31. Hunter esconde algo

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Narra LIA

Estoy alucinando con los discursitos de generosidad y compasión que nos está soltando Homer cada día ¿Quién se cree que es para juzgarnos así? Todo tiene una razón de ser y él lo sabe mejor que nadie.

El plan no va bien, para qué mentir, Jared no quiere separarse de ella y alarga todo lo que puede lo evidente, que Dawn tiene que huir de aquí. No obstante, creo que hay soluciones menos drásticas e igual de efectivas, claro que a mí nadie me hace caso, piensan que soy retrasada y no me doy cuenta de nada, y puede que no sea precisamente la persona más inteligente del planeta pero cuando tengo corazonadas suelo acertar.

-Sospecho de Hunter, creo que es un topo o un infiltrado de quienes le persiguen a Dawn- ambos chicos me miraron durante unos segundos y volvieron a su conversación. 

Por tanto, me he visto obligada a actuar en solitario, cada vez es más frustrante que no me tomen en serio.

Además, la actitud de Chris me pone de los nervios, últimamente ni si quiera se molesta en llevarme la contraria o discutir conmigo, lo cual es un alivio, la verdad, pero me da qué pensar ya que parece que considera que ni si quiera merece la pena perder el tiempo con mi opinión.

Me salto la última clase, consciente de que el director iba a estar en ella debido a una charla pendiente sobre la mala conducta de nuestra clase.

Camino por los pasillos sigilosamente, a pesar de que no hay nadie, para que no me pillen fuera de clase. Mis zapatos negros reglamentarios resuenan por el espacio y llego a pensar que la verdadera razón para mandar vestir unos tan horteras es para oírnos cuando hacemos pira.

Llego a la entrada del internado donde detrás del alto mostrador aguarda la secretaría que habla animadamente por el móvil con alguien que dudo que tenga que ver con la institución. Tengo que conseguir ir hasta el despacho del director sin ser descubierta pero para eso es necesario pasar por delante de ella. Me planteo caminar agachada hasta la puerta pero me vería igualmente, estoy en blanco, sin ninguna idea.

-Eh- pego un bote al escuchar su voz y él me tapa la boca con rudeza para que no grite. Me giro de golpe poniéndome cara a cara con Chris.

-¿Qué haces aquí? No te he oído seguirme...- hace un gesto abarcando sus pies que solo están cubiertos por unos calcetines porque tiene los zapatos en la mano- ¿Qué...

-Por eso nadie te deja planear nada- bufa irritado-, ha sido más sencillo que seguir a un rinoceronte en una cacharrería- añade refiriéndose al estruendo que he debido hacer.

-Abuelo, ¿Puedes dejar de utilizar esos refranes tan anticuados?- pone los ojos en blanco en respuesta.

-Lela, ¿Puedes explicarme que narices haces escondida detrás de la mesa de la secretaría?

-¿Por qué iba a decírtelo a ti?- eso le coge por sorpresa y me mira directamente, sin embargo, aparto la vista enseguida.

-¿Y por qué no?- pregunta extrañado e iba a contestar cuando me interrumpe-¡Oh! Claro, has quedado con tu pareja para el baile porque no aguantaréis hasta entonces para perder la virginidad- ahora soy yo la que se queda helada.

-¿Cómo?- él se encoje de hombros conteniendo la risa-. Chris, esta vez te has pasado.

-Perdona, Lela, pero no te me eches a llorar- me alejo un paso con algo de dificultad por estar en cuclillas.

- Anda, vuelve a clase y déjame en paz- y al susurrar aquello me doy cuenta del temblor de mi labio inferior. El chico posa su mano sobre mi rodilla al tiempo que se acerca un poco más.

DescontroladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora