro.

—Ya sabes lo que hiciste —apreté los dientes. No quería descontrolarme. Apreté mis manos y mis vellos se erizaron. Lo odiaba... en frente mío estaba el hombre que lastimó a la mujer que amo.

—Parece que todo mundo sabe lo que hago menos yo.

Gruñí y le miré directamente a esos ojos claros. Parecía que se burlaba, que se divertía de mi situación. ¿Por qué había venido a Madrid a exponerse para perderlo todo? ¿Por qué él no sentía que había perdido? Estaba tras las rejas y allí se iba a pudrir.

—Deja de mentir y enviarme mensajes. No evitarás esa boda —por sus ojos, noté un brillo de sus ojos, por la sorpresa. Incluso noté desilusión. ¿A caso me había imaginado los mensajes? ¿Él no sabía nada? ¿O era otra vez su juego?

Hermoso Caos (Beautiful Mess)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora