Capítulo 17

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La vida de Abbot´s Arbory continuó sin contratiempos en ausencia del amo, pero parecía faltar el alma de la casa.

Pandora y el tío Charlie se levantaban más tarde y comían a la hora que les convenía, en vez de seguir el horario acostumbrado. La chica no tenía que mantenerse alerta para evitar encontrarse con sir James. Tenía más tiempo libre y lo aprovechó para pasear por el parque con los dos perros. Prefería aquello a ir a las caballerizas donde sabía que se iba a encontrar con Tom Langley.

Le molestaba perderse el placer de ver a los caballos por culpa de la insistencia de Tom, aunque por otra parte le era agradable estar sola después de haber vivido en constante compañía en la universidad. Allí compartía una habitación con otra chica, de modo que la soledad de que disfrutaba en la finca le resultaba algo nuevo y agradable.

Sin embargo, su intento de no ver a Tom Langley resultó inútil. El iba a buscarla a casa, la esperaba en la cocina, hasta que ella aparecía. No podía deshacerse de él con insinuaciones ni con franca grosería. El muchacho no se desanimaba y la invitaba constantemente a ir al cine. Ella decía que no podía ir, y él pensaba que era por capricho y que al final accedería.

Pandora salió otra vez con Jon y se lo pasó muy bien porque él, con mucho tacto,, se abstuvo de mencionar que ella le gustaba. Aceptó acompañarle a Broxford, donde practicaba sus intervenciones quirúrgicas, para ver a los animalitos recién operados.

Después de las operaciones, fueron a casa de Jon y se sentaron junto al fuego de la chimenea a comer unos deliciosos pastelillos acompañados de unas tazas de cacao, mientras escucharon algunas grabaciones de música clásica que tenía Jon. Pandora pasó un rato agradable, aunque sin considerarlo nada especial, ya que aquello solía hacerlo a menudo con sus amistades. Quizá para Jon significó algo más y, aunque no lo comentó con nadie, el hecho se convirtió en la comidilla de la localidad. Como era un pueblo en el que todos se conocían, no tardó en propagarse la noticia de que la nueva sirvienta de Abbot´s Arbory, indudablemente de dudosa moralidad, había pasado varias horas sola, por la noche, con el veterinario.

Desde luego, nadie habló del tema delante de Jon y a Pandora nunca se le había ocurrido que pudieran hablar mal de ella, hasta que Langley se enteró y se presentó, lleno de furia, en la cocina.

- ¿ Es cierto que sales con el veterinario ? -preguntó.

- ¿ A qué te refieres ? -dijo ella de mal humor.

- No te hagas la tonta. ¿ Te gusto o qué ?

- No especialmente -respondió, colocando unos platos en la alacena.

- Entonces, ¿ por qué sales con él ?

- Porque quiero, por supuesto -como no quería discutir, añadió-: Me pareció interesante acompañarle a hacer sus visitas para ver qué tipo de trabajo desarrolla un veterinario de la campiña.

- Podía haberle pedido el coche a mi padre y haberte llevado a pasear, si era eso lo que querías -gritó Tom airadamente.

- No habría sido lo mismo -dijo Pandora.

- Según tú, no. Sé muy bien por qué le hacer compañía. Pertenece a lo que llamamos la clase de los profesionales y sales con él por lo que puedas conseguir. Vosotras las chicas de la ciudad sois todas iguales ... les hacéis compañía al tonto que gaste más dinero en divertiros.

- ¡ No es cierto ! -replicó, indignada.

Siempre se había sentido orgullosa de no hacer caso de la diferencia de clases.

- ¡ Demuéstramelo ! Sal conmigo como lo haces con el señor Thursby.

- Ya que parece ser la única forma de que te convenzas, lo haré -replicó sin pensar y al ver que Tom sonreía maliciosamente se dio cuenta que había caído en la trampa.

Apasionada PandoraWhere stories live. Discover now