Confié en una maraca.

#51

—¿Qué huea enfermas culias? —dijo la Valeria poniéndose la polera.

—¿Qué huea vo? maraca culia. —dijo la Maca.

—¿Te hay mirao vo? —respondió.

—Veamos como queda tu reputación. —sacó su celular y le tomó una foto.

—¿Sabí que te puedo demandar por esa huea corazón? —se rió.

—¡Valeria culia! Vira altoque de acá. —me metí.

—¿Y qué huea si no salgo? ¿qué me vay a hacer? —se puso la falda.

—Subimos la foto a internet, ¿vo creí que no nos da? —me reí.

—Que pendejas, hagan lo que quieran. Saldré cuando quiera. —dijo la Valeria.

—Y vo ahueonao vira de acá. —la Maca le dijo al hueón que estaba con la Valeria.

—Voy a llamar al Pancho. —le dije a la Maca.

—¡Uy! ¡Qué susto Jose! —se rió.

—¿No te da vergüenza ser tan maraca ahueoná? —respondí.

—Lo aprendí de mi ex mejor amiga. —se rió.

—Pobre hueona, vira. —me acerqué a ella con pecho paloma para mostrar un poco de rudeza.

—¿Qué huea? —hizo el mismo gesto.

—Que virís po ahueoná, ¿erís sorda? —le mandé un empujón.

—¿A quién vení a empujar enana de mierda? —me empujó.

—A vo fea culiá. —le tiré el pelo.

—¡Sueltame ahueoná! —alaraqueó.

—¡Andate entonces maraca conchetumare!

—¿Qué huea está pasando acá? —llegó él Joaquín.

—¡No te metai! —gritó la Maca.

—¡Paren la huea! —gritó él Joaquín.

—¡Andate Joaquín! —grité yo.

—¿Qué mierda? —llegó él Pancho con él Pablo.

—¡Ésta maraca me está pegando! —dijo la Valeria.

—¡Oye no te metai con mi polola! —se metió él Pablo.

—¡Se acabó el carrete cabros! —dio aviso él Pancho.

—¡Noooo po! —alegaron todos.

—¡Sí, cabros, sorry! —apagó la música y todos cacharon la pelea.

—¡JOSEFA, JOSEFA! —me apoyaron algunos hueones.

—¡Vayanse, no sigan metiendo leña al fuego! —gritó él Pablo.

—¡Voy a llamar a los pacos si no salen culiaos! —gritó él Pancho.

La media cagá.

{• • •}

Desperté y estaba la pura cagá, él Pancho estaba despierto tratando de ordenar así que me levanté y lo ayudé.

—Sorry por cagarte el carrete. —rompí el silencio.

—¡No te preocupís enana! —dijo mientras barría.

—¡Es que estaba curá, yo no soy así de prepotente y me da rabia! —dije agarrandome la cabeza.

—Tranquila, mientras estís bien, filo con el carrete. —me hizo cariño en la espalda.

Suspiré.

—Voy a despertar a éstos hueones pa' que ayuden con algo.

—Sí, dale.

Me dirigí hacía la Maca que estaba tirá en el piso abajo del sillón.

—Despierta floja culiá. —la moví.

—¿Qué huea? —dijo rascándose un ojo.

—Despierta po.

—¿Qué hora es?

—Las dos, levantate. Voy a despertar al Pablo.

—Dale. —se levantó.

—¡PABLITO! —le grité.

Pero no despertó él anémico.

—¡Mi amors! —le dije en el oído.

—Buenos días. —dijo con un ojo abierto y estirando sus músculos.

—¡Buenas tardes querrás decir!

—¿Tan tarde es? —vio la hora en su teléfono.

—¡Sí po! Arriba, ayuda a limpiar.

—¿A limpiar? —preguntó extrañado.

—Sí, estamos ordenando.

—Tsss, después de la cagaita de ayer. —se burló.

—Estoy arrepentida.

—¡Me saliste peleadora ah! —se rió.

—¡Ella empezó po! Igual, yo estaba curá ... No soy así. —me crucé de brazos.

—Linda mi Crespita Rodríguez. —me abrazó dejandome contra su pecho.

—Erís pesao. Dame un beso mejor. —me quejé.

—Estoy pasao a copete. ¿segura?

—Yo también, me voy a tener que bañar o si no mi mamá me va a sacar la cresta. —me reí.

—Llamemos a este besito, "el ebrio". —me puso el pelo detrás de la oreja y me besó.

—¿El ebrio? ¿en serio?

—Sí po. —se rió.

—Eres tan fome pero me gustai igual así que obligá a hacer como si fuera chistoso. Así que ... ¡Que lindo mi amor, me encantó tu besito ebrio! —dije con voz chillona y me reí.

—Y yo soy él pesao ... —miró hacia el lado.

—Te quiero muchísimo. —le di un beso.

—Yo igual preciosa. —me abrazó.

—¡Oye mamones culiaos, vengan a ayudar! —dijo la Maca.

—Siempre nos cagan los momentos. —se rió mi pololo.

—Ya vamos... —me reí y di la vuelta.

—¡Oh, tení toda la espalda sucia!

—¿De verdad? —dije preocupada.

—Sí, a ver deja limpiarte. —me tocó el poto.

—¡Pablo! —me quejé.

—Tení la espalda muy abajo. —se rió.