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Sonó mi alarma.

Y supongo que ya saben para que.

¡Que paja! No quería ir al colegio, si el primer día no hacemos niuna huea pero mi mamá me obligó a ir por la asistencia.

Me levanté, fui a ducharme y me vestí, tomé desayuno y fui al paredero que quedaba a una cuadra de mi casa.

Hice parar dos micros y ninguna me pesco, en la tercera me fui y no tenía el pase, pero como soy chora iba a pagar pasaje estudiante igual, si el hueón me había visto con uniforme, ¿pa qué más información?

—Señorita, ¿su pase?

—No lo tengo, pero estoy con uniforme.

—No puede pagar pasaje estudiante sin su pase.

—No tengo más plata.

—Entonces, si es tan amable de bajarse.

—No, no pienso bajarme, voy a estudiar señor, si le molesta ni ahí, permiso.

Me fui al final de la micro total no podía bajarme a la fuerza.

Él hueón siguió no más.

Iban tres flaites sentados al lado mío y me estaban webeando, pero en buena así que no me molesté.

Caché que me tenía que bajar y toqué el timbre, él hueón me miró y no paró.

Le grité como una señorita, ¡ABRÉ LA PUERTA MICRERO Y LA CONCHETUMARE! Todos me quedaron mirando pero ni ahí, el hueón tampoco pesco así que le pedí ayuda al flaite y él tocó el timbre como para que creyera que él se bajaría pero me bajé yo, le di las gracias al amigo, y le hice un hoyuo al chofer.

Llegué atrasá más encima.

—Señorita Josefa, ¿Estás son horas de llegar? —dijo la vieja culia de la inspectora.

—No disculpe, larga historia.

—Bien larga, como la llamada que le haremos a su apoderado.

—¡No! ¿Para qué? nunca más se lo juro.

—En este establecimiento no hay excepciones, pasé por inspectoria para firmar su atraso.

Vieja culia.

No le hice caso porque no estaba ni ahí y subí a mi sala.

Toqué la puerta y me abrió el Jesús un hueón mateo, era tela.

-—Josefa, siéntate al lado de la Valeria. —dijo la profe.

Vieja culia también.

Me senté pero ni miré a la maraca, estuve prestando atención toda la clase, porque quiero que me vaya bien este año.

Tocó el timbre y salí con el Jesús porque no tenía con quien andar ahora.

—¿Por qué no estay con la Valeria?

—Es una hueá complicada.

—¿Estan enojadas?

Asentí.

—¿Por qué?

—Por un problema que tuvimos.

Él hueón copuchento.

—¿No quieres hablar de eso?

—Prefiero que no.

Sólo por el hecho de que no hay confianza con él.

—Está bien.

—¿Me acompañai al quiosco?

—Dale.

Compré una manzana, y estaba la Valeria con un hueón alto sentados en la banca. ¿Quién chucha era?

Le dije al Jesús que fuéramos a otro lado, y me dijo que lo esperara porque iba a buscar plata.

Lo espere y vi por fin la cara del hueón con quien andaba ésta maraca.
Me dio tanta rabia hueón que fui a encararlo.

—¿Qué hací acá tú? —dije enojá.

Me miró sorprendido.

Confié en una maraca.Where stories live. Discover now