II

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Capítulo 2

Madrid, España. 2 de febrero del 2016

— ¿Por qué demonios estás tirando esta libreta? — dijo Devon sacándole de la basura y le miré mal.

—Todos son dibujos de Blake— Devon iba pasado hoja por hoja admirando cada dibujo.

—Pero son increíbles y tienes talento... no puedes tirar todas tus cosas de pintura— me acusó señalando todo lo que estaba en la basura.

Por algo dicen que las mejores amistades tienes que odiarlas, porque amar significa decir incluso lo que no quieres escuchar.

—Haré lo que yo quiera Devon— gruñí como niño pequeño—. Y ya soy mayor para saber lo que hago— Devon paró en una hoja donde Blake era dibujada sobre la cama dormida, ella era perfecta y sin la chica que me inspira. ¿De qué valía dibujar?

Me sentía cobarde por tirarlo todo por la ventana... pero se sentía bien respirar el aire fresco que entraba por la misma.

Me recuerdo que conocí a Blake un día en el campus de la universidad cuando yo estaba sentado en el borde de la azotea, Blake al verme se sentó a mi lado y dijo que si dibujaba el paisaje sería algo hermoso de tener en papel, y no sé si era su belleza o era su aura que me hizo plasmar el paisaje del campus en la hoja de atrás de mi cuaderno de economía. La misma hoja que inició todo, estaba por tirarla.

—Tienes que seguir adelante y además es tu pasión, no la puedes dejar ¡Me puedes dibujar! Y anda que soy hermoso— sonrió y yo negué con la cabeza.

—Dije no, solo quiero dejar todo lo que me recuerda a ella.

—Entonces deja de pensar mucho en las cosas y solo hazlas— me regañó y sacó todos los utensilios—. Me los llevaré a mi casa y cuando recapacites de lo que estás haciendo, es la peor decisión que puedes tomar, te los devolveré. Algún día Emma los querrá ver... querrá ver recuerdos de su mamá y no se los podrás privar.

—Si eres mi amigo no lo harás— estaba enfadado, quería rematar con ella. Quería lanzarle un golpe.

—Exacto, no soy tu amigo. Soy tu familia, tu hermano, y sé lo mejor para ti— palmeó mi espalda y me sonrió de lado, con cariño y con un toque de paternalismo.

—Te odio.

—Sé que me amas y me quieres golpear, pero no te dejaré hundir... siempre me tendrás para tomar tu mano y nadar contigo cuando sientas que te ahogas — sonrió más y me dio un leve empujón —. Te amo Sebastian... y sé que duele... pero muy dentro de ti también sabe que solo lo haces porque quieres aliviar el dolor temporalmente pero todos esos buenos recuerdos, guárdalos dentro de ti.

—La extraño— susurré y Devon me abrazó. ¿Quién dice que los hombres no se pueden abrazar? O eso decía Blake cada vez que nos saludábamos secamente con Devon y Daniel, prácticamente nos obligaba a abrazarnos. Después de un tiempo un abrazo o un te amo era común entre nosotros.

Ellos eran los hermanos que nunca tuve. Son mi familia...

Tal vez no solo tenía a Emma... tenía a mi familia.

—Sé que lo haces, hasta yo— susurró—. Era una increíble mujer pero no puedes desperdiciar tu vida esperando algo que ya no puede ser. ¿Vale? Ella se fue y quieras o no la vida continua contigo o sin ti— me sonrió con confianza. Yo no sonreí, no me sentía preparado.

—Anda, vamos que Emma está esperando por ti y a ella le gusta que sonrías y no seas un amargado— bromeó y yo reí un poco. Esa es una de las cualidades de Devon, hacer reír a las personas en el momento más esperado.

Hermoso Caos (Beautiful Mess)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora