Anécdota de @ArtFlowers
Me gusta nadar, así que desde hace tiempo voy a clases. En el sitio al que asisto, como en todos los lugares, hay una zona donde se supone que uno puede cambiarse. Como muchas personas, yo llevo mi maya debajo de mi ropa "común" para evitar cualquier tipo de vergüenza que incluya desnudez. Ah, pero no a toda la gente le importar estar desnuda en público.
Un día como cualquier otro estaba cambiándome, cuando apareció de la nada una mujer de unos sesenta años, completamente desnuda. Y ahí no está lo extraño.
Ella comenzó a preguntarme algo... no recuerdo qué era. Yo estaba asfixiándome de incomodidad, de modo que elegí el camino fácil: Ignorarla. Y como la señora debía tener un ego más profundo que el mar (¿Entienden? Porque estaba en natación. Jaja) se dispuso a gritarme llamándome maleducada.
Lo peor es que cuando fui a la piscina, la señora estaba haciendo yoga a unos pocos metros de mí, aunque gracias a Poseidón (¿Vuelven a entender? Porque es el dios del mar... está bien, ya me callo) la señora ni me reconoció.
¿Y cuál es la lección de esto? Siempre contestarles a las ancianas que andan desnudas.
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Anecdotario Público
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