Capítulo 34 (Editado)

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MICHELLE

Mis piernas duelen, demonios.

Agarro con la poca que tengo a Jonás y me escondo en una cueva, mientras me baño en lodo.

- Jonás, despierta. – vendo su herida con un trozo de tela y cubro la mayoría de su cuerpo con lodo.

Aquellos lobos eran demasiados.

Espero que no capten nuestra esencia.

Jonás despierta repentinamente y comienza a gritar.

- ¡Mama! – grita lastimosamente. – ¡Julieta!

Siento pasos afuera de la cueva y mi cuerpo se tensa.

Lobos.

- Jonás, haz silencio. – me acerco, tratando de callarle.

- ¡Mama! – grita aún más fuerte y un aullido se escucha afuera.

Mierda.

Estamos jodidos.

Me asomo para observar el panorama afuera.

- ¡Ah! – grita el niño y solo logro mirarlo una sola vez antes de caer al suelo.

Observo al lobo castaño y algo en el me resulta familiar.

- Michelle. – susurra alguien a su lado.

- El niño. – susurro cansada. – No lo lastimen.

Observo aquella persona que ha estado presente en mi pensamiento y siento la pesadez en mi cuerpo.

Mis ojos se cierran debido al cansancio y logro pronunciar su nombre antes de caer inconsciente.

- Loyd.

LOYD

- ¿Qué pasa ahora, Max? – pregunto con molestia al chico.

Max frunce el ceño y mira más allá de donde estamos.

- Tengo una sensación, Loyd. – habla. – Alguien está en problemas.

Frunzo el ceño con fastidio y resoplo.

- ¿Y porque carajos ayudaría a ese alguien?

- Deberíamos revisar, Loyd.

La insistencia de ese chico es sorprendente y a veces no lo soporto.

- Vale, vamos. – Max asiente y en menos de un segundo, tengo a un lobo castaño frente a mis ojos. – ¿Una carrera?

El lobo asiente con una mirada burlona y en menos de nada, ya nos encontramos corriendo por todo el bosque.

Después de correr varios kilómetros, llegamos a un lugar de mala muerte.

Es conocido por ser un lugar de masacre.

Lobos asechan estos territorios.

Sangres de lobo salvajes, mejor dicho.

- Esto no se siente bien. – murmuro mirando hacia una cueva, apartada.

Max niega con la cabeza, confuso.

- ¿Qué pasa?

El lobo comienzo a oler y suelta un aullido.

Pienso en marcharme ante mi pérdida de tiempo pero unos gritos interrumpen mi acción.

- ¡Mama! – un grito agudo llega a mis oídos. – ¡Julieta!

Max se adelanta y camina lentamente hacia la cueva.

- ¡Mama! – grita con más fuerza y Max lanza un aullido de advertencia.

Max ya está por entrar a la cueva, y observo una figura asomarse.

- ¡Ah! – escucho el niño antes de observar como Max se arroja encima de la persona.

Max se queda quieto y frunzo el ceño.

¿Por qué no lo ha matado?

Entro a la cueva, molesto y cuando la veo todo se detiene.

- Michelle. – susurro sin poder creerlo.

Ella no lucha y balbucea algunas palabras.

Creo que no quiere que lastimemos al niño.

Sus facciones se ven cansadas y antes de cerrar sus ojos, le escucho susurrar mi nombre con suavidad.

Es ella.

Elle.

Después de tanto tiempo, tengo la oportunidad de verla nuevamente.

Su cabello está más corto que antes y su cuerpo tiene más curvas.

Miro al niño y me tenso.

No puede ser su hijo.

No ha pasado tanto y ese niño se ve mayorcito como para ser su criatura.

- Yo tomo a Elle, tú toma al niño. – le ordeno a Max y este asiente, cumpliendo mis órdenes.

Salimos de la cueva y comenzamos a caminar hacia el campamento.

(..)

- Jezabel, ella está bien. – murmuro frustrado.

- Solo quiero verla. – responde molesta.

En cierta manera, se ve tierna y graciosa con esa enorme barriga.

Y eso que tiene unos pocos meses.

Drake sonríe complacido y golpeo su cabeza.

- Amor, deja de insistirle a Loyd.

Jezabel bufa, indignada y después escuchamos su voz a nuestras espaldas.

- ¿Hola? – sale de nuestra cueva, confundida. – Jonás.

Ese debe ser el nombre del niño.

- Él está bien. – contesta Jezabel con nostalgia.

- ¿Jez? – los ojos de Michelle comienzan a cristalizarse y corre hacia Jezabel, abrazándola con todas sus fuerzas.

Drake palidece y separa a Michelle de Jezabel con precaución.

- Cuidado con mi chica, gorda. – Michelle abre sus ojos, confundida y sorprendida.

- ¿Cómo? – pregunta y luego fija su mirada en el vientre abultado de Jezabel. – ¿Estas embarazada?

Jezabel ríe divertida y Drake sonríe.

- Sí, creo que ya he muerto. – susurra. – Ustedes están enamorados y tú estas sonriendo.

Michelle comienza a pellizcarse múltiples veces y todos reímos.

- Ustedes se odiaban. – señala a la pareja. – Wow, esto es tan confuso.

- Ven y come algo. – aconseja Jezabel. – Te contaremos todo una vez que comas y te hidrates.

- Jonás.

- Está bien. – contesto. – Está a salvo.

Michelle me sonríe y mi corazón comienza a latir.

Joder.

No sabía que ese órgano seguía siendo parte de mí.

Y me gusta saber que la razón de mi reacción sea ella.

La que tiene mi corazón.

Observo a mi lado como Max se me acerca y sé que no son buenas noticias.

- Nicholas me llamo, Loyd. – menciona.

Le miro, pidiendo que continúe y suspira.

- Viene por ti y no está solo. – habla lentamente.

- Estaremos preparados. – contesto sin importancia.

Hago un amago de caminar hacia Michelle y el me detiene.

- Loyd, joder. – toma un bocado de aire y luego prosigue. – Nicholas viene con el clan de sombras.

Oh, mierda. 

Almas Gemelas (A.G #1)Where stories live. Discover now