Capitulo 32: ¿Celosa? ¿Yo?

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-Le presento a mi amigo Dean -digo, con una falsa sonrisa en mi cara.

Después de que me saludara, la abuela de Travis se acercó a mi y me habló varios minutos sobre su nieto; entinces reparó en que yo no estaba sola, y preguntó por mi "apuesto acompañante". Yo sigo buscando una forma de desaparecer de aquí, sobre todo porque la anciana sigue pensando que su nieto y yo estamos juntos.

-Pasad, pasad. Os daré la mejor mesa -dice amablemente, y nos conduce hacia una mesa en una esquina, justo al aldo de un ventanal.

La decoración ha cambiado desde la última vez que estuve aquí; los adornos de navidad han sido remplazados por distintos tipos de flores, que hacen del lugar un sitio encantador.

-¿Te gusta la nueva decoración, Madison? -me pregunta la señora Jefferson - Está simulando la primavera, ¡no puedo esperar a que llegue!

-Es genial -contesto, con sinceridad.

Un pitido interrumpe el siguiente comentario que esta iba a decir. Mira su reloj y se limpia las manos en el delantal que tiene colgado de la cintura.

-Bueno, cielo, os dejo. Voy a ir un rato al hospital. Pero descuida, os dejo en manos de mi mejor camarera. Se llama Jane, era la mejor amiga de mi nieto cuando eran pequeños. Confío en que no os va a decepcionar -dice guiñandome un ojo.

Segundos después, una chica alta, de pelo castaño y ojos verdes, y con un cuerpo digno de cualquier chica de revista se acerca a nuestra mesa, con una agradable sonrisa de dientes blancos y perfectos. Nos toma nota, y, cuando se va, hasta a Dean le cuesta despegar la vista de ella.

Frunzo el ceño, ligeramente molesta. Prefería a la señora Jefferson.

Esperamos la comida en silencio, yo demasiado ocupada pensando en esa chica y en la poca gracia que me hace tenerla como camarera, y Dean metido en lo que sea que él esté pensando. Cuando Jane vuelve, gruño un poco por lo bajo.

Deja la comida y le guiña un ojo a Dean. ¡Como si yo no estuviera delante! El muy idiota le contesta con una sonrisa. Le fulmino con la mirada, pero al parecer él solo tiene ojos para la guapa camarera.

-Gracias -suelto bruscamente.

Me ignora olímpicamente y se sigue comiendo a Dean con la mirada. Ojalá tuviera aquí uno de mis bolis, se iba a enterar esa de lo que es bueno... Cuando por fin se va, intento hacerle algún mal con mi mente, pero nada, mis poderes no quieren desarrollarse.

-Si quieres me voy y os dejo solos -le digo/gruño a Dean, que de una vez me mira y me hace cado.

Él levanta una de sus cejas y esboza una sonrisa de lado.

-¿Estás celosa, Madison Williams?

-¿Celosa? ¿Yo? ¡Já, más quisieras!

El chico se ríe con su risa melodiosa, mientras yo me dedico a fruncir el ceño.

¿Yo, celosa? ¿De esa chica perfecta que parece sacada de una revista al lado de la cual no soy nada? No, definitivamente, no.

Le doy un sorbo a mi batido de chocolate, mientras que Dean le hinca el diente a su hamburguesa. Porque sí, el niño tiene un estómago demasiado grande.

-Bueno, ¿de qué querías hablar, exactamente? -le pregunto, volviendo al tema por el cual estamos compartiendo una comida.

Se toma su tiempo antes de contestar. Deja la hamburguesa de nuevo en el plato y se limpia las manos. Después, pasa una mano por su nuca, como hace siempre que está nervioso. Por último, fija su mirada en mi.

Cuando El Otoño LlegaWhere stories live. Discover now