Capítulo 19

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A la mañana siguiente, se despertó tarde y contra su costumbre, no se levantó inmediatamente. Permaneció acostada, con expresión pensativa, observando el haz de luz que entraba por la abertura de la cortina y se reflejaba en el techo.

Sabía que era injusta por dejarle a su tío la tarea de preparar el desayuno, sobre todo porque ella había tenido libre el día anterior, pero su mente estaba confusa y necesitaba tiempo para aclarar su situación.

Desde que se había acostado la noche anterior había estado intentando comprender cuáles eran las intenciones de James Arbory. Sus emociones estaban demasiado influenciadas por el recuerdo de las caricias que la habían llenado de pasión y la habían hecho corresponderle y eso a pesar de que no había llegado mucho más lejos que en alguna otra ocasión ya que sir James se había detenido antes de poseerla, se había contenido sin perder el dominio de sí mismo y la había dejado frustrada y vacía, deseosa de satisfacción.

Todo aquello la había mantenido despierta en la madrugada.

En aquellos momentos, volvió a intentar poner en orden sus pensamientos, y decidió que el problema primordial era comprender por qué si James tenía una amante, intentaba seducirla a ella. No, no intentaba, en realidad, casi lo había hecho porque ella le habría entregado su virginidad.

Se tocó los labios al recordar la forma en que la había besado y su cuerpo se estremeció de deseo. Se volvió convulsivamente y se aferró a la almohada para olvidar el éxtasis y regresar a la realidad. ¿ Estaba sir James únicamente pasando el rato con ella ? ¿ Sería el tipo de hombre que perseguía a toda chica guapa que veía y, después de seducirla, dejaba de interesarse por ella ? ¿ En qué lugar encajaba Cynthia Marsden ?

Pandora llegó a la conclusión que a sir James le gustaba contar con una amante permanente, una que con su experiencia podría proporcionarle más placer erótico que una jovencita ingenua. Entonces, recordó que alguien le había comentado que la última sirvienta no había durado mucho, y se preguntó si también aquella muchacha habría caído víctima de los poderes de seducción del amo antes de que éste la despidiera.

La noche anterior, sir James había pasado la velada con su amante antes de seducirla a ella.

Había algo que no concordaba, porque con ella se había portado amablemente y se despidió con ternura. ¿ Pensaría descartar a Cynthia Marsden y convertirla a ella, a Pandora, en su nueva amante ?

Mientras los pensamientos revoloteaban en su mente, encontró varias razones para explicar el comportamiento de sir James, pero todas terminaban esfumándose a causa del noble desenlace de la noche anterior. Por fin se incorporó y se golpeó la cabeza con los puños.

Era inútil, ya no sabía qué pensar y sólo había conseguido confundirse más. Sólo el tiempo le daría la respuesta ... o la haría marcharse de Abbot´s Arbory. Sabía que no podría alejarse de sir James, estaba bajo su poder, igual que una mosca atrapada en una telaraña, y sabía que tarde o temprano terminaría derrotada.

Cumplió con sus obligaciones, como si fuese un autómata quedándose a menudo ensimismada, aunque, hasta cierto punto estaba alerta por si acaso se acercaba sir James. No le esperaba hasta la tarde porque había ido a inspeccionar la finca.

Jon Thursby la había llamado por teléfono para invitarla a salir y ella le dio un pretexto cualquiera para no aceptar. Bastantes problemas tenía para encima verse obligada a soportar al veterinario con sus ganas de estrechar la amistad.

- ¿ Te he hecho algo que te haya molestado, Pandora ? -le preguntó Jon en tono preocupado.

- Por supuesto que no ... pero no estoy segura de cuándo voy a tener un día libre, ahora que han empezado los preparativos para el Baile de las Rosas.

Apasionada PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora