Capítulo 38

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-Entonces...entonces...
-Me haré un aborto.
-Bien, yo--¿Quieres que haga algo?

Paula estaba nerviosa, estaba sentada en la cama frente a mi, pero no me miraba.

-No Paula, no quiero meterte en esto.

Se estiró y tomó mi mano, y también volvió a mirarme a los ojos.

-Se que es difícil para ti, no te dejaría sola jamas en esto. Haré lo que pueda.
-Gracias.

Respiré profundo y luego tomé una gran bocanada de aire. En verdad no creía lo que estaba pasando, pero tampoco me preocuparía, este embarazo tendría su final muy pronto, y luego sería sólo un mal recuerdo.
No quería parecer ni sonar fría y como si en verdad no me importase la vida del bebé, pero si lo pensaba bien ¿qué vida podría darle yo? Tengo mi dinero, pero acuesta de venta de drogas, qué pésimo ejemplo. Me escapé de mi casa casi a los quince y ni un proyecto de banda he tenido, sin mencionar que la escuela es libro cerrado para mí, cerrado e incompleto.
Sólo traería a un bebé a sufrir, a tener una vida de mierda. Lo mejor era que no naciera.

-Antes de abortar tienes que saber cuanto tiempo tienes.
-No se, ni idea, pero al menos unas dos semanas.
-Sé que me preguntaste si podía arreglarlo por lo de los remedios caseros, y sí se provocar un aborto con hierbas, pero no se puede si ya tienes más de un mes. ¿Por qué no vamos a una clínica? Si no tienes dinero yo te presto, no hay problema. -No se, no quiero que lo sepa nadie más. ¿Por qué no se puede?
-Porque requeriría una cantidad que podría hacerte daño.
-¿Mucho daño?
-Liz, mañana iremos al doctor y sabremos el tiempo, luego vemos cómo interrumpir el embarazo.
-Está bien.
-Bien, ahora duerme, y no hace falta que me pidas que no lo diga, será nuestro secreto.

Abracé a Paula por casi un minuto.

-Te quiero, gracias.
-Yo también, ya duerme. Mañana hablamos.

Me dormí a pesar del golpe que había recibido.

A la mañana siguiente fui al médico con Paula y me hice un examen de sangre que estaría listo en un par de días. Me sentí terrible todo el tiempo, avergonzada por la cara de las enfermeras, era obvio que la mirada que todas me dedicaban era de terrible reproche.

-Kirk me dijo que lo viera en el centro, ¿iras a casa?
-No, tengo que ver a James.
-Ah...
-Él no tiene nada que ver con esto, por si te lo preguntas.
-¡Ah! Jajaja, está bien.
-Gracias -dije apretando cariñosamente su brazo.
-Avisa si cualquier cosa sucede ¿si? Estaré en casa.
-Okey.

Durante el día era raro que Dave estuviese en el departamento, así que vería a James ahí y le pediría que saliéramos por ahí a conversar. Solo sería un momento allí, no debería toparmelo.
Estaba triste, obviamente, porque lo nuestro se alejó de la nada. Es horrible cuando tienes algo con alguien, y amas o quieres mucho a ese alguien, pero no son nada con un nombre u oficial y algo de pronto sucede, haciendo que de la nada todo se enfríe; y te preguntas si algún día esa persona te quiso en verdad, mientras te vas apagando de a poco.
Todo eso me sucedía ahora, seguro que era mentira todo lo que vivimos.

No pensaba decirle que estoy embarazada, ¿para qué? Iba a abortar y ya nada nos debería mantener juntos, si no volvíamos a vernos nada cambiaría.

Toqué la puerta nerviosamente, sentía un terrible cosquilleo en mi estomago.

-Hola--¡Lisa!
-Ay James, qué alivio que abriste tú. No me preguntes, pero dime que Dave no está dentro.

Se apoyó en la puerta y me sonrió levemente.

-Estoy solo.
-¡Bien!

Pasamos y me tiré en el cómodo y roñoso sofá que extrañaba tanto.

-No creí que extrañaría tanto esta pocilga.
-Eres tú la que no ha venido
-Pero sabes por qué.
-Supongo... ¿Quieres cerveza?

Addicted To Chaos [Re-subiendo]Where stories live. Discover now