35. Dos chicos, una fiesta #MARATÓN

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Narra JARED

*LEER NOTA DEL FINAL*

Y lo siento de nuevo, estoy con ella. Sus finos labios se muestran delicados al tacto, sin embargo sus movimientos son apasionados y potentes. A los pocos segundos le agarro por la cintura y la siento encima de mí, de forma que se apoya con ambas rodillas en el suelo. Al principio noto como trata de evitar acomodarse del todo pero pronto mis manos van de sus caderas a su trasero así que se rinde y deposita su peso en mí.

Mis labios ansían su piel y recorren su mandíbula para acabar succionando la zona de su cuello, ella se estremece en el primer contacto y sus manos se aferran a mi pelo. Nuestras respiraciones son cada vez más agitadas y nuestros movimientos más intensos, su cadera se mece de adelante atrás gracias a que mis manos la impulsan así. Respira contra mi oreja, la cual acaba mordiendo y yo sospecho que solo para que no la oiga suspirar de esa manera.

No puedo dejar de tocarla, de intentar sentirla más y más, solo quiero que se pare el tiempo y no tener que pensar en las consecuencias. Una de mis manos intenta colarse debajo de su vestido, subiendo poco a poco por su muslo pero su cuerpo se echa ligeramente hacia atrás y un suspiro angustioso por su parte me dice que pare, que no puedo ir tan deprisa.

Y lo intentó, de verdad que lo hago, pero el movimiento de su figura sobre el mi cuerpo me puede, la silueta marcada por ese vestido negro me puede, escucharla gemir me puede y que no haya podido tocarla en casi un mes me puede. Ella me puede y las ganas también.

Mi mano derecha viaja por encima de la prenda desde sus caderas hasta su pecho y la mantengo ahí acariciándolo con delicadeza. Ella une de nuevo nuestros labios y me muerde el inferior juguetonamente y yo para contraatacar agarro el seno entre mis dedos, por encima del vestido puede sentir la forma de su sujetador.

-Jared- se separa un poco, lo suficiente como para que nuestros alientos no dejen de mezclarse.

-¿Qué pasa?

-Estás borracho.

-Y tú- contesto con una sonrisa.

-Mañana volverás a odiarme y te daré asco de nuevo- despega su pequeña complexión de mí y percibo como le tiembla el labio inferior al pronunciar cada palabra.

-Es...

-No, no hace falta que me expliques nada- mira hacia abajo avergonzada y puede que entonces se percate de como ha subido su vestido porque lo coloca bien al instante. Se muerde el labio pero no para provocar, está conteniendo la rabia, conozco de sobra ese gesto en ella-. Solo... Yo no quería hacerlo, vi a mi madre y...- las lágrimas no le dejan continuar, no puedo permitir que todo esto caiga sobre ella, que piense que esa es la razón por la que me he alejado-. Si hubiera sabido que todo iba acabar de esa manera... No sé ni lo que estaba pensando en ese momento pero yo no quería hacer daño a nadie, solo quería evitárselo a...

-Dawn, para- le interrumpo afectado-, no te he dejado de hablar por eso- su mirada se atreve a posarse en mis ojos por primera vez.

-Entonces... ¿Por qué me odias? No me mientas, Jared, no me trates como a una niña- sorbe la nariz y se levanta para echar a correr como puede al otro lado del pasillo. Yo la sigo, no sin algún que otro tropezón, y le sujeto del brazo con cuidado, ella me lo permite así que me armo de valor para cogerle ambas manos al mismo tiempo-¿Por qué haces esto? Ya está, ya lo has conseguido, te has aprovechado de mí, has hecho lo que has querido cuando estábamos allí sentados...

-No, Trece, yo no estaba apro...

-No me llames así, no quiero que vuelvas a hacer eso- me sorprende enormemente su reacción.

DescontroladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora