Capítulo 37: ¿Cita?

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Mierda.

Es la única palabra que mi mente es capaz de procesar en este momento.

Y como si las cosas no pudieran ponerse mejor, entra Travis en escena, sujetando un montón de bolsas y gritando a pleno pulmón:

-De todas las chicas de este mundo, me tenía que tocar a mí a la que no le gustan las compras. ¡A mí! Maddy, a este paso no se si nos vamos a poder casar...

Le hago una mueca para que se calle, y se detiene de golpe en medio de la frase. Sus mejillas se tornan ligeramente coloradas cuando ve la situación en la que se ha metido.

Ah, y también porque medio centro comercial está observandole.

Brooke le mira con los ojos abiertos, aunque después del examinar detenidamente al chico de los pies a la cabeza, cambia su cara a una demasiado melosa para mi gusto. Vamos, ¿en serio? ¡Su prometido está ahí delante!

Dean, por su parte, le mira con una ceja alzada y cara de pocos amigos.

-¿Podemos hablar? -dice tras un eterno minuto, apartando sus ojos de mi vecino y dirigiendolos a mi.

Asiento lentamente, aún mirando de mala manera a la rubia, que se come con los ojos a Travis. Este, se rasca la cabeza, visiblemente incómodo.

Sigo a Dean unos metros más allá, apartados de los otros de tal forma que no puedan escucharnos. Antes de que el chico pueda pronunciar palabra, estallo.

-¿Cómo narices se te ocurre Dean? ¡Ir a la boda de mi hermano! -le grito, sintiendo como la ira me recorre todo el cuerpo- Y encima ir acompañado de... Ella. Eres un jodido...

-Imbécil -dice, rodando los ojos e interrumpiendome- Si, ya lo sé Madison, no haces más que repetirmelo últimamente.

-¿De qué hablas? -pregunto, cada vez más molesta.

-Tenemos una cita increíble, y después te echas a llorar sobre él, pasas de mí, no contestas mis llamadas, pero yo soy el imbécil, por ir con Brooke a una boda.

-Oh, perdona, es verdad, que tonta de mí. Se me olvidó que a pesar de que mi casa está totalmente destruida debía preocuparme por salir contigo, besarte y contestar tus estúpidos mensajes de: "te echo de menos", para después soportar ver cómo cada noche te vas y compartes la cama con tu futura prometida. ¡Perdoname, por favor, que clase de horrible persona soy! -digo, intentando remarcar todo lo que puedo el sarcasmo de mi voz.

-Podrías haber acudido a mí, sabes que tengo dinero de sobra, podría hasta comprarte un nuevo apartamento...

-¡No me importa tu jodido dinero! ¿Es que no te das cuenta? No quiero un nuevo piso, ni que pagues el arreglo de mi casa, ni nada de lo que tu estúpido dinero pueda comprar. -digo cerrando los ojos fuertemente, mientras niego con la cabeza.

No puedo creer lo poco que me conoce, después de todo lo que hemos compartido.

-¿Y entonces qué es lo que quieres? -pregunta, frunciendo el ceño, luciendo molesto.

Bufo, sorprendida.

-Alguien que me quiera, de verdad.

-Yo te quiero... -le corto antes de que pueda decir alguna tontería más.

-Y que me lo demuestre -digo, pero ya no enfadada, no, dolida.

Dolida y sintiendome una completa idiota, porque a pesar de todas las veces que me he repetido a mi misma que era hora de pasar página, no he sido capaz, y vuelvo a cometer los mismos errores una y otra vez. Si Dean realmente me quisiera tanto como dice, no estaría prometido. Pero la triste realidad, es que le importa más su dinero que yo.

Cuando El Otoño LlegaWhere stories live. Discover now