48. Mi prometido.

380 23 9
                                    

Narra Dawn.

No sabía como reaccionar a aquella llamada así que la ignoré, fingí durante todo el maldito día que nadie me había llamado, que no existía el teléfono.

Ahora bajábamos al comedor para cenar. Si algo había aprendido los últimos meses era que si no comía la gente empezaba a sacar conclusiones sobre mi estado de ánimo, por tanto, agarré una bandeja y me serví todo lo que pude a pesar de que no tenía hambre.

Mi táctica fue la siguiente; primero me senté en la mesa riendo a carcajadas por algo que había hecho reír a los demás, francamente, ni si quiera sabía que les hacía tanta gracia. Veía todo como desde una perspectiva distante, como si no estuviera realmente sentada en ese comedor con mis amigos.

Después, me dedico a tirar comida a Chris cada vez que dice una palabrota, costumbre que tengo realmente, no obstante, nunca desaprovecho tanta cantidad de comida en su vasto vocabulario.

Y finalmente le hago una seña a Homer para compartir con el las croquetas, que le encantan, y él distraído con la conversación se come más de la mitad de mi cena.

Satisfecha con el engaño, dedico el resto de tiempo en pensar que no debo pensar en la maldita llamada, hasta que la mano de Jared roza mi rodilla y yo reacciono apartándome bruscamente.

Tanto Jared como Lia se percatan del gesto pues eran los más cercanos a mí.

Me río por inercia.

-Yo... pensé que era un bicho- ahora es Lia la que se sobresalta.

-¿Bromeas? ¿Dónde?- añade sacudiendo la camisa de su uniforme. Jared suspira con la ceja ligeramente elevada.

-Salta a la vista que hoy estabas hambrienta- sin lograr entender a que se refiere, sigo su mirada hasta mi plato que está completamente vacío. Homer debe de habérselo comido todo.

-Ya, es que ha sido un día largo...

-Larga va a ser la charla que vamos a tener tú y yo- responde cortante mientras sonríe a Chris por algo que acaba de decir.

Cojo aire despacio tratando de mantener la calma. No quiero hablar con Jared sobre la llamada, hacerlo sería como aceptar que es real, y además, él se pondría como un loco.

Me levanto por impulso fingiendo sufrir un ataque de tos y así poder ir al servicio.

-Madre mía, Dawn, ¿estás bien?- pregunta Lia exaltada.

-Sí,sí, solo necesito beber agua, voy al baño...

-Tienes agua aquí, Trece- me ofrece Homer pasándome un vaso-. Toma.

Maldito Homer.

-Gracias pero... prefiero la del grifo, es más natural- y dicha esta ultima estupidez me abro paso entre los estudiantes que se dirigen a la salida y corro atropelladamente hasta el piso de arriba.

Soy consciente de que Jared no tardará en seguirme así que decido esconderme en el los servicios masculinos pues sé que aquí no vendrá a buscarme.

Necesito pensar.

Abro la puerta de uno de los baños individuales dispuesta a entrar cuando de pronto algo me agarra por el brazo.

-¿Se puede saber que haces?- pregunta él.

-Jared no tengo tiempo para esto, necesito...

-¿Entrar en un retrete para chicos?- me interrumpe acabando mi frase.

Permanezco en el sitio sin saber qué hacer o que decir hasta que no aguanto más y le abrazo.

Siento como sus brazos rodean mi cuerpo y es entonces cuando me percato de los temblores que sacuden este. La presión del pecho no me permite ni llorar ni hablar, ni tampoco moverme, como si todo lo que pudiera hacer sea quedarme quieta entre sus brazos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 20, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DescontroladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora