Capitulo 19: Plan M

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Después de arrastrar a mi vecino hasta mi habitación y dejarle tumbado en mi cama, camino hasta la cocina restregandome los ojos.

¿Qué narices acaba de pasar? Travis me ha besado.

Bebo un vaso de agua y me pongo a fregar los platos en un intento de distraerme, pero mis pensamientos no quieren dejar de rememorar la escena ocurrida antes.

Al girarme, me encuentro de nuevo con la caja blanca. Mis ojos vuelven a aguarse y no hago nada por evitar que las lágrimas salgan de mis ojos. Estar sola en mi cocina hace que sea un poquito más fácil llorar, mucho más que delante de mi amiga.

Me quedo ahí, quieta, mirando hacia algún punto en el infinito mientras suelto lágrimas silenciosas, que ruedan por mi cara para después estrellarse contra mi camiseta.

Parece que desde que Dean, Mason y Pali volvieron de Miami, la vida vuelve a reirse de mi. Antes puede que fuera aburrida, que apenas hablara con nadie o que no saliera de casa, pero, a mi modo, era feliz. Había encontrado la estabilidad.

Pero ahora, ya no se qué está bien y qué está mal con mi vida. Todo parece un batiburrillo de cosas mezcladas, que no tienen ni pies ni cabeza, y hacen que me sienta abrumada.

No soy una chica fuerte, nunca lo he sido. Simplemente aparentaba, de esa forma todo era más fácil. Y ahora... ahora me toca enfrentarme a demasiadas cosas que no se como resolver.

Sin darme cuenta, me he ido resbalando hasta quedar sentada en el suelo, con la espalda pegada contra la encimera, mis piernas encogidas contra mi pecho y una de mis manos cubriendo mi boca.

-Maddy... No llores -Travis aparece tambaleante por la puerta de la cocina.

Inmediatamente, limpio mis lágrimas y me levanto. Camino hacia él mientras niego con la cabeza.

-No, Travis, estoy bien -le digo forzando una sonrisa- Vuelve a dormir, lo necesitas.

-No me gusta que llores.

Su tono es mucho más firme que antes, pero sus movimientos temblorosos y escasos de equilibrio me dicen que el alcohol sigue haciendo efecto sobre él.

-No estoy llorando -miento e intento conducirle a la habitación.

Después de varios intentos, consigo que el chico se tumbe de nuevo en la cama. En cuestión de segundos se queda dormido completamente.

En el salón, preparo el sofá con algunas mantas y almohadones y me tumbo yo también. Enseguida, todo el cansancio del largo y horrible día me pesa, y no tardo en caer dormida.

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POV DEAN

-Brooke, no te pongas así -digo mientras ruedo los ojos.

-¡Cómo que no me ponga así! ¡Quieres atrasar nuestra boda! -exclama ella histérica, mientras se pasea a lo largo de todo mi salón.

Me dedico a observarla desde mi cómodo sitio en el sillón. No es la primera rabieta que monta, todo lo que no está perfecto es como un maldito drama en su vida.

-Solo unos meses -contesto con calma, y le doy un trago a mi cerveza.

-¿Aún me quieres? -pregunta acercandose a mi, hasta sentarse sobre mis rodillas.

Asiento ligeramente con la cabeza.

-Sabes que sí, cariño.

Sonríe complacida y se pone en pie de un salto.

-Genial. Recuerda la fiesta de esta noche, vendré a recogerte.

Sin darme tiempo a contestarle sale de mi casa dando un portazo. No puedo evitar dejar escapar un suspiro y me llevo los dedos índice al puente de la nariz, masajeando delicadamente para intentar quitar el dolor de cabeza que me produce su voz.

Cuando El Otoño LlegaWhere stories live. Discover now