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Capítulo 1

Muchas de las cosas más maravillosas de la vida vienen cuando menos lo esperas. Algo fortuito e inimaginable. Así opera la vida, nos tiene en la constante cuerda floja de nuestras emociones, arrebatando y reconstruyendo sin dar aviso. Las más tormentosas son los cambios que cuestan adaptarnos. Pero los momentos más bellos, son los que te dejan con la garganta seca, que te dan en que pensar, las que te sacan una sonrisa involuntariamente y al momento de tenerlo, tienes una sensación en el pecho de no querer perderlo.

"—Salió positivo Sebe— miles de emociones en mi interior empezaron a salir a flote y sólo logré besar a esa excelente mujer que me daba la mejor noticia del mundo. Aquella mujer que desde hace años, decidí amar más allá del límite de las estrellas".

Algo así fue cuando me enteré que iba a ser padre, ninguna sensación se comparaba con ese momento. Recuerdo ese día como si fuese ayer, era un jueves por la noche, ella había preparado una de las mejores cenas, tenía su vestido rojo que me encantaba y un nerviosismo que se notaba a kilómetros. Por un momento creí que iba hacerme una de las tantas bromas que hace, pero cuando me mostró un artefacto con dos líneas y al principio, mentiría si dijera que no estaba confundido, no había entendido, hasta que puso mi mano en su vientre.

Yo tenía la fortuna de tener a una de las mejores mujeres a mi lado, una mujer que luchó por sus sueños, hizo mis sueños los suyos y sobre todo, era la que calmaba mis nervios. Esa mujer era mi esposa y futura madre de mi hijo o hija. Estaba ansioso por ver lo que estaba por pasar. La había elegido a ella para toda la vida y para toda la eternidad. Quien pensaría que esa eternidad serían unos meses más.

Los primeros meses de embarazo fueron con muchas emociones, no vomitaba ni tenía náuseas, pero comía cada minuto del día. Luego se ponía sentimental, lloraba con cualquier película, lloraba cuando me apartaba un momento de su lado. Pero amaba a esa mujer y haría lo que fuera por verla feliz y que ese bebé naciera sano. Por otro lado, estaban nuestras primeras veces, como la primera ecografía, cuando por primera vez le hable al estómago de mi esposa, cuando las redes sociales se llenaron de felicitaciones. Aunque sin duda, mi día favorito fue cuando compramos la cuna y tuve que armarla, pasé horas construyendo una cuna que al final tuve que reconstruir porque había dejado un tornillo sin usar.

Blake solía escribir un diario sentada en su hamaca, para nuestro futuro hijo o hija y se obsesionaba con los libros para padres primerizos. Se leía uno diario y estaría exagerando si digo que me hacía leer sobre partos. También empezó a tomar la extraña manía de leer cuentos infantiles antes de dormir y comprar ropa por montón y peluches. Decía que le quitaba la ansiedad. Recuerdo cuando peleamos por el color del cuarto y al final ella ganó con el amarillo. Fue una larga discusión en poder determinarque al final, no era si era rosa o celeste, los colores no están determinados, fueron creados para verlos y que formen parte de nuestro ser. Yo había diseñado y pintado un árbol en la pared principal y en las ramas del árbol, íbamos a colocar fotos del crecimiento del bebé y fotos familiares. Un árbol que nunca terminó de florecer, había muerto sin antes pensarlo.

Yo no me sentía preparado durante esos meses, parecía un sueño hecho realidad y tenía a Blake. ¿Qué mal podía pasar?

En la quinta luna fue cuando todo se complicó, ya sabíamos que iba a ser una bebita pero continuamente Blake tenía hemorragias e íbamos a control cada semana. Sus padres me culpaba de que la descuidaba, que no era buen esposo y que no iba a ser un buen padre. Las dudas resurgían, me cuestionaba mi vida y mi capacidad, no solo de cuidar a la mujer que amo sino mi capacidad de racionar. No dormía esperando que Blake estuviese bien, que nuestra hija estaría bien.

Hermoso Caos (Beautiful Mess)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora