— ¿Hum?

Apenas se había dado cuenta de que el pobre estaba prácticamente desnudo. No hacía frío en el ambiente, pero a juzgar por cómo contraía los dedos de los pies debía de estar congelándose.

— ¡Oh, sí! — dijo y rápidamente tomó el bolso del piso.

Logan le agradeció y extendió sus manos para recibir el bolso lleno de ropa. Tan solo fue por un breve instante, imperceptible para el ojo inexperto, pero cargado de un sinfín de sensaciones. En ese simple acto de traspaso las manos de ambos se tocaron y Amy alejó las suyas de inmediato, haciendo que Logan adoptara una postura incómoda y recogiera el bolso en el aire.

La joven apretó los puños contra su pecho. Tocarlo había sido la sensación más extraña que percibió hasta el momento.

Lo sentía, podía sentirlo de verdad.

—Lo lamento —atina a decir, después de ver el rostro acomplejado de Logan—. Me asusté... Es raro poder sentir a alguien que solía estar muerto.

—Descuida, está bien. Sé que puede ser raro para ti... para mí también lo es, pero aun así me gusta la sensación. —Hace una pequeña pausa y agacha la cabeza apenado—. Amy...

— ¿Sí?

Logan eleva la mirada hasta encontrar sus ojos.

— ¿Puedo sentir tu mano?

Estuvo a punto de echarse a reír. Usualmente no era normal que un chico preguntara por eso cuando intentaba caerle bien a una chica; pero debido a que él literalmente estuvo muerto y, en consecuencia, no podía sentir absolutamente nada, le pareció que poder volver a percibir las sensaciones a través de los sentidos debía ser algo maravilloso.

—Claro.

Se acercó a él, alzó la mano para tomar la de Logan en forma de saludo, pero éste tenía un plan diferente. Rozó la mano de Amy, dejando que sus dedos viajaran por la palma de su mano y luego, como si se tratara de las piezas de un puzle, pegó su mano contra la de ella.

Las sensaciones que la asaltaron en ese pequeño instante fueron suficientes para acelerarle el corazón. No cabía duda alguna, estaba vivo, realmente lo estaba. Podía sentir su calor, su corazón latiendo en la punta de sus dedos. Era increíble.

Logan lentamente deslizó sus dedos y los entrelazó con los de ella, cerrándolos para formar un puño. Era una sensación maravillosa, inigualable. Una sonrisa se dibujó en sus labios y observó a la joven; Amy hizo lo mismo y ni bien sus miradas se conectaron, sintió un hormigueo recorrerle el cuerpo. Su corazón golpeaba la pared de su pecho con violencia, desbordado por las sensaciones que lo bombardearon de pronto.

¿Qué significaba aquello? Nunca antes había sentido algo parecido.

—Voy a cambiarme —anuncia el joven, enseñándole el bolso.

Para cuando Amy volvió a la realidad, Logan ya caminaba en dirección al baño. ¿Cuándo se habían soltado? ¿Por qué no lo recordaba?

Observó la palma de su mano y con su dedo pulgar hizo presión contra esa zona, percibiendo al instante el mismo hormigueo que asaltó su cuerpo y que ahora subía por su brazo hasta sentir como su corazón daba un vuelco.

Todavía era capaz de distinguir la huella, impregnada como perfume, de la mano de Logan aferrándose a la suya.

Desvió la mirada hacia la puerta del baño, y fue entonces que comenzó a pensar en sus sentimientos por Logan...

« ¡No! » gritó su voz interior. «Es ridículo. No puedo enamorarme de Logan, él ya tiene novia. Su deseo es encontrarla y quedarse con ella para siempre... pero...»

¿Envidia? ¿Celos?

Todas las personas atraviesan por una llamada "fase oscura", y por primera vez Amy estaba transitando por ésta.

«Ojalá Charlotte ya no lo ame»

¿Eso había salido de ella? ¿Acaso eso era lo que deseaba su inconsciente? Sintió ganas de abofetearse a sí misma, ¿cómo podía pensar siquiera en ello?

En primer lugar no podía estar enamorándose de Logan. Ella era su guía ahora y debía guiarlo en dirección a Charlotte. Y, en segundo lugar... él no la amaba.

El pensar en aquello último provocó que el pecho se le hundiera y sintiera una sensación de vacío. Quizás podía intentar que él desarrollara sentimientos por ella, pero... ¿qué ganaba con eso? No podía estar a su lado sabiendo que había otra persona que sufría por la pérdida de Logan.

Sus oídos captaron el ruido de una puerta y al elevar la mirada se topó con Logan. Vestía unos jeans una talla un poco más grande y una camisa a cuadros color gris.

— ¿Qué tal me veo?

—Definitivamente tendremos que comprarte ropa nueva. La de mi padre no te queda.

Le regaló una sonrisa y se acercó a la joven. Nuevamente notó como ésta se lo quedaba mirando.

— ¿Tengo algo raro en la cara?

— ¿Por qué lo dices?

—Porque a cada rato te me quedas viendo.

Amy reaccionó sorprendida ante su comentario.

—Es solo que el parecido es impresionante. ¡Hasta tienen la misma voz!

— Sí bueno, hay algunas cosas que tienen explicación. Verás, mi guía me explicó que al poseer un cuerpo, podría realizar algunos cambios en él; y ya que se parecía tanto a mí no quise desperdiciar la oportunidad de que se oyera como yo.

—Está bien.

Toma el bolso que Logan traía en su mano y se lo carga al hombro.

—Andando.

—De acuerdo. ¿Cuándo partimos a Luisiana?

Amy se detuvo a medio camino y con expresión de desconcierto observó al joven a sus espaldas.

— ¿A dónde?

—Luisiana —repite él—. Allí vive Charlotte. Ahí vivía yo.

Amy apretó los puños e infló los cachetes del coraje. Quería golpearlo.

— ¡¿Qué?! ¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Lo lamento pero si te lo decía probablemente no querrías ayudarme.

— Logan... Yo... ¡Arggg! Lo hablaremos luego en casa, ¿okay?

Él asintió sin mediar palabra.

—Amy.

— ¿Qué? —Su voz suena irritada.

—Gracias por intentarlo.

Le observó y fue incapaz de reprimir una sonrisa.

—Anda, vamos a casa.

LA MÉDIUMWhere stories live. Discover now