#45

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Él día del funeral del Jesús fue un día muy triste. Llantos por todos lados. Estaba todo el curso.

Me sentí tan culpable de la muerte del Jesús. No quería comer, no podía dormir, estuve realmente mal. Pero mi mamá me dio a entender que no fue mi culpa.

No puedo creer que uno pierde a las personas que más quiere en un instante.

Quizás si no hubiéramos ido con él colombiano, o si simplemente yo no hubiera impedido que subieran el volumen él estaría vivo ahora.

¡Lo extraño tanto!

Él Pablo estuvo conmigo todos los días, se quedó a dormir en mi casa pero mi mamá lo hizo dormir en el sillón.

Lo necesitaba también.

Me hizo sentir un poco mejor su presencia, se me había olvidado por completo la pelea ahueoná que habíamos tenido.

Después de salir del funeral y que enterraran al Jesús me puse a llorar muy cuatico que todo el curso que apenas sollozaban me miraron impactados. Lloraba como condená. No es menor. Era un muy buen amigo. Tantos momentos juntos que ya no se podrán repetir.

–Tranquila Jose... —Me acarició la espalda él Pablo.

–Por más que lo intente no puedo evitar llorar. —Me limpié los mocos con mi poleron.

–Él te cuidará del cielo. Él sabe que no es tu culpa. Te quiere muchísimo. —Me dio un beso en la frente.

–Gracias Pablo. —Lo abracé mientras sollozaba.

–Me vay a dejar el pecho llenos de mocos. —Trató de sacarme una sonrisa.

–Sorry. —Me limpié lo mocos con mi poleron y mis lágrimas.

–Es broma tonta. No quiero verte tan mal.

–Por ahora, no creo que lo logrís.

Confié en una maraca.Where stories live. Discover now