#35

3.3K 174 33
                                    

...

–¿Josefa?

–Ah, sí, puta no quería decirte por el tema de no tener problemas contigo.

–Se supone que tenemos que tener confianza.

–Lo sé Pablo, perdón, está es la primera y última.

–Mh, espero...

–Ya po, no caguemos nuestro día por favor.

–Ya oh, pero quedará pendiente.

Me voy a ir a la mierda.

–Sí, oye cachai que creo que algo le pasó a la Maca.

·¿Por qué?

–Porque me llamaba y después cortaba... me llamaba y volvía a cortar.

–Quizás se le hecho a perder el celular.

–No creo po, esa hueona lo cuida como a su propia vida.

–¿Y qué pensai hacer?

–Ir a verla po, ¿te tinca?

–Mmmmh... —Hizo una mueca.

–Ya que erís pesao. —Me crucé de brazos.

–Es que es nuestro día po.

–Mh, sí igual tenís razón. Ya lo dejaré pa' mañana.

–Bueno. —Me robó un kiss.

Divisé a lo lejos a la maraca de la Valeria.

No ahora por favor.

Buta, esta mina se me aparece hasta en la sopa.

–¿Vamos a otro lado?

–¿Por qué?

–Está fome aquí po.

–Pero ... llegamos recién.

–Si sé pero ya me aburrí po.

–Oh que eres bipolar.

–Sí un poco. ¿Vamos?

–Quedemonos un rato más po.

–No quiero. —Reclamé como pendeja de 3 años.

–Mi wawa.

–Vamos po Pablo. —Me estaba enojando de verdad.

Les aclararé que no es que me esté arrancando, pero esta maraca ya se le tiró una vez al Pablo.

–Ya, vamos. —Tomó nuestras cosas.

–¿Y dónde pensai ir? —Dijo el Pablo.

–Al mall, a tomarnos un helado.

–Ya bueno, pero después nos vamos pa' tu casa.

–Oye viejo stop. —Me detuve.

–¿Qué?

–Vamos más tranquilos, ¿cómo que quieres ir a mi casa?

–A presentarme con tu mamá...

–Ah, pues... pensé, nada.

–Mal pensá.

–No, para nada mi amor.

–Sí claro...

Llegamos al mall y fuimos directo al patio de comidas.

Nos tomamos un helado y después nos fuimos a mi casa.

• • •

–Mamá, él es el Pablo.

Nos miramos con él Pablo.

–Soy su pololo, mucho gusto.

–¿Pololo? Mishh... ¿y de cuándo?

–De hoy mamá.

–Mira la cabra fresca... bueno. Tomen asiento pue' les tengo un pie de limón.

–Mamá no me dejís en vergüenza por fa. —Le susurré.

–¡Pablito! No me vay a hacer na' sufrir a mi cabra mira que ya ha pasado por muchas cosas.

–No tía, no se preocupe. Yo a la Jose jamás le haré daño. —Me tomó la mano.

–Mmmmmmh....

–Mamá. —La miré feo.

–Ya, coman no más. Que quiero mostrarle algo al Pablito.

No ahora por favor x2.

–Mamá...

–Ay Josefa, si el cabro tiene que saber tus anécdotas.

–Córtala por fa...

–¿Qué anécdotas? —Preguntó él Pablo.

–Las anécdotas de cuando era mi bebé.

–Me gustaría saberlas. —Me miró con cara de coqueto.

–No hueí. —Le susurré y lo pise por abajo de la mesa.

–Está super rico el pie tía.

–Gracias mijito, lo hice yo.

–Es mentira esa hueá, lo compró al lao donde la vieja que parece hombre.

–Josefa no seai grosera. —Me miró feo.

–Ya sorry.

Confié en una maraca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora